El binomio rentabilidad-riesgo de las inversiones sostenibles
Numerosos estudios empíricos demuestran que las inversiones sostenibles son rentables. No obstante, a juicio de Enrique Marazuela, director de Inversiones de BBVA Banca Privada y presidente de CFA Society Spain, tan importante como la rentabilidad es tener en cuenta los riesgos a los que se enfrentan las compañías no sostenibles.
Enrique Marazuela participó en una mesa redonda en el marco de las jornadas ‘La sostenibilidad lidera el futuro de la inversión’, organizadas en la Bolsa de Madrid por El Nuevo Lunes y BME. El evento, celebrado el 2 de julio, permitió a los asistentes conocer los avances regulatorios que se están produciendo en la Unión Europea en materia de sostenibilidad. Entre otras medidas, la UE lanzó un plan de acción en 2018 que comprende: un reglamento sobre taxonomía, para determinar qué es sostenible y qué no lo es; un reglamento sobre la información que deben recibir los inversores en materia de sostenibilidad, y la modificación del reglamento de índices de referencia para incluir dos nuevas categorías relacionadas con el cambio climático.
“La sostenibilidad no es una moda. Ha venido para quedarse. Pero hay cierto debate desde hace tiempo a propósito de si la inversión sostenible es rentable o no lo es”, explicó Marazuela. “A nosotros nos parece que sí lo es. Hay estudios empíricos que lo demuestran. Pero desde un punto de vista más amplio, no hay que hablar solo de rentabilidades, sino también de riesgo, y en concreto al binomio rentabilidad-riesgo”.
Marazuela explicó que las empresas con actuaciones no sostenibles incurren en riesgos, por ejemplo, si los clientes deciden dejar de consumir sus productos. “Imaginen una empresa que utiliza mano de obra infantil. Es una vulnerabilidad clarísima”, señaló. “O el riesgo de recibir una multa por actuaciones contaminantes”, añadió.
Enrique Marazuela, director de Inversiones de BBVA Banca Privada y presidente de CFA Society Spain.
A la hora de medir el riesgo, Enrique Marazuela se refirió a tres indicadores que hay que tener en cuenta. El primero de ellos es la volatilidad, que en términos estadísticos de mide con la desviación estándar. Es lo que oscila un activo cotizado en mercado. En segundo lugar se refirió a la asimetría, que significa que no hay una simetría entre las posibilidades de tener rentabilidades positivas y negativas. En el caso de las compañías con actuaciones no sostenibles, esa asimetría juega claramente en su contra. Es decir, que es mayor el riesgo de rentabilidades negativas.
El tercer indicador de riesgo a que se refirió es la curtosis, que es una medida estadística para cuantificar la probabilidad de que sucedan eventos extremos. “Tal y como le sucedió a Enron en el año 2001, que terminó quebrando por un escándalo financiero”, explicó. “Si un proceso productivo está basado en una actividad que no es sostenible, ese riesgo de curtosis es mucho mayor.”
El presidente de CFA Society Spain vaticinó que la demanda de inversión sostenible crecerá con intensidad en los próximos años. De momento sí se percibe una sobredemanda en el mercado de renta fija, donde las emisiones de bonos verdes están siendo sobre suscritas por el interés de los inversores institucionales. Pero se espera que aumente la demanda por parte de los inversores individuales. “Ahora mismo, tres de cada cuatro personas reciclan en su día a día, pero solo uno de cada tres inversores individuales elige inversiones sostenibles. Es un hecho puntual; antes o después se disparará la demanda de inversiones sostenibles”, afirmó.