Mario Pardo: "Crecimiento para reducir las inequidades"
Mario Pardo Bayona, presidente ejecutivo de BBVA en Colombia y presidente de la Junta Directiva de Asobancaria, realizó la apertura de la edición número 57 de la Convención Bancaria, donde hizo una reflexión sobre los retos económicos y sociales del país y la necesidad de un compromiso por parte de todos los sectores en materia de sostenibilidad para el desarrollo de Colombia.
Resulta muy especial para mí saludarlos hoy desde esta hermosa ciudad para dar inicio a la edición número 57 del evento insignia de la banca que hemos titulado “Tan diversa como Colombia”.
Estructuré mi discurso alrededor de tres temas, en primer lugar les compartiré mi opinión sobre la situación de Colombia, luego hablaré de qué nivel y qué tipo de crecimiento económico necesitamos para superar los retos sociales que tiene el país, y finalmente les compartiré algunas ideas sobre los sectores en los que Colombia tiene fortalezas competitivas y son clave para avanzar hacia una Colombia más justa e inclusiva.
1. Colombia hoy
Colombia, según el Banco Mundial, es hoy un país de ingreso per cápita medio-alto que está todavía muy lejos de los niveles requeridos para ser considerado de ingreso alto.
Luego hablaré de lo que se requiere para alcanzar ese nivel de ingreso per cápita alto. Pero quiero empezar por recordar que viendo las cifras recientes podemos afirmar que Colombia ha avanzado en la última década de manera muy sustancial, tanto en términos económicos como sociales. En términos económicos el avance se refleja, entre muchos indicadores, en el crecimiento del PIB, pues Colombia ha sido entre las economías medianas y grandes de Latinoamérica la que más ha crecido en la última década con un 3,3%1 anual.
Queremos y necesitamos crecer más rápidamente pero ese 3,3% anual es 2,5x el 1,3% que creció la región Latinoamericana en su conjunto y es más de lo que crecieron México, Brasil, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay o Argentina.
Ese crecimiento económico fue determinante para avanzar en un indicador social tan importante como es la pobreza multidimensional. En este indicador que mide las condiciones educativas de los hogares, la situación de la niñez, las condiciones de salud, de trabajo, de acceso a servicios públicos y de las condiciones de la vivienda, en la última década, la pobreza multidimensional en Colombia pasó de 24,3% a 12,9%.
Casi uno de cada dos colombianos que estaban en la pobreza multidimensional hace 10 años salieron de la pobreza multidimensional en la última década. Por eso, mi primer mensaje es que Colombia sí ha avanzado en la última década, y de manera significativa.
Casi uno de cada dos colombianos que estaban en la pobreza multidimensional hace 10 años salieron de la pobreza multidimensional en la última década
Pese a estos avances materiales, Colombia todavía presenta realidades que nos deben ocupar a todos. Les compartiré también dos indicadores para reflejar los enormes retos que enfrentamos como país. En primer lugar, el porcentaje de pobres y vulnerables en términos monetarios en Colombia, que bordea el 70%3, es decir 7 de cada 10 colombianos viven en hogares cuyos ingresos no alcanzan o están en riesgo de no alcanzar los requerimientos básicos de alimentación, servicios, vivienda y educación.
El segundo indicador, y el más hiriente para la estabilidad social, es el nivel de desigualdad. Excluyendo el continente africano, Colombia es el cuarto país más inequitativo del mundo, solo superado por Brasil, Surinam y Belice.
Sobre este aspecto de la desigualdad, quiero traer a colación que las disparidades de ingreso son tales que, en un mismo país, se presentan realidades de países muy disímiles. De hecho, Bogotá y Santander, presentan niveles de ingreso per cápita ajustado por paridad de compra que se asemejan a los de países de ingreso alto como Chile y Uruguay. Entretanto, los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca y Boyacá, exhiben ingresos per cápita similares a los de un país de ingreso medio alto como México.
De manera preocupante, los niveles que presentan Chocó, Guainía, Vaupés, Vichada, son similares o inferiores a los de países de ingreso bajo como Haití o Nigeria.
Sabemos que es precisamente esa combinación de pobreza y desigualdad lo que motivó que una parte importante de la sociedad clamara por un cambio de dirección económica.
Por ello, aún siendo conscientes que Colombia sí ha avanzado significativamente en la última década y que debemos cuidar lo que nos ha permitido tener estos avances también todos debemos de ser conscientes que necesitamos un crecimiento económico mayor y, en parte, distinto para reducir los todavía altos niveles de pobreza monetaria y las enormes inequidades.
