BBVA Research revisa al alza el crecimiento del PIB para España en 2024 (3,1%) gracias al empleo y la demanda interna
BBVA Research ha vuelto a revisar al alza la previsión de crecimiento del PIB de España hasta el 3,1% en 2024. Esta mejora en las previsiones responde a un avance en el tercer trimestre superior a lo esperado y a la aceleración en la creación de puestos de trabajo durante septiembre y octubre. El modelo de crecimiento está pivotando hacia una mayor aportación de la demanda interna. Según el informe Situación España de diciembre, de cara a los próximos meses se espera que la recuperación continúe, aunque en un entorno condicionado por dos perturbaciones significativas: por un lado, la DANA que afectó con más intensidad a Valencia, y por otro, los cambios que previsiblemente se producirán en la política arancelaria de los Estados Unidos en 2025. Ambos factores podrían reducir el crecimiento durante los próximos meses. Para 2025 la previsión apunta a un crecimiento del PIB del 2,3%.
El crecimiento de la economía ha vuelto a sorprender positivamente, con un aumento del PIB del 0,8% en el tercer trimestre, igual que en el segundo, según los datos de Contabilidad Nacional. Esta cifra ha superado el escenario central BBVA Research de octubre. Asimismo, los datos de afiliación a la Seguridad Social de septiembre y octubre mostraron un punto de inflexión que dio fin a la desaceleración que se había observado durante los meses de verano. En noviembre, la creación de empleo se ha desacelerado como consecuencia, en parte, del impacto negativo que tuvo la DANA, sobre todo en la provincia de Valencia. En todo caso, es posible que la afiliación cierre el último trimestre del año con un avance que anticipa un incremento del PIB del 0,6 %.
Por el lado de la demanda, los economistas de BBVA Research destacan que el modelo de crecimiento está evolucionando hacia una mayor aportación de la demanda interna, que compensa la ligera desaceleración de la demanda externa. En términos interanuales, la demanda interna aportó 2,7 puntos porcentuales al crecimiento del PIB, mientras que la contribución neta del sector exterior fue de 0,7 puntos porcentuales. Dentro de la demanda interna, el consumo privado explica buena parte del crecimiento, especialmente en servicios y bienes no duraderos. A ello ha contribuido la disminución observada en las cuotas hipotecarias y en el coste de financiación, que estarían liberando recursos para el consumo e incentivando el acceso al crédito. No obstante, el consumo público sigue siendo uno de los motores del crecimiento, impulsado por el incremento de las remuneraciones de los asalariados, principalmente en las comunidades autónomas.
Las exportaciones, por su parte, mantienen un avance sólido, a pesar del estancamiento de la economía de algunos de los principales socios comerciales y los problemas estructurales en sectores clave. Esto es el resultado de dos fuerzas que se contraponen: por un lado, el ajuste que sufre el sector automotriz y que lastra el crecimiento. Por el otro, la ganancia de competitividad que se viene produciendo en empresas que han aprovechado los cambios que se han observado desde el inicio de la pandemia o que recuperan capacidad de producción gracias a la moderación de los costes de producción.
BBVA Research advierte, no obstante, de que el buen comportamiento de la mayor parte de los componentes de demanda contrasta con la persistencia de la debilidad de la formación bruta de capital fijo. En los dos últimos trimestres destaca la tendencia negativa en la adquisición de material de transporte y la falta de tracción en la construcción no residencial. “Ambos tendrían que ser sectores beneficiados por los fondos relacionados con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) y el cambio de modelo productivo hacia uno más sostenible en términos medioambientales”, apuntan los economistas.
“La velocidad en la recuperación de las zonas más afectadas por la DANA dependerá de la eficacia y suficiencia de las políticas públicas adoptadas”
Impacto limitado de la DANA en el PIB de España
Los economistas de BBVA observan que la DANA tendrá un impacto limitado en el PIB de España, aunque las consecuencias están siendo dramáticas para la actividad en las zonas más afectadas. Se estima un impacto en el PIB entre 0,0 y 0,1 puntos porcentuales en 2024 y entre 0,1 y 0,4 puntos porcentuales en 2025. Estas proyecciones están basadas en el estudio de eventos similares (como la gran riada de Bilbao de 1983 o la de Murcia de 2019) y en modelos que consideran los efectos de inundaciones y otras catástrofes naturales alrededor del mundo. Además, toman en cuenta el impacto positivo que se espera de las políticas públicas implementadas para paliar los efectos de la DANA.
En las últimas semanas, la mayoría de indicadores evidencian ya una mejora de la actividad económica en la zonas afectadas, si bien la recuperación sigue siendo desigual y especialmente lenta en los municipios que más sufrieron la DANA. “Aunque buena parte de los recursos comprometidos todavía no llegan a los afectados, las políticas públicas podrían estar explicando una parte de la recuperación del gasto, sobre todo en la medida en que estén condicionando positivamente las expectativas de los hogares y de las empresas”, apunta el informe. “La velocidad en la recuperación de las zonas más afectadas dependerá de la eficacia y suficiencia de las políticas públicas adoptadas”, añade.
Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research.
Crecimiento frágil en Europa e impacto de las políticas proteccionistas de EE. UU.
BBVA Research señala que la eurozona está mostrando resiliencia, aunque se mantienen las divergencias entre países, sectores y componentes de la demanda. El PIB se ha acelerado en el tercer trimestre, con un crecimiento del 0,4 % trimestral, gracias a la mejora observada en la economía española y, en menor medida, en la francesa, y a pesar de la debilidad que muestran la italiana y la alemana. Por sectores, se mantiene la divergencia entre la situación que sufre la industria, donde los indicadores no terminan de mostrar una mejora clara, y los servicios, donde el entorno de recuperación persiste.
En España, se espera que se consolide la transición hacia inflaciones más en línea con el objetivo fijado para el conjunto de la eurozona
Este crecimiento moderado de la actividad, junto con la tendencia de mejora en el avance de los precios, y las expectativas de consolidación fiscal explican una parte de la caída en los tipos de interés. La inflación en la eurozona se viene situando de manera consistente alrededor del 2 %, en parte gracias a la moderación de los precios del petróleo. No obstante, la subyacente muestra más resistencia a la baja. Se espera que la inflación se sitúe, en promedio, en el 1,8% tanto en 2025 como en 2026. En España, se espera que se consolide la transición hacia inflaciones más en línea con el objetivo fijado para el conjunto de la eurozona (1,8% en 2025 y 2,0% en 2026).
Las perspectivas hacia delante dependen, en buena medida, de los cambios que se produzcan en la política comercial a nivel mundial. La nueva presidencia de los EE. UU. podría establecer un aumento generalizado de los aranceles. En particular, las áreas con las que la economía americana tiene un desequilibrio comercial pueden verse especialmente afectadas. Entre las principales están China y la Unión Europea. “Si la nueva administración cumple con su promesa de elevar los costes de las importaciones de bienes provenientes de estas áreas, no es descartable que las economías afectadas respondan con medidas similares. El mayor riesgo es el de entrar en una guerra comercial que revierta parte de las ganancias que ha traído la globalización sobre familias y empresas”, explican los economistas.
Un aumento de los aranceles del 10% a las importaciones de EE. UU. provenientes de la Unión Europea podría restar más de un 1% al PIB de la eurozona durante los próximos dos años respecto al escenario en ausencia del shock. “Esto sólo es un ejemplo y el resultado dependerá tanto del momento en el que se produzca la medida, como del incremento en los aranceles que finalmente se observe, o de los sectores en los que se focalice”, matizan. La respuesta de política económica en Europa será decisiva para determinar la magnitud y duración de los efectos sobre la actividad, en un entorno de particular incertidumbre. Por un lado, será clave evitar una escalada que lleve a una guerra comercial. Por otro, la UE deberá asegurar que las empresas europeas continúen compitiendo en un entorno justo.
En este entorno, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) valore esta incertidumbre y lleve el coste de la financiación a niveles que estimulen la actividad económica. BBVA Research estima que el tipo de interés neutral para la eurozona se situaría alrededor del 2,5% y el tipo de interés de política monetaria terminaría el año 2025 en el 2%.
En España, se espera que se consolide la transición hacia inflaciones más en línea con el objetivo fijado para el conjunto de la eurozona
España, crecimiento del 2,3% en 2025 y del 1,7% en 2026
En España, varios factores podrían compensar parcialmente el impacto negativo de estos cambios, consolidando un aumento del PIB del 2,3% en 2025 y del 1,7% en 2026. Entre ellos, una respuesta de la política económica que sea rápida, focalizada y eficiente. Además, se esperan mejoras de competitividad dada la caída en el precio del petróleo y el aumento en la oferta de energía renovable. Asimismo, las lluvias intensificarán la recuperación en el sector agroalimentario. La demanda interna se apoyará en la caída de la inflación, el aumento de los salarios, el avance del empleo y la reducción de tipos de interés. “La economía ha mostrado una mayor capacidad de crecimiento que la esperada gracias a la inmigración, el aumento en la tasa de empleo y la productividad por hora trabajada”, apuntan.
No obstante, los economistas advierten de que persisten algunas incertidumbres. Las dudas sobre la capacidad de los servicios turísticos para seguir contribuyendo a la recuperación podrían aumentar en la medida en que los límites a su crecimiento no lleven a mayor inversión. La escasez de vivienda a precio asequible restringe la mejora en la calidad de vida y puede entorpecer el flujo migratorio, lo que resulta preocupante en un contexto de caída de la población activa de nacionalidad española. Por su parte, la inversión, en general, continúa mostrando una débil respuesta a la actividad. “Además, la incertidumbre sobre la política económica sigue elevada, a la espera de que se anuncien más medidas para cumplir con la consolidación fiscal para el siguiente año y sin un consenso en cómo abordar los retos de medio plazo”, señalan los economistas.