El hexágono que podría frenar la expansión del COVID-19 en las aulas
El hexágono es, después del círculo, el polígono que mejor permite respetar la distancia de seguridad de un metro y medio entre personas durante la pandemia del COVID-19. El proyecto ganador del reto ‘Escuelas Pospandemia: repensando espacios’, en el marco del programa Educación Conectada promovido por BBVA y Fad (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción), propone teselar en hexágonos los centros educativos para garantizar las medidas sanitarias de prevención y anticontagio.
Más de 1.500 millones de estudiantes a nivel mundial, el 91,3% del total, se han visto afectados por el cierre total de escuelas en 194 países que ha obligado a los centros y docentes, a las familias y al alumnado a adaptarse de forma abrupta a la enseñanza ‘online’, sin contar en muchas ocasiones con la formación y herramientas necesarias para ello. Oficialmente se apuesta por la presencialidad pero aún no está claro cómo será este próximo curso, tras los últimos rebrotes. Desde la arquitectura se ha buscado también una solución para esa vuelta a las clases.
Hexágonos para aprovechar espacios y respetar la distancia social
Enrique Cilleruelo García, Elena del Cura Berzal y Clara Domínguez Gallardo, alumnos de la ETSAM (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid) de la Universidad Politécnica de Madrid, son los autores de la iniciativa ganadora del reto ‘Repensando aulas’ del programa Educación Conectada, promovido por BBVA y Fad. Estos estudiantes de arquitectura proponen teselar en hexágonos el suelo de las aulas y espacios escolares existentes como medida más eficiente de aprovechamiento del espacio, asegurando la distancia de seguridad entre estudiantes. Un teselado consiste en dividir un plano mediante polígonos idénticos que, convenientemente agrupados, ocupan enteramente el plano.
¿Por qué un hexágono y no un círculo? La idea del proyecto, cuentan los tres jóvenes estudiantes, es pensar desde el espacio del individuo. Utilizar un hexágono, en el fondo, es utilizar un círculo. El radio de ambos es el mismo, pero cuando se divide un espacio es más sencillo y cómodo trabajar con líneas rectas. Y, como detalle de eficiencia, cuando se tocan tres hexágonos hay más espacio.
La adopción de esta decisión geométrica —explican— se debe a que el hexágono es, de entre los tres polígonos regulares capaces de teselar un plano (hexágono, triángulo equilátero y cuadrado), el que con un perímetro menor es capaz de abarcar un área mayor. Además, al tener seis lados permite circulaciones más fluidas y conexiones más complejas, con más versatilidad.
Las abejas, un claro ejemplo de comunidad bien organizada en el reino animal, también emplean la distribución en hexágonos para construir sus colmenas. Y como curiosidad, en la naturaleza se prioriza mucho esta geometría. Cuando se crean muchas pompas de jabón o se juntan muchas partículas, la forma de aglomerarse para ocupar el máximo espacio es también hexagonal.
‘Repensando aulas’
En consecuencia, el proyecto consiste en teselar el espacio interior de las aulas en hexágonos mediante líneas dibujadas en el suelo. En cada uno de ellos será posible inscribir un círculo de un metro de radio. Así se conseguiría mantener la distancia de seguridad si cada uno de los hexágonos fuese ocupado por una persona.
Los pupitres individuales se colocarían en el centro de cada uno de los hexágonos, de tal manera que siempre quedaría uno de sus lados libre para facilitar la circulación a los alumnos. Según los futuros arquitectos que han ideado esta solución, es importante seguir tres normas: el aula tendrá un aforo de 16 personas, no podrá haber más de una persona en cada uno de los hexágonos y se respetarán las instrucciones de entrada y salida.
Plano explicativo de la reforma de las aulas existentes tras aplicar la distribución hexagonal
Adicionalmente, los estudiantes proponen el montaje de módulos de arquitectura desmontable (formados por un esqueleto metálico y paneles anti patógenos) que, basándose también en el hexágono como forma de distribución de pupitres, amplíen los espacios útiles de los centros escolares. Su estructura es de tipo prefabricada, diseñada para montarse y desmontarse con rapidez y facilidad.
Los módulos son adaptables a espacios descubiertos (patios, explanadas, campos deportivos), pero también a espacios cerrados como gimnasios o salones de actos. Cada módulo contaría con dos aberturas laterales, destinadas independientemente a la entrada o salida de los alumnos, para garantizar en todo momento la distancia interpersonal de dos metros y la libre circulación, evitando el cruce de personas en los accesos.
Escuelas pospandemia
Todavía no se sabe cuándo se volverá a la normalidad, pero mientras esto sucede, desde Educación Conectada se ha invitado a jóvenes estudiantes de 18 a 29 años a que sean parte de la solución de los principales retos a los que se enfrentarán los centros escolares el próximo curso escolar. Para ello, BBVA y la Fad han lanzado el concurso de ideas “Escuelas pospandemia”, que ha comprendido dos modalidades: “Jóvenes repensando espacios” y “Jóvenes repensando modelos educativos”.
Los participantes han aportado soluciones creativas e innovadoras para que los centros escolares puedan plantear un regreso a las aulas más seguro, cumpliendo las condiciones de distanciamiento, seguridad e higiene establecidos.
Enrique, Elena y Clara valoran muy positivamente la iniciativa del concurso de ideas, ya que “hemos comprobado que no vamos a ciegas con un proyecto arquitectónico meramente espacial; es interesante ver cómo se complementa con las otras modalidades del concurso, y cómo se puede combinar con programas escolares desde otras disciplinas”.
Uun proyecto para paliar las consecuencias de la pandemia
El proyecto Educación Conectada nace de la experiencia acumulada en los más de quince años de vida del proyecto Acción Magistral de BBVA y Fad, que se reinventa para prestar un mayor apoyo a la comunidad educativa en esta crisis pos-COVID.
La iniciativa abarca un conjunto de acciones de urgencia dirigidas al ámbito educativo para contribuir a paliar las graves consecuencias que la actual crisis está teniendo en la comunidad educativa, que está afectando especialmente a la población más vulnerable, y fomentar la transformación digital de dicha comunidad.
En este sentido, Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable de BBVA ha señalado: “Consideramos que la educación es una gran palanca para generar oportunidades, mejorar la vida de las personas y reducir la desigualdad. Y especialmente queremos dirigirnos a los más vulnerables. En definitiva, queremos poner al alcance de todos las oportunidades de esta nueva era, tal y como enuncia nuestro propósito en BBVA”.