El nuevo acuerdo comercial mantiene la certeza en la atracción de inversiones
Las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) dieron como resultado un nuevo acuerdo entre México y Estados Unidos, en el que sin duda es deseable la incorporación de Canadá, dado el impacto que ya tuvo la alianza tripartita en el pasado y que hace inminente la reflexión sobre los beneficios que deja el Tratado.
Aun cuando la nueva alianza comercial entre ambos países empieza a transmitir calma en el sector automotriz, que se vería impactado ante una posible salida de EUA del tratado, de acuerdo con Carlos Serrano Herrera, economista en jefe de BBVA Bancomer, en el artículo 'Acuerdo Comercial con EU: se mantiene el marco de inversión', publicado en el periódico El Financiero, “el TLCAN no solamente ha sido acerca de flujos de comercio. Ha sido más positivo como mecanismo para atraer inversión hacia el país”.
Serrano señala que los resultados del tratado son contundentes, primero porque el año previo a la firma del TLCAN, México recibió 4,900 millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED) y el año pasado fue de 31,234 millones de dólares. Es decir, que durante el periodo de 1993 al 2017, la IED tuvo un crecimiento de una tasa anual de 22%, tan solo la mitad de esa inversión proviene de los Estados Unidos.
El economista de BBVA Research México destaca que han sido fundamentales para el país las señales que el tratado le da a los inversionistas para establecer que las reglas del juego “serán claras, transparentes y que no cambiarán a mitad del partido”, medidas establecidas gracias al contenido del capítulo 11 del TLCAN, donde se aborda el tema de la inversión y que por fortuna se mantendrá como uno de los ejes del nuevo acuerdo.
“El TLCAN no solamente ha sido acerca de flujos de comercio. Ha sido más positivo como mecanismo para atraer inversión hacia el país”
Para entender la relevancia de este capítulo, Serrano explica su contenido: “los países miembros no podrán dar un trato menos favorable a inversiones de los otros dos socios comerciales que la que dan a inversionistas domésticos; además, tendrán que seguir el concepto de nación más favorecida (NMF)”, los países miembros deben entablar el mismo trato comercial que a los países que no pertenecen al TLCAN.
También detalla que “los flujos de inversión se deberán regir de acuerdo con el derecho internacional; no se pueden imponer restricciones en cuanto a la nacionalidad de funcionarios, localizaciones de plantas y centros de operaciones, o requisitos de desempeño; tampoco se pueden poner restricciones al pago de dividendos, regalías y ganancias de capital; y no se pueden hacer expropiaciones a menos que sea por causas de utilidad pública, en cuyo caso, se debe de pagar una indemnización a valor de mercado”.
El legado del TLCAN a través de este capítulo 11 hace necesaria su implementación dentro del acuerdo comercial entre los dos países. Gracias a su ejecución, confirma Serrano, “México logró darle a inversionistas extranjeros un marco jurídico, que, lamentablemente, nuestro sistema judicial todavía no puede garantizar”, lo que se traduce en una buena noticia que se conserve, de cara a las expectativas que traerá para el país en el terreno de las inversiones y por ende que se logre un impacto favorable en el crecimiento económico.
La colaboración completa para el periódico El Financiero se publicó el 21 de septiembre de 2018 y puede consultarse en este enlace.