De acuerdo con el presidente de BBVA en Colombia, "la inversión, especialmente la privada, es el factor más determinante en el crecimiento sostenido de un país"
2. La importancia del crecimiento para el desarrollo social de Colombia
Pasaré ahora a la segunda parte de mi discurso y comentaré precisamente la importancia del crecimiento y del tipo de crecimiento económico que necesitamos para superar la pobreza y las enormes desigualdades.
El factor más determinante para reducir la pobreza es el crecimiento económico. A su vez la inversión, especialmente la privada, es el factor más determinante en el crecimiento sostenido de un país. Estos dos factores son sencillos de entender pero son tan importantes que me permitiré repetirlos, el factor más determinante para reducir la pobreza de un país como Colombia es el crecimiento económico y, a su vez, la inversión privada es el factor que más contribuye al crecimiento económico de manera sostenida en el tiempo.
Así de importante es crear las condiciones para propiciar la inversión privada. La inversión como porcentaje del PIB en Colombia ha estado históricamente en entornos del 20%, y el ingreso per cápita por paridad de compra de Colombia ha crecido a un ritmo del 2% en la última década.
De mantenerse este ritmo de crecimiento de la renta per cápita, Colombia sólo alcanzaría la renta per cápita que tiene España hacia el 2069. Son 47 años, son casi dos generaciones, son demasiados años. Sin embargo si Colombia consiguiese llevar la inversión como porcentaje del PIB desde el 20% actual a los niveles del 30% de manera sostenida, como lo han hecho muchos países asiáticos como Vietnam o Corea, Colombia podría alcanzar un crecimiento de renta per cápita del 5%anual y se convertiría en un país con la renta per cápita de España en menos una generación, en tan solo 19 años.
Ese mayor crecimiento económico es necesario no sólo para aumentar la renta per cápita y reducir la pobreza, es también necesario para reducir las inequidades, si alguien tiene dudas sólo debe mirar los rankings de países más equitativos del mundo y ver la proliferación de países europeos de alta renta per cápita, o mirar cómo África es no sólo el continente más pobre sino también el más inequitativo.
Pero ese mayor crecimiento, si bien es necesario, no es suficiente para reducir las inequidades, se requiere un desarrollo económico distinto al histórico, más inclusivo que tenga un enfoque social y regional para que mejore las condiciones de vida de todos los colombianos, un crecimiento que no deje atrás a nadie. Luego comentaré qué sectores pueden traernos ese desarrollo económico más sostenible e inclusivo.
Por tanto, propiciar un aumento de la inversión, especialmente la privada, no es un capricho, es una necesidad irrenunciable para alcanzar el crecimiento económico que requerimos para reducir la pobreza y las enormes inequidades en Colombia.
Siendo pues conscientes de que necesitamos más inversión para superar los retos sociales querría hablar de lo que tiene que ocurrir para que dicha inversión se dé. Se requiere la combinación de al menos cuatro factores como son la paz o estabilidad social, una institucionalidad sustentada en la seguridad jurídica, políticas pro-crecimiento basadas en la libre competencia y centradas en los sectores en los que Colombia pueda desarrollar ventajas comparativas, y un sistema financiero fuerte que pueda financiar dicha inversión.
No voy a hablar de la estabilidad social, pues creo que hoy esencialmente la tenemos, y, por cierto, también creo que fue precisamente el estallido social de 2021 lo que empujó a Colombia a la pérdida del grado de inversión. Debemos todos hacernos responsables de cuidar la paz social.
Tampoco voy a hablar de la institucionalidad, pues Colombia ha sido y es referente en el hemisferio occidental en institucionalidad. Institucionalidad que, a título de ejemplo, este año celebramos con los 100 años de instituciones tan importantes para Colombia como son la Contraloría, la Superintendencia o el Banco de la República. Debemos, también en este caso, todos y cada uno de nosotros valorar, cuidar y respetar la institucionalidad.
Y no voy a hablar tampoco del sector financiero, pues estoy seguro que precisamente en gran parte gracias a esa institucionalidad Colombia cuenta con un sector financiero fuerte y responsable, listo para financiar el crecimiento que requiere el país.
Sí hablaré ahora en esta tercera parte de mi discurso de las políticas pro-crecimiento que debería tener Colombia en los sectores en los que puede desarrollar ventajas competitivas con el objetivo de reducir la pobreza y reducir las enormes inequidades.
