El teletrabajo: ¿la nueva normalidad pos COVID-19?
De todos los cambios y transformaciones que traerá consigo la pandemia de COVID-19, redefinir patrones laborales como el lugar y las condiciones en las que trabajamos, son algunas de las consecuencias que más rápidamente veremos materializarse. En este contexto, el teletrabajo es uno de los grandes protagonistas de la transición hacia la normalidad laboral poscoronavirus. ¿Es esta crisis sanitaria el detonante hacia el tan esperado nuevo modelo de trabajo que han vaticinado los expertos en las últimas décadas?
Tras un parón económico simultáneo en la mayoría de países del planeta, las economías de todo el mundo se preparan para retomar la actividad laboral en una nueva era pos-COVID-19. Según el informe mensual de monitoreo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la crisis de COVID-19 está afectando de alguna manera (en abril de 2020) a unos 3.300 millones de trabajadores en todo el mundo.
Aproximadamente un 81% de la fuerza laboral mundial ha resultado directamente perjudicada por las medidas de confinamiento según la OIT. - Pixabay
Además de las personas que han perdido su empleo por un cese de la actividad económica sin precedentes, la OIT destaca el riesgo que corren y han corrido muchos otros trabajadores que, por la naturaleza de sus tareas, ha tenido que trabajar en un contexto de riesgo sanitario sin precedentes. Sin embargo, habría además un tercer sector de trabajadores: el de aquellos que sí han podido continuar con su actividad laboral gracias a las herramientas de comunicación y gestión que han permitido sustituir oficinas por sus domicilios particulares.
Medidas de urgencia y oportunidades para digitalizar el trabajo ante la crisis de la COVID-19
Un informe de la consultora Deloitte publicado en marzo de 2020, destaca cómo la resiliencia o capacidad de adaptación de las empresas está actuando en el contexto de la epidemia de COVID-19 como un filtro decisivo para diferenciar cuáles podrán superar esta crisis y qué organizaciones se quedarán por el camino. En BBVA, por ejemplo, el 95% de los empleados de servicios centrales están trabajando desde casa y el 71% de la red de oficinas también, sumando un total de 86.000 empleados trabajando en remoto como respuesta a la pandemia, tal y como refleja la presentación de resultados del primer trimestre de 2020.
Además del sitio al que acudimos, el trabajo es aquello que hacemos y, por tanto, las empresas que han afrontado esta crisis con un ecosistema de recursos virtuales, unas normas culturales bien definidas y una organización ágil, han podido traducir esa actividad a la esfera online e implementar así la dinámica del teletrabajo de forma relativamente sencilla, según concluye el citado informe. En una encuesta del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) realizada en abril a trabajadores estadounidenses, el 34% respondieron que estaban trabajando en remoto a consecuencia de la crisis y aproximadamente el 15% confirmó que ya lo había hecho antes de la pandemia. Por tanto, cerca del 50% de la fuerza laboral estadounidense podría estar ya trabajando desde casa.
Según la organización Global Workplace Analytics (GWA por sus siglas en inglés), cuanto más tiempo nos fuerce la situación a trabajar desde casa, mejor seguiremos las nuevas rutinas laborales y, por tanto, más fácilmente se asentará el teletrabajo una vez superada la crisis sanitaria. Según Kate Lister, presidenta de GWA, “entre el 25% y 30% de la fuerza laboral trabajará desde casa varios días a la semana para finales de 2021”.Como contrapunto, una encuesta reciente de la consultora Tyto PR sugiere que las medidas de trabajo en remoto no son suficientes, pues en Reino Unido, solo un 14% de los empleados de oficina de este país han recibido orden de trabajar desde su hogar a tiempo completo, frente al 52% que expresó su preferencia por hacerlo. Además, solo el 41% de los trabajadores de oficina en Reino Unido confía en que su empresa sea capaz de proveer la infraestructura tecnológica necesaria para trabajar desde casa de manera productiva.
GWA estima que más de 75 millones de empleados podrían estar trabajando desde casa antes de que termine la crisis, algo que los expertos predicen como un punto de inflexión definitivo. - Imagen: Unsplash
En función del análisis de datos que GWA hace de la encuesta del Servicio Comunitario Americano (ACS, 2018), el teletrabajo regular ha crecido un 173% desde 2005 y el 43% de los empleados trabajan en remoto con cierta frecuencia (tal y como indican los datos del informe Gallup de 2016 sobre el estado del trabajo en Estados Unidos).
Los datos analizados por Global Workplace Analytics indican, además, que el 56% de los empleados tiene un trabajo en el que al menos parte de sus tareas se pueden hacer desde casa. Algunos estudios científicos han confirmado además que los escritorios de las oficinas están vacíos entre un 50% y un 60% del tiempo a lo largo de la jornada laboral. Por otro lado, los trabajadores no necesitan estar en su escritorio para identificarse con la empresa, tal y como concluye un estudio publicado en la revista ‘Organization Science’. Como contrapunto, algunos investigadores han demostrado que los equipos humanos de trabajo presencial funcionan mejor que los virtuales en las tareas más creativas.
Según la organización Brookings, hasta ahora las predicciones de los expertos sobre la implantación del teletrabajo habían sido demasiado optimistas, pues la tendencia general ha sido más lenta de lo esperado. No obstante, el reto de administrar una fuerza laboral en remoto no es menor, tal y como explican las analistas de Brookings Katherine Guyot e Isabel V. Sawhill. Entre los desafíos del teletrabajo, el aislamiento profesional puede ser un riesgo para el bienestar personal e interferir en el desarrollo profesional de los trabajadores. Además, los efectos sobre la productividad a largo plazo son, en sus propias palabras, todavía inciertos.
El trabajo en remoto: la dinámica sostenible que ha venido para quedarse
Los trabajadores ya demandaban mayor flexibilidad para trabajar desde casa antes de la crisis, según datos de GWA. Este experimento forzoso del coronavirus servirá para que los directivos pierdan el miedo a la normalidad virtual y comprueben empíricamente la relación del teletrabajo con la eficiencia y la productividad. En paralelo, en aquellos trabajos compatibles, trasladar la actividad a la esfera virtual será también una cuestión reveladora en materia económica: ¿cuánto ahorra una empresa en la que los trabajadores están en casa en vez de en la oficina? Según el estudio llevado a cabo por GWA, el ahorro promedio en inmuebles con teletrabajo a tiempo completo es de 10.000 dólares (9.172,88 euros) al año por empleado .
Las mecánicas de trabajo presencial y con jornadas de ocho horas, cinco días a la semana, imponen además dinámicas de vida y rutinas que implican vivir en áreas metropolitanas, o cerca de las mismas, y recorrer distancias muy amplias cada día en diferentes medios de transporte, con la consecuente incidencia sobre el medioambiente de estos patrones de conducta en miles de millones de personas en todo el mundo. ¿Es entonces el teletrabajo el compromiso más firme con la sostenibilidad por parte de las empresas? Según datos de Global Workplace Analytics, como consecuencia de los atascos, la economía estadounidense pierde un total de 78.000 millones de dólares (71.550 millones de euros aproximadamente). Además, los embotellamientos de tráfico producen 26 millones de toneladas adicionales de gases de efecto invernadero en Estados Unidos. Según la empresa Sun Microsystems, que sus empleados participasen en un programa de trabajo flexible evitó la producción de dos toneladas métricas de emisiones de gases de efecto invernadero por teletrabajador en un año.