El comportamiento de las tasas de cambio latinoamericanas en 2016
El 2016 ha sido un año complejo en los mercados financieros internacionales, lo cual sin duda se ha observado también en la dinámica de las tasas de cambio. No obstante, al observar el comportamiento de las tasas de cambio en Latinoamérica es claro que éste ha sido heterogéneo y compuesto por diversos episodios.
Durante enero y febrero, las preocupaciones sobre la normalización de la política monetaria en Estados Unidos y un mal comportamiento de los precios de las materias primas tuvieron un impacto negativo en las monedas de la región, generando depreciaciones particularmente pronunciadas en el peso colombiano y el real brasileño.
A partir de marzo, y con unos mercados financieros internacionales más estables, las principales monedas de la región comenzaron una senda de apreciación, siendo la excepción el peso mexicano. Adicionalmente, el real brasileño y el peso colombiano, las monedas que habían registrado las mayores pérdidas a comienzos del año, han mostrado una mayor apreciación.
Otro elemento importante en lo corrido del año —aunque con menor intensidad que en el 2015— consiste en los importantes niveles de volatilidad observados en algunas monedas de la región. Puntualmente, y como se observa en el gráfico 2, la volatilidad (medida por el coeficiente de variación) entre enero y julio de 2015 ha sido particularmente alta en el caso del real brasileño y el peso colombiano.
Este comportamiento heterogéneo puede ser explicado por elementos idiosincráticos tales como el impacto relativo que las diferentes economías tienen ante cambios en los precios de las materias primas, las diferentes posturas que pueden encontrarse en términos de política monetaria, y en varios casos, a políticas activas de intervención cambiaria.
¿Tendencias comunes en las monedas de América Latina?
A pesar que la dinámica de las monedas en la región señala que existen factores propios que han afectado las sendas y la volatilidad de cada una de éstas monedas, aún existe una gran variedad de elementos comunes que siguen siendo relevantes para evaluar la dinámica de las monedas de la región en lo que resta del año. Dentro de estos elementos, y en primer lugar, sobresalen las perspectivas sobre la política monetaria en los Estados Unidos. Actualmente, las expectativas del mercado —extraídas del comportamiento de las tasas de interés de mercado— señalan que la probabilidad de un incremento en la tasa de interés de política monetaria este año por parte de la Fed es bastante baja, lo cual ha ayudado a aliviar las presiones sobre los mercados emergentes. De hecho, y de una manera más amplia, las bajas tasas de rendimiento que se observan en las principales economías desarrolladas pueden apoyar el comportamiento hacia la apreciación de varias monedas emergentes en el corto plazo, pero aun así sigue siendo de suma importancia monitorear el apetito sobre activos emergentes.
En segundo lugar, la economía China —sobre la cual hay menos preocupación que la que se tenía a comienzos de año— seguirá siendo relevante, no solo por el impacto que tienen en el comercio mundial sino por los efectos que también ejerce sobre los mercados financieros globales.
Finalmente, y en parte afectado por los elementos anteriores, los precios de las materias primas tendrán un impacto sobre la dinámica de las cuentas externas de los países de la región y consecuentemente sobre las tasas de cambio.
En síntesis, aunque las monedas de la región han mostrado diferentes comportamientos en lo corrido del año, en lo que resta de 2016 un seguimiento cuidadoso de los elementos comunes de la coyuntura internacional, el apetito por activos y la evolución de los flujos de inversión a la región seguirán siendo centrales en las discusiones sobre el comportamiento de las monedas.