Pardo señaló que "debemos apostar por la agricultura, el turismo, la economía de biodiversidad y de captura natural de carbono, los servicios de software, la industria para insertarnos en cadenas globales y energías renovables no convencionales".
Una nueva ruta de crecimiento más inclusivo para Colombia
He vivido en este país los últimos tres años y me he encontrado un país con enorme potencial, con grandes oportunidades y fortalezas competitivas, desde ese convencimiento me permito dar unas ideas de sectores a los que Colombia debe apostarle mucho más para obtener el crecimiento adicional.
Colombia no puede conformarse con sustituir unos sectores por otros para mantener el mismo nivel de crecimiento histórico, Colombia debe ser consciente que necesita cuidar los sectores que hoy son motor de la economía, generan empleo, atraen divisas y financian las arcas del estado, a la vez que desarrolla nuevos motores de crecimiento para alcanzar el nivel de crecimiento requerido para reducir la pobreza y las enormes inequidades.
Entendiendo que se trata de construir una nueva economía, y no de destruir la existente, sí debemos centrar los nuevos motores en aquellos sectores que nos permitan avanzar hacia una economía neutra en emisiones de carbono, que cuide la biodiversidad y que llegue a todas las regiones y a todos los colombianos.
En mi opinión, debemos apostar decididamente a seis sectores: agricultura, turismo, economía de biodiversidad y de captura natural de carbono, servicios de software, industria para insertarnos en cadenas globales y energías renovables no convencionales.
En el sector agrícola Colombia tiene enorme potencial al contar con grandes áreas cultivables, y como ya lo demuestran casos de éxito en materia de cultivos que son indiscutiblemente referentes a nivel global como las flores y el café, y otros en fuerte crecimiento como el aguacate y el cacao. El potencial es inequívoco en los departamentos que cuentan con zonas tan fértiles como por ejemplo la Orinoquía, el valle del Sinú, o la sabana de Cundinamarca. Acá las tareas son muchas pero quiero destacar la necesidad de una política pública que priorice el incremento de la productividad del campo.
El segundo sector es el turismo. Colombia lo tiene todo para ser una potencia mundial en turismo, es el primer país del mundo en biodiversidad por metro cuadrado, y a la riqueza natural se une la inigualable amabilidad y riqueza cultural de los colombianos. Realmente casi todo el país tiene gran potencial turístico. El turismo debería ser motor de generación de divisas y de empleo por todo Colombia. La seguridad es el factor más relevante para hacer realidad internacionalmente el potencial del sector turístico colombiano.
El tercer sector en el que Colombia tiene fortalezas estructurales es el de soluciones naturales de captura de carbono. Colombia, según la FAO, es el segundo país de Latinoamérica con mayor valor de stock de carbono capturado en la naturaleza.
El valor de ese stock de carbono equivale al 80% del PIB de Colombia. En toneladas, el stock natural de carbono colombiano cubre 40 años de las emisiones de CO2 en Francia. Preservar la biodiversidad y el carbono capturado en esa biodiversidad, y desarrollar proyectos nuevos de captura natural, no es sólo una oportunidad para Colombia, es además imprescindible para la sostenibilidad del planeta.
Los departamentos llamados a atraer estos flujos de inversión son precisamente algunos de los más pobres de Colombia, pues son en gran medida los departamentos hoy económicamente más pobres los que son más biodiversos y con mayor potencial de captura natural de carbono como son la región amazónica y el Chocó.
Llevar inversiones y desarrollo a estos paraísos naturales es crítico pues sabemos que la pobreza es el mayor enemigo del medioambiente.
En este aspecto de los mercados de carbono, sí quiero destacar el carácter de urgencia, no solo por la rapidez del cambio climático, sino por la posible finalización de la ventana de inversión. Los recursos que los países desarrollados estaban destinando para la conservación ambiental en países tropicales cada vez compiten más con proyectos tecnológicos locales que permitan la captura de carbono basados en la tecnología en sus economías.
Es importante entender que la gran ventaja de Colombia para atraer fondos relacionados con la captura natural de carbono puede ser transitoria. Por ello es urgente el desarrollo de una legislación fuerte sobre los mercados de carbono y seguir trabajando la agenda multilateral internacional, como lo está haciendo el gobierno, para obtener esos fondos internacionales.
