El turismo uruguayo se resiente por la situación económica en Argentina
La actividad turística en Uruguay será la gran afectada por la caída de visitantes argentinos en los próximos meses, como consecuencia de la actual situación económica en Argentina. El peso argentino acumula una depreciación de algo más del 100%, lo que ha hecho que el peso uruguayo se aprecie un 35% en términos reales.
En su informe Situación Uruguay, presentado a finales de 2018, los economistas de BBVA Research, Gloria Sorensen, Juan Manuel Manías y Adriana Haring ya anunciaban una caída de la economía local para el nuevo año, debido al enfriamiento del consumo, la falta de dinamismo en la inversión privada y la caída de las exportaciones como consecuencia de la sequía.
Si bien la economía de Uruguay ha mostrado en los últimos años una notable reducción en la vulnerabilidad externa, diversificando exportaciones y sus destinos, prefinanciando sus compromisos de deuda en un horizonte de 12 meses e incluso reduciendo la dependencia del petróleo que se importa en su totalidad, el turismo es la actividad más vulnerable ante la evolución económica de Argentina.
Por cuestiones de cercanía y preferencia, el turismo en Uruguay tiene una fuerte predominancia de visitantes argentinos, que suman el 60% del total de visitantes y generan gastos por un 2,7% del PIB. El ingreso neto de Uruguay (descontado turismo emisivo) llegó al 2,1% del PIB en 2017 y se estima que se ubique en 1,9% del PIB en 2018 tras el buen inicio de año.
La temporada turística se verá afectada por la devaluación en Argentina. El peso argentino acumula una depreciación de algo más del 100% en el año (y una inflación cercana al 48% en igual período), que llevará a que el peso uruguayo se aprecie en términos reales un 35% respecto del peso argentino, en niveles muy cercanos a los de 2002 post -evaluación argentina, lo que encarece a Uruguay como destino turístico de los argentinos.
Esta caída en el sector turismo, se verá reflejada en la menor contribución en el sector externo a la actividad que se conjugará con una desaceleración del consumo y un débil desempeño de la inversión. La previsión de crecimiento es de 1,3% para 2019.