El entorno fiscal en México requiere prudencia y estrategia
Uno de los focos de atención más importantes para el gobierno entrante en el país debe ser la política económica. La decisión tomada sobre la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco ha dado como resultado movimientos que afectan al mercado y comprometen el crecimiento económico estimado para el próximo año.
Carlos Serrano Herrera, economista en jefe de BBVA Bancomer, explica en el artículo “Se complica el entorno fiscal”, publicado en el diario El Financiero, sobre el presupuesto fiscal 2019, que deberá ser aprobado antes del 15 de diciembre de 2018 y que sin duda tendrá que apuntar a mantener estables las principales variables macroeconómicas, las cuales se han visto impactadas por la cancelación del proyecto NAIM.
Serrano advierte sobre los principales factores de riesgo: primero, un tipo de cambio más depreciado, con una previsión que pasó en BBVA Bancomer de 18.80 al cierre de año, a un pronóstico de 20.30 pesos por dólar, 8% más depreciado. Segundo, “mayores tasas de interés. En el último mes las tasas de los bonos a 10 años han aumentado también en alrededor de 10% llegando a niveles de 8.9%, los más altos desde 2009, año en que estalló la crisis financiera global”.
Lo anterior, de acuerdo con el economista en jefe propiciará que el Banco de México ejerza aumentos en la tasa de política monetaria y destaca que antes de la cancelación del aeropuerto el consenso de los analistas coincidían en una “pausa monetaria prolongada”, a lo que habría que abonar un aumento más, derivado de una reducción en la calificación soberana del país por parte de las agencias calificadoras.
“Si se cumpliera la meta de superávit primario de 0.8% de PIB en 2019, la deuda pública apenas disminuiría a 46.8% al cierre del 2019”
Serrano da como tercer punto un menor crecimiento económico, pues se esperan menores niveles de inversión. Estos factores reducirán el margen fiscal del próximo gobierno, por lo que al contar con un tipo de cambio más depreciado representará un aumento en el servicio de la deuda. “Estimo que este aumente en alrededor de 35,700 millones de pesos, o 0.2% del Producto Interno Bruto (PIB). Esto es un monto considerable en un presupuesto que, según se ha anunciado, buscará un superávit primario de 0.8% del PIB”.
El economista de BBVA Bancomer señala que la deuda pública también aumentará este año a 47.3% de 46.2% en 2017. La deuda en moneda extranjera valuada en pesos se incrementará cerca de 20,000 millones de pesos por la depreciación de la moneda mexicana y apunta que “si se cumpliera la meta de superávit primario de 0.8% de PIB en 2019, la deuda pública apenas disminuiría a 46.8% al cierre del 2019 (con un crecimiento del PIB de 2.0% y un tipo de cambio de 19.8 pesos por dólar).”
Serrano puntualiza que ante estos acontecimientos se puede observar claramente que el sesgo de la deuda pública en 2019 es a que no disminuya y el riesgo de errores adicionales en la política económica podrían significar un tipo de cambio más elevado y por ende un crecimiento económico menor a la previsión de 2.0%. “El riesgo es que el componente de deuda en moneda extranjera (37% del total) tienda a representar una mayor proporción del total de deuda.”
Aun cuando las mayores tasas de interés no afectan el acervo de la deuda en tasa fija, Serrano precisa que “si significarán que las nuevas emisiones le representen un mayor costo financiero al gobierno” y un menor crecimiento esperado implica que lograr ese superávit de 0.8% del PIB esté sujeto a reducir los gastos en términos absolutos. Lo que es urgente es evitar mayores presiones fiscales y monetarias que deriven en una estrategia para traer calma a los mercados y certeza a la economía.
La colaboración completa para el periódico El Financiero se publicó el 9 de noviembre de 2018 y puede consultarse en el siguiente link.