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Arte,cultura y espectáculos Act. 06 nov 2018

El teatro se hace música

Georges Aperghis nace en Atenas en 1945 en una familia de artistas y vive en París desde que instala allí su residencia en 1963. Su obra se caracteriza por la investigación y búsqueda del sentido y evolución de los lenguajes, y por la fusión entre música y teatro.

Fotografía de Georges Aperghis, premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento

Sus composiciones, ya sean instrumentales, vocales, teatrales o mixtas en las que interviene la informática musical (CAO), exploran las fronteras de la percepción e interrelación, creando ilusiones perceptivas entre las distintas disciplinas. En su repertorio podemos encontrar obras para instrumentos solistas, música de cámara, obras vocales, orquestales y óperas, en su mayoría inspiradas en el texto y en el teatro.

En sus inicios se interesa en el serialismo, en la música concreta (Pierre Schaeffer y Pierre Henry), así como en las vías abiertas por Xenakis. Pero la obra de Aperghis no se puede relacionar con ninguna de las estéticas dominantes de la creación musical contemporánea,y se caracteriza por un dialogo con otras formas de arte y por un acercamiento al otro, ya sea espectador ya sea intérprete. Esta alteridad se combina con una incesante innovación al integrar en sus espectáculos máquinas, autómatas, robots y ordenadores.

Imagen de Georges Aperghis, Premio Fundacion BBVA Fronteras del Conocimiento_Foto de XAVIER_LAMBOURS_

Georges Asperghis en su estudio (Fotografía de Xavier Lambours)

Desde 1997 trabaja con el ATEM (Atelierde Théâtre et Musique) de Bagnolet, grupo de actores e intérpretes creado por él mismo y su esposa, la actriz Édith Scob, que participan plenamente en el proceso de creación de sus espectáculos. Como el propio Aperghis indica, muchas de sus obras surgen en los ensayos combinando, fragmentando, transformando y superponiendo ideas musicales y acciones teatrales, y viceversa. A partir de los años noventa incorpora también la danza y las artes visuales a su obra.

Los principales grupos de música contemporánea europeos —Ictus, Klangforum Wien, Remix, Intercontemporain, Vocalsolisten— han establecido y desarrollado una relación de trabajo con Aperghis a través de encargos y producciones que han integrado en su repertorio. En 2000 recibe el Premio SACEM ala mejor obra del año por Machinations, en 2011 el Premio Mauricio Kagel y en 2015 el León de Oro de la Bienal de Venecia, además de este Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento.

Imagen de partitura original de Les sept crimes de l’amour, de Georges Aperghis, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento

Detalle del manuscrito original de Les sept crimes de l’amour, de Georges Aperghis.

Aperghis toma y personaliza una vía fundamental de ramificaciones múltiples en la composición musical actual abierta, entre otros, por compositores como Stockhausen (Inori), Ligeti (Aventures y Nouvelles aventures) (música escénica), Mauricio Kagel (teatroinstrumental neodadaísta) y, en cierto modo, Helmut Lachenmann o Gerard Grisey, que rompen con el imperio de los sistemas en los que, como escribiría este último, «el mapa era mucho más importante que el propio territorio», el sistema era más dominante que el propio sonido, que su energía, su ADN o las emociones que contenía.

Aperghis no ha cesado de reinventar su propio lenguaje, convirtiéndose en un artista de su tiempo que ha sabido fusionar en su obra distintas dimensiones de la creación contemporánea, dejándose influenciar por otras artes que le han permitido abrir vías expresivas, visuales, escénicas, lumínicas, informáticas y temporales que hacen de su obra la obra total, donde desde la macroforma hasta las mínimas figuras rítmicas o expresivas crean un contrapunto de dimensiones múltiples que permiten al espectador navegar y perderse en un universo de emociones no solo sonoras.

Invierto tiempo en ensayar las obras, en las que puedo perderme y encontrarme otra vez a mí mismo con los intérpretes — Aperghis

La singularidad de Apherghis reside en la utilización de una lógica no lineal, de un pensamiento rizomático (Deleuze y Guattari); es decir, en la aplicación de un modelo compositivo en el que la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica, sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro, tanto en la concepción como en la evolución y transformación de otros elementos de la estructura sin importar su posición recíproca.

La ausencia de centro del rizoma es una característica de particular interés en la filosofía de la ciencia y de la sociedad, la semiótica y la teoría de la comunicación contemporáneas que Aperghis extiende también a la música. En este sentido podemos citar el planteamiento de L’origine des espèces (1993), donde el proceso creativo y formal responde a la evolución y recorrido de la vida desde los protozoos hasta el hombre.

El tratamiento y modificación de fonemas es una de sus principales preocupaciones. Six tourbillons (1989) o Machinations (2000) son obras representativas de su interés en mostrar y modificar el contenido expresivo de cada fonema, tocando los orígenes del lenguaje en conexión con las emociones y gestualidad, llegando a las fronteras de su transformación, virtuosismo y combinatoria, tanto por la fragmentación y reorganización del texto como por la modificación de su sentido.

Esta metamorfosis llega a sus límites en Machinations, donde la intervención de la CAO (composición asistida por ordenador) le permite aplicar la síntesis granular a la voz a través de muestras numéricas de esta, gracias, por así decir, a una metafórica microcirugía vocal, al combinar y densificar al infinito minúsculas partículas de consonantes, vocales, gemidos, gritos… junto a las propias consonantes, vocales, fonemas, palabras y frases que reunidas crean una bella y amplia politemporalidad vocal.

En Aperghis la musicalización de las otras disciplinas, menos abstractas que la música (teatro, imagen, espacioescénico…), se realiza a través de un lenguaje musical preciso: no se trata de una simple puesta en escena teatral, sino de una partitura puesta en escena gracias a movimientos, acciones, gestos, densidades, etc., escritos con extrema precisión rítmica en el tiempo y en el espacio que transforman la percepción de lo que llamamos concierto.

Esta forma de concebir su obra contribuye a una renovación de la interpretación, de la escucha y de la producción del espectáculo que permite evolucionara cada uno de estos actores en sus correspondientes papeles.