El factor humano y una visita muy especial a la ciudad BBVA
Hola, me llamo Raúl, soy comunicador, libra, color favorito el azul y viajo por el mundo cubriendo experiencias turísticas para mi programa de televisión en Paraguay (A Mil km del mar, que se emite los sábados a las 20 horas por Unicanal). Dicho esto, quiero arrancar esta crónica siendo sincero. Soy de esas personas que no entienden nada del mundo bancario, no distingo una caja de ahorro de una maquina de café, y la primera vez que me preguntaron si quería una cuenta corriente pregunté si la corriente se conectaba a 110 o 220 watts; sí, a ese nivel llega mi incomprensión.
Junto con el equipo de producción del programa nos dirigimos a filmar la experiencia dentro de Ciudad BBVA una mañana fría de marzo, con un Madrid que no cedía a las temperaturas cálidas de la primavera inminente. El arribo al barrio Las Tablas es anunciado no por los carteles de señalización habituales en ruta, sino por el gran ícono de nuestro destino que se asoma en el horizonte. Ya desde lejos se deja ver la silueta de La Vela, el edificio emblema de Ciudad BBVA y maravilla arquitectónica con la altura de la estatua de la libertad, y quizá con el mismo valor simbólico, ya que la vela de un navío impulsada por los vientos automáticamente connota movimiento, avance y cambio; y definitivamente son tres cosas que encontramos al llegar.
Una descripción técnica hablaría de lo impresionante de estos siete edificios horizontales nombrados como los continentes, desde Asia hasta Antártida; a su vez, unidos por calles internas con nombres de mares y océanos. Plazas, cafeterías, gimnasios y hasta un minimercado de frutas están dispuestos para el disfrute de la experiencia diaria de esta no ciudad, sino de este micro planeta, este ecosistema nunca mejor llamado así ya que la sostenibilidad de todos los recursos naturales como la luz, el agua y hasta el viento son de uso común y consciente. La electricidad está automatizada, si un cuarto no está en uso se apaga la luz, jugué entrando y saliendo varias veces a uno, tenía que hacerlo.
Pero la mayor cualidad de esta ciudad no es tecnológica, sino civil, sus habitantes. Las 6000 personas que se desempeñan en distintas áreas generando un servicio que se distingue por algo especial e irremplazable, el factor humano, su calidez innata.
De estas miles de personas conocimos solo a dos, pero satisficieron todas nuestras expectativas. Primero Gloria Lamas, directora Ciudad BBVA, la que nos ilustró en todos los procesos internos de esta gran urbe bancaria, y luego Susana López responsable del proyecto Ciudad BBVA, quien nos encandiló con un vasto conocimiento de dónde nos encontrábamos.
Al despedirnos, mientras La Vela desaparecía a lo lejos, desee que esta cruzada no fuera la última y sonreí sabiendo que la próxima no hace falta que traiga mi látigo.