Historia de la banca de inversión (1ª parte)
La historia de la banca es una crónica que se cuenta en etapas, desde su nacimiento después del crack del 29 con la Ley Glass-Steagall, hasta la actualidad, bajo el paraguas regulatorio de la Ley Dodd-Frank que firmó Barack Obama como consecuencia de la crisis financiera que asoló a los bancos en 2008.
Actualmente, la principal diferencia entre la banca comercial y la banca de inversión es que los primeros se centran en clientes minoristas y sus ingresos proceden en mayor medida de intereses y comisiones derivadas de los créditos que facilita, mientras que la banca de inversión centra su actividad en la financiación del desarrollo de las grandes empresas.
Pero esto no siempre ha sido así. Estas dos patas de la banca han evolucionado con el paso del tiempo, demostrando la capacidad de Wall Street para reinventarse.
Agentes de bolsa en el parqué de la Bolsa de Nueva York en 1936.
La Gran Depresión: pistoletazo de salida para la banca de inversión
La industria bancaria venía experimentando un periodo excelente de bonanza desde 1924. Entonces se pensaba que el crecimiento nunca se detendría. Era una práctica habitual que los bancos concedieran créditos a cualquier persona sin aval siempre y cuando lo destinaran a la compra de acciones. Se consideraba una inversión segura. Pero toda esta prosperidad llegó a su fin.
En el verano del 29, John Raskob, consejero de General Motors, escribía un artículo en el que afirmaba: "todos los ciudadanos deben ser ricos, si invierte 15 dólares ahora ganará 80.000 en 20 años". El jueves 24 de octubre de ese mismo año se produjo el crack de la Bolsa de Nueva York. Más de 16.000.000 de títulos que cotizaban a la baja no encontraron comprador provocando la ruina de miles de inversores.
El pánico era latente y miles de personas que querían asegurar su dinero tratan de retirarlo de sus cuentas bancarias. Ante esta situación, los bancos se vieron desbordados por deudas incobrables. Se paralizó el consumo del país, la Bolsa americana llegó a caer un 80% y quebraron unos 600 bancos. Empezaba la Gran Depresión.
Portada del London Herald del 25 de octubre de 1929.
Comienzan las reformas
En este contexto, Franklin D. Roosevelt era proclamado presidente de los Estados Unidos de América en 1932. Una de sus primeras medidas fue impulsar un programa intervencionista llamado New Deal con una serie de reformas bancarias que tenían como objetivo que este tipo de sucesos no volvieran a repetirse. La más importante fue la promulgación de la Ley Glass-Steagall, que promovía en su artículo 20 una completa separación entre la banca de depósito y la banca de inversión.
El principal objetivo de Roosvelt era restablecer la confianza de la nación en el sistema bancario y que el crédito volviese a fluir. Para ello, al día siguiente a su toma de posesión, obligó a la industria bancaria a cogerse “vacaciones” durante cuatro días, incluida la Reserva Federal, y se puso a trabajar en la Banking Act.
Franklin D. Roosvelt firmando el Banking Act.
Se legisló con tal rapidez que algunos congresistas no tuvieron la oportunidad siquiera de leerla antes de que se les pidiera el voto a favor o en contra. Con esta ley, se evitaba la especulación bursátil con los depósitos de los clientes. A partir de ese momento, los bancos comerciales ya no podían efectuar operaciones en Bolsa, mientras que los bancos de inversión no podían aceptar depósitos de sus clientes.
Además, esta ley regulaba también las operaciones que los bancos comerciales podían llevar a cabo, por ejemplo, limitando la rentabilidad de sus depósitos para evitar una alta competencia que podría provocar que algunos bancos acabasen ofreciendo depósitos con demasiado riesgo para ellos.
Así, para proteger los depósitos de los pequeños ahorradores, nacía la banca de inversión separada de la banca comercial, que se centraría a partir de ese momento en su objetivo originario.
Nueva York, 25/10/1929.- Tras el martes negro, se ofrece un automóvil por dinero en efectivo, ya que su dueño ha perdido todo su capital en la bolsa. - EFE
Se renuevan los pilares del sistema financiero
La banca de inversión se caracteriza por no tener una gran red de sucursales, sino grandes oficinas en los centros neurálgicos de las grandes ciudades financieras en las que se dedican a sacar empresas a Bolsa, diseñar y ejecutar OPA's, fusiones, adquisiciones, emisiones de bonos, operaciones de trading, etc.
El sendero por el que debía circular el sector financiero estaba trazado. Sin embargo, la banca de inversión crecería hasta tal punto que éste se quedaría pequeño. Empezarían a necesitarse autovías de varios carriles para circular. Se impondrían las fusiones, que acabarían por crear los auténticos gigantes financieros del siglo XXI. Estas entidades acabarían sucumbiendo, como ya se contará más adelante, ante una crisis financiera que desmanteló la industria de la banca de inversión.