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Capital 31 dic 2015

¿Qué es la TIR?

La famosa prima de riesgo, los diferenciales de deuda, los “spreads”… la extensa lista de palabras financieras que han surgido en esta crisis y con la que todos nos hemos familiarizado, es fruto de la diferenciación que se hace del riesgo que asume un inversor en prestarle dinero a distintos agentes, ya sean públicos o privados.

Como la lógica dictamina, existe una relación entre riesgo y rentabilidad: a mayor riesgo (más probable es que no me devuelva el dinero), mayor será la rentabilidad exigida. Pensemos en el caso de un bono. Un bono es un préstamo por el cual un emisor (es decir, un agente que se pide prestado dinero a cambio de dicho bono) se compromete a devolver al inversor (agente que lo compra a modo de inversión) un cantidad de dinero en el futuro. Si el bono que ha emitido el agente ‘X’ tiene más riesgo que el de otro emisor ‘Y’, es normal que se le exija una mayor rentabilidad a ‘X’ que compense su mayor riesgo.

Dicho de otra forma, cuando percibimos que un producto es de peor calidad que otro, estaremos dispuestos a pagar un precio inferior por él. Eso sucede también con los bonos. En ese caso concreto, el bono de ‘X’ valdrá menos que el de ‘Y’, porque tiene más riesgo y todos los inversores estarán dispuestos a pagar menos por él.

Pero ¿cómo se miden la rentabilidad y el precio? La rentabilidad de un bono es un tipo de interés, que se conoce como TIR o Tasa Interna de Rentabilidad. De forma muy simplificada, la TIR es la diferencia entre el valor que me devolverán al vencimiento de un bono y su precio de compra expresado en porcentaje. En otras palabras, la TIR es otra forma de expresar el precio de un bono.

La TIR y el precio de un bono guardan una relación negativa: cuando uno se incrementa, el otro se reduce. Además, ambos parámetros dependen en última instancia de su riesgo asociado. Imaginemos ahora que se reduce el precio del bono ‘X’ y ese descenso lleva aparejado un repunte en la TIR. Si asumimos que el precio y la TIR del bono ‘Y’ no se mueven, se habrá incrementado el diferencial entre ambos, o lo que es lo mismo, se habrá elevado la “famosa” prima de riesgo.