Pero la generación de empleo, que permita a todos los colombianos ser parte de esta nueva ruta de crecimiento, no puede depender solo de las actividades que ya mencioné. Acá entran los servicios de software, que según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos es uno de los sectores que más empleo va a generar en los próximos años. Es hora de aprovechar el talento humano de los colombianos en esta materia, como por cierto ya lo están haciendo en Antioquia y en el eje cafetero. Será importante desarrollar una política educativa y laboral dedicada a este sector con el objetivo de entrar en las cadenas digitales globales.
El quinto sector que quiero destacar es industria que nos inserte en cadenas productivas globales. Colombia no es un país eminentemente industrial pero la industria a nivel global está viviendo una profunda transformación que ofrece oportunidades a Colombia.
La transformación viene dada por la necesidad de descarbonizar las cadenas productivas y por la reducción de la dependencia que Estados Unidos y Europa quieren tener de China. Estos factores abren oportunidades para Latinoamérica de insertarse en las nuevas cadenas industriales de suministro y Colombia no debe ser excepción, al contrario Colombia debe aprovechar su ventaja estructural por su posicionamiento geográfico como país bioceánico.
Aquí los departamentos costeros, especialmente los que cuentan con puertos, deben ser protagonistas en el desarrollo de industria competitiva internacionalmente. El Gobierno debe trabajar con el sector privado para identificar y poner el foco en los sub-sectores industriales en los que Colombia pueda desarrollar capacidades competitivas.
Por último, la generación de energía renovable no convencional será una fuente de crecimiento importante, especialmente para algunas zonas apartadas del país.
Más allá del hecho de que la matriz eléctrica del país ya es limpia, el impulso de la energía eólica, solar y el hidrógeno verde en la región Caribe permitirán llevar más crecimiento económico a esos territorios.
Estos seis sectores hoy tienen una contribución relativamente baja en el PIB de Colombia, a pesar de que Colombia tiene ventajas estructurales, y por tanto que podrían traer ese crecimiento adicional que necesitamos, también pueden ser generadores importantes de divisas, y llevar desarrollo económico a toda Colombia.
Estos seis sectores, llevando crecimiento a todo el país, pueden permitirnos, además de preservar la biodiversidad única colombiana, hacer una transición energética justa. Con esos objetivos es importante que Colombia reclame ayuda de los países desarrollados.
En el año 2009 en la COP de Copenhague los países desarrollados se comprometieron a movilizar inversiones y financiación hacia los países en vías de desarrollo por 100.000 millones de dólares al año para ayudarles a hacer esa transición energética justa.
Esos fondos anunciados hace 14 años no llegaron ni remotamente a los montos comprometidos, pero en los últimos dos años varios países como Sudáfrica, Indonesia o Vietnam firmaron Just Energy Transition Partnerships (Acuerdos para una Transición Energética Justa) con algunos países desarrollados que sí han empezado a movilizar miles de millones de dólares para proyectos concretos en esos países.
Colombia necesita y merece esos fondos. Las iniciativas de este Gobierno para obtenerlos son por tanto encomiables y apropiadas.
Para financiar los motores de la economía actual y los nuevos que debemos potenciar Colombia necesita también un sector financiero fuerte y resiliente. Señoras y señores puedo decirles que Colombia lo tiene, y además es un sector muy comprometido con el medio ambiente, como lo demuestra que seamos referente en la región en financiación medioambientalmente sostenible. Pero además estamos redoblando el compromiso social.
Por eso, también les anuncio que firmaremos en esta Convención el Protocolo Social, que se constituye como una apuesta clara por la Diversidad, Equidad e Inclusión de poblaciones que han sido históricamente subrepresentadas y subatendidas.
Quiero cerrar reiterando que somos una Colombia diversa, en la que no solo cabemos todos, sino que necesitamos a todos para consolidar una nueva ruta de mayor crecimiento, por ello debemos cuidar los sectores y los departamentos que hoy impulsan la economía, los Uruguays, los Chiles y los Méxicos que actualmente tenemos en Colombia, pero debemos trabajar en impulsar ese crecimiento adicional en otros departamentos a través del agro, las soluciones naturales de captura de carbono, servicios de software, industria, energías renovables no convencionales y por supuesto el turismo que nos permitan cuidar el país más biodiverso del mundo por metro cuadrado y cerrar las enormes brechas sociales.
El reto es grande pero Colombia ha demostrado en su historia que es capaz de superar cualquier reto, juntos, construyendo sobre lo construido pero también siendo conscientes de la urgente necesidad de avanzar aún más donde apenas hemos construido estoy seguro que así superaremos también los actuales retos económicos y sociales de Colombia.
Muchas gracias y disfruten la Convención.