El doble reto de los ODS tras la crisis de la COVID-19
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se consolidan como una herramienta clave para la recuperación de la crisis post-COVID-19. Son, además, un pilar fundamental para las bases de un sistema de organización social y económica que permita prevenir futuros desastres medioambientales o sanitarios como consecuencia de la explotación abusiva de los recursos naturales del Planeta Tierra.
El 2020, el año en el que arrancaba la Década para la Acción en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la pandemia de COVID-19 ha generado una crisis económica y sanitaria que marcará un punto de inflexión para la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Los ODS son, ahora más que nunca, una guía fundamental para garantizar, no ya la transición hacia un modelo sostenible, sino un puente a la supervivencia, tal y como subraya el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Una pandemia sanitaria de origen medioambiental
En su informe de respuesta ante la COVID-19, la principal autoridad de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA) reconoce que, de haber avanzado más rápidamente en la consecución de los ODS, el mundo hubiera estado mejor preparado frente a la COVID-19. Mejores sistemas sanitarios, menos personas en situación de pobreza y desigualdad y un medioambiente más saludable, hubiesen permitido contar con sociedades más fuertes y resilientes frente a una emergencia sanitaria de esta magnitud.
En el informe Responsabilidad compartida, solidaridad global: una respuesta a los impactos socioeconómicos de la COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el confinamiento ha confirmado cómo un cambio en nuestras dinámicas de consumo, movilidad y trabajo tiene efectos inmediatos sobre las emisiones de CO2. Este escenario puede servir como refuerzo positivo para la consecución de los ODS, tal y como subraya Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque es necesario entender que no es suficiente ni supondrá un cambio de paradigma a medio o largo plazo.
Aunque Naciones Unidas ha calculado que las emisiones mundiales de CO2 disminuirán alrededor del 6% durante la pandemia de COVID-19, lo cierto es que la recesión económica fruto de la pandemia no sustituirá a una acción climática duradera, aunque puede servir como punto de inflexión sobre la conciencia y conveniencia de acelerar la descarbonización y fomentar las inversiones verdes, de manera que se contribuya a la recuperación del mercado laboral dentro de una estrategia marcada directamente por la acción climática global.
Las emisiones mundiales disminuirán alrededor del 6% durante la pandemia de COVID-19, según Naciones Unidas
El PNUMA señala además que, aunque puede parecer que la crisis climática (en comparación con la velocidad de la pandemia) es un proceso más lento, es probable que sus efectos a largo plazo sean mucho más amenazantes. El calentamiento global descontrolado y la pérdida de biodiversidad llevarán al planeta Tierra a vivir situaciones de pandemia y emergencia global del nivel de la COVID-19 con mayor frecuencia si no hay un compromiso real (y global) con la descarbonización y la transición energética.
Nuevos obstáculos para la consecución de los ODS
Según la UNESCO, en mayo de 2020, 191 países habrían impuesto el cierre de los colegios en todo el mundo, provocando que el 91% de los estudiantes matriculados no pueda ir a la escuela. / Fuente: UNESCO - UNESCO
La pandemia ha cambiado las reglas del juego y, por tanto, las condiciones para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Problemas derivados de la pandemia, como el acceso al agua potable (fundamental para la higiene frente al virus) o la distribución y cosecha de alimentos, hacen más complicado perseguir objetivos como el fin de la pobreza o el hambre cero. Al mismo tiempo, la resiliencia e inclusividad de las ciudades se ve amenazada por la pandemia, pues se ha comprobado que en las zonas de alta densidad de población es muy complicado garantizar la seguridad, por no hablar de los campos de refugiados y las zonas de conflicto bélico, donde la población está más directamente expuesta a la enfermedad.
Algunas de las consecuencias directas de la pandemia de COVID-19 son, en materia de Derechos Humanos y según la OMS, el detrimento de la salud comunitaria y el aumento de la desigualdad como consecuencia de la desaceleración económica mundial. La eduación también se ha visto seriamente amenazada por el confinamiento en sus diferentes formatos en todo el mundo, ya que el 87% de la población estudiantil mundial se ha mantenido alejada de escuelas y universidades en más de 165 países, según datos de Naciones Unidas.
Derechos Humanos en la pandemia: colectivos más vulnerables
“La propagación de la pandemia del coronavirus, tanto en los países desarrollados como los que se encuentran en desarrollo, expone las fragilidades y desigualdades de nuestras sociedades", declaraba Amina Mohammed, secretaria general adjunta de las Naciones Unidas. Una de las debilidades principales es precisamente la pobreza extrema, a la que podrían volver 49 millones de personas, según estima el Banco Mundial.
Solo en Latinoamérica, 215 millones de personas (casi el 35% de la población) quedarían en situación de pobreza extrema, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. La economía informal o sumergida es uno de los principales problemas de este escenario laboral, ya que según la Organización Internacional del Trabajo, representa casi la mitad de la fuerza de trabajo mundial con 1.600 millones de trabajadores.
Si bien el virus SARS-CoV-2 ha demostrado ser una amenaza real para todos los grupos de edad, la OMS reconoce que edad, género y situación migratoria son factores añadidos de riesgo. Los ancianos se han visto especialmente afectados, y en promedio representan un alto porcentaje de las infecciones y mortalidad. Por su parte, los jóvenes sufrirán más directamente las consecuencias de la recesión mundial, pues son un colectivo vulnerable en cuanto al acceso al mercado laboral y, además, representa el 30% de los migrantes y refugiados de todo el mundo.