El riesgo soberano en la eurozona y su tratamiento en la regulación bancaria
La dinámica de la deuda pública ha sido uno de los temas más analizados desde que comenzó la crisis financiera en 2007. Este episodio trajo consigo un fuerte aumento en los niveles de deuda pública. Pilar Soler, de BBVA, explica la dinámica de la deuda pública en los últimos años así como la relación entre los sectores soberano y bancario.
La crisis griega alimentó el debate sobre la deuda pública y su consideración como activo libre de riesgo. Por primera vez, un soberano europeo no pudo hacer frente al pago de su deuda emitida en la moneda común y una parte importante de las pérdidas las asumió el sector bancario, abriendo así un debate sobre la relación entre los sectores soberano y bancario y sobre el tratamiento de la deuda pública en los balances de estas entidades.
¿Cuál es la relación entre el riesgo soberano y el riesgo bancario?
Los bancos han sido tradicionalmente grandes inversores en deuda pública y existen dos vías principales de posible contagio entre un sector y otro:
- Por un lado, la deuda pública es un activo fundamental para los bancos, tanto para la gestión de riesgos (por su consideración como un activo libre de riesgo) como para el cumplimiento de requerimientos regulatorios o para el desarrollo de las operaciones de política monetaria.
- Por otro lado, tradicionalmente existe una garantía implícita del gobierno a los depósitos bancarios, lo que presupone que la mala situación en un banco afectaría al soberano. Aunque los fondos de garantía de depósitos se cubren con aportaciones privadas de los bancos, las cantidades necesarias para asegurar la confianza del público hacen que en la práctica sea necesaria esta garantía gubernamental (implícita o explícita) aunque luego estos fondos se recuperen a través de contribuciones de los bancos.
¿Qué medidas se barajan para gestionar esas vías de contagio?
Normalmente se liga la tenencia de deuda pública por parte de los bancos con el tratamiento regulatorio especial que se basa en su consideración como activo libre de riesgo. Así, la deuda pública emitida y financiada en moneda doméstica recibe una consideración privilegiada tanto en el marco de riesgo de crédito, como de mercado y liquidez.
Desde hace ya algunos años, se está estudiando la posibilidad de cambiar ese tratamiento para limitar la exposición y posible contagio entre los bancos y el soberano. Sin embargo, no se ha conseguido llegar todavía a un acuerdo sobre qué medidas exactas podrían adoptarse.
Probablemente, aquellas opciones que tienden hacia la diversificación manteniendo una cierta flexibilidad para las entidades sean las que mejor consigan lograr los objetivos limitando los posibles efectos adversos de esta clase de medidas.