El nuevo rumbo climático del BCE de Christine Lagarde
El anuncio de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, de una revisión de la estrategia de política monetaria, ha colocado a la sostenibilidad como una de sus prioridades. Se introduce así como un elemento crítico a tener en cuenta en el futuro financiero de la Unión Europea, que da sus primeros pasos firmes para afrontar la emergencia climática.
Y es que no son sólo los reguladores. Desde BBVA, Emilio Martín-More, director de Sostenibilidad, considera que “tanto el sector inversor como el sector privado, y especialmente las multinacionales, son conscientes de ello; hace unas semanas era Larry Fink, CEO de BlackRock, la mayor gestora del mundo, quien avisaba que evaluarán sus inversiones atendiendo también a la propia política de sostenibilidad de las empresas. En la misma línea, BBVA ha anunciado que, en su estrategia 2020-2024, la sostenibilidad pasa a ser un componente esencial, con la acción climática y el crecimiento inclusivo entre sus prioridades”.
La pasada cumbre del Clima, la COP25, celebrada en España bajo la presidencia de Chile, se coronó como la primera edición que dio un espacio inédito a los ministros de Finanzas de todo el mundo y a los principales directivos de entidades bancarias. Europa, que a través del Pacto Verde Europeo, selló a final de 2019 su compromiso con un cambio de rumbo hacia finanzas más sostenibles, lidera los esfuerzos por los negocios responsables, mientras la ONU tiene en marcha su iniciativa UNEP FI, una alianza de las Naciones Unidas con el sector financiero con el objetivo de ajustar su actividad conforme al Acuerdo de París y con la vista puesta en alcanzar los ODS. No es raro, por tanto, mientras que todo el sector calienta motores, y el Foro de Davos ensaya un enfoque similar, que el Banco Central Europeo (BCE) quiera ir ya un poco más lejos.
A finales de enero, el BCE anunciaba una revisión en la estrategia de política monetaria. Christine Lagarde señalaba que uno de los pilares de este nuevo rumbo será la sostenibilidad medioambiental. La presidenta Lagarde centraba el tema en su discurso, siguiendo así el trazado del Green New Deal. “Es raro encontrar algún gobierno o entidad que transite más allá del medio plazo”, explica Pablo Gil Gómez, estratega de mercados de XTB. Ello pese a que la urgencia apela al corto.
Para el economista Gil Gómez, también director de la escuela de inversión Método Trading, el discurso es indefinido. “Viene a decir que cada vez hay más impacto desde el punto de vista climático en el desarrollo económico de las regiones, y que esto afecta a la inflación, que es el objetivo del BCE. Nos pide ser conscientes de que lo ambiental afecta a nuestro trabajo, pero las medidas que indica son vagas”. Se destaca que se prevé hacer un análisis de la política monetaria, que no se modifica desde 2003. “Durante este año veremos qué propuestas hacen; pero no es que haya habido una comunicación o un programa concreto a favor de la defensa del cambio climático por parte del BCE”.
El BCE ilustra los riesgos con algunos ejemplos, como la subida de la gasolina en Alemania cuando el precio del crudo había bajado. Esto tenía que ver con que las sequías impidieron que el río transportara el combustible por la falta de caudal. También habla de cómo afectan las sequías estructurales a la migración de la población y cómo esto genera un impacto negativo en empleos y salarios; u obliga a la reubicación en centros urbanos. “Dan muestras de que el problema que tienen entre manos es muy serio y de que son conscientes de ello, si bien en su argumentario siempre acaban llegando a la inflación”, remarca Gil Gómez.
¿Qué capacidad tiene el BCE en materia medioambiental? “El BCE tiene un peso simbólico. Muestra de ello es que lleva años mandando mensajes para hacer reformas estructurales y los gobiernos se siguen endeudando”, explica el economista. Y es que las posibles recomendaciones de impuestos siempre están supeditadas a la voluntad de los Estados miembros. Según el estudio la Fiscalidad Ambiental en España, elaborado por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) y publicado el pasado octubre, la recaudación por tasas ambientales sobre el total de ingresos tributarios es siete décimas inferior en España (5,4%) que en la media de la UE (6,1%), aunque supera a Alemania y a Francia. “La COP25 era el sitio para que los Estados dieran el puñetazo sobre la mesa y no lo hicieron, pero quedó patente que esto es un tema geopolítico y urgente”, insiste Gil en referencia a la implementación de políticas de sostenibilidad.
Pero el BCE no solo compra deuda de los países, también de las empresas. Por eso es capital que éstas tomen nota de lo que el Banco Central anuncia. “Las compañías quieren, como marca y empresa, mostrar a sus clientes que les importa [el cambio climático], especialmente a los futuros clientes, los jóvenes, que ya están en ese discurso”, apunta Gil, quien sugiere que el BCE podría intentar primar a este tipo de compañías a través de compra de deuda corporativa.
Para Gil, se tiene que salir del medio plazo en materia climática y sacrificar bienestar presente por bienestar futuro. “Es cierto que es difícil trabajar con el medio plazo porque no tienes las conclusiones cuando tomas las decisiones, pero los efectos del cambio climático se nos han echado encima y lo que hace falta son políticas de corto, medio y largo plazo, además de ética empresarial”.