El dólar se despierta por las políticas económicas en EE.UU.
En Colombia, el principal factor del impulso de la divisa es la reducción de la participación de Colombia en el índice de JP Morgan de deuda soberana de países emergentes, producto de la exclusión de los títulos de más corta duración.
En las últimas semanas la tasa de cambio en Colombia ha vuelto al centro de la atención en los temas económicos gracias a una importante depreciación del 6% en tan sólo mes y medio, pasando de 2.891 pesos por dólar el 20 de septiembre, a 3.065 pesos por dólar el 1 de noviembre (máximo intradía el 2 de noviembre en 3.080).
Según Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research Colombia, para explicar este comportamiento, lo primero que se tiende a mirar —como ha sido habitual desde 2014 luego de la crisis del petróleo— es el comportamiento del precio del crudo, esperando ver una caída en su cotización. Sin embargo, el barril Brent pasó de USD56,3 a USD60.2, lo que rompe su correlación negativa tradicional y permite explicar el movimiento del tipo de cambio.
Entonces, ¿Por qué se devaluó el peso? Lo primero que se puede identificar, según Reyes, es que el movimiento del peso colombiano en el primer mes (entre mediados de septiembre y mediados de octubre) fue muy similar al de las monedas de la región, lo que hace considerar que debe haber un factor común externo que explique ese primer movimiento. “Hemos identificado dos factores puntuales que permitieron dicho movimiento generalizado. Por una parte, la reunión de política monetaria de la FED de septiembre y por otra, los anuncios y avances sobre la reforma tributaria en EE.UU”, señaló Reyes.
Lo primero que se puede identificar, según Reyes, es que el movimiento del peso colombiano en el primer mes fue muy similar al de las monedas de la región.
En el primer caso, la FED ratificó en su reunión de septiembre (el 20 de septiembre para ser exactos) que las condiciones de la economía seguían favoreciendo el proceso de