El curioso origen del tenis
España ha tenido mucho que ver en el nacimiento del tenis, entendido como deporte moderno. Aunque su origen se remonta a las culturas griega, romana y egipcia, fue un español, junto a un amigo inglés, quién creo el tenis a finales del siglo XIX en Inglaterra.
Augurio Perera y el capitán Harry Gem son considerados los padres del tenis en su versión moderna. Tomando como base una especie de tenis ‘indoor’ conocido como el ‘Real Tennis’ en Gran Bretaña y el ‘Jeu de Paume’ (Juego de la Palma) en Francia, estos amigos aprovecharon el césped del jardín de su casa para sacar este juego al aire libre en 1865.
Ya por aquella época existían profesiones como maestros de tenis, alumnos o vendedores de raquetas y pelotas. En 1974, casi una década después de su aparición, se publicaron las primeras reglas oficiales del llamado ‘Lawn Tennis’ (Tenis de césped) por la superficie en que se jugaba y para ser diferenciado del anterior.
La pista era de mayores dimensiones que la actual, la red debía superar en altura a los jugadores, y aquel que alcanzara los 15 tantos a su servicio se haría con la victoria. A lo largo de los años siguientes se bajó la red a la altura de un metro, se redujeron las dimensiones de la pista y se estableció el sistema de puntuación moderno.
Hay que remontarse al siglo XI para encontrar la práctica de un juego parecido. Los monjes jugaban en los claustros de los monasterios a algo parecido al tenis. Y de ahí paso a los palacios. Prueba de ello es que hasta uno de los más célebres escritores de la literatura universal, William Shakespeare, incorporó el tenis en algunas de sus obras, como por ejemplo ‘Enrique V’.
La aparición de los torneos de tenis se remonta a 1877, cuando se disputó por primera vez Wimbledon. Años más tarde, se crearían otras competiciones como Roland Garros, el Open de Australia y la Copa Davis.
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