El deporte como experiencia de vida
Existen deportes que se practican de manera individual, y otros en grupo. Pero, en este caso, en el alpinismo, no se trata del cómo se juega, sino del porqué.
A menudo, Carlos Soria cuenta que él conoció a su mujer en la montaña. Siempre ha querido que sus hijas, desde pequeñas, estuvieran familiarizadas con la naturaleza, entorno que tantas alegrías le ha reportado. Ese es un porqué: el entender la fascinación del conocido alpinista por la escalada, por los retos difíciles, por lo que, al final, constituye una parte fundamental en su vida.
Es posible que no exista nada más gratificante que poder compartir un pedazo de ti con tus seres queridos, y que éstos se sientan parte de algo que has construido con esfuerzo y, sobre todo, con pasión. No es raro ver a hermanos triunfar en un mismo deporte o a hijos seguir la estela de sus padres o abuelos. Los Gasol, los Márquez, los Sainz… Son historias de talento porque el deporte necesita dedicación, esfuerzo y mucho apoyo.
No importa de qué deporte se trate, el único requisito es intentarlo en familia. Todos tenemos el recuerdo del día en el que dejamos de caernos de la bicicleta nada más introducir los pies en los pedales o el día en el que nos quitaron los manguitos.
Pero parece que una vez nos las arreglamos solos, no necesitamos más el apoyo familiar. ¿Y si no fuera así? ¿Qué pasaría si convirtiéramos la iniciación en un reto diario? Las posibilidades son infinitas. Es decir, hoy podrías pedalear sin los ruedines, mañana aprender a cambiar las marchas y pasado mañana aparecer en La 2, en el grupo de cabeza.
Los deportes ya están inventados. No es cuestión de cambiar las reglas, sino su propósito. No se trata de practicar un deporte sino de compartir el esfuerzo. Eso es lo que consigue fortalecer los lazos familiares, apoyarse unos a otros, aprender del ejemplo, superar los límites.
La limitación física del deporte es mental. En muchos casos, es el ejemplo de nuestros padres, abuelos, hermanos, tíos o primos los que consiguen despertar en nosotros la necesidad de aventurarnos en los que nos gusta, de destacar y de conquistar el primer puesto.
Salir a correr por las mañanas, ir en bicicleta a los sitios, jugar al tenis los fines de semana, nadar… Son actividades que fácilmente pueden integrarse en nuestra vida familiar. El deporte en familia es, sin duda, un plan saludable y gratificante, tanto en lo físico como en lo personal. Y quién sabe, de ahí puede surgir todo un plan de vida. La historia ya lo ha demostrado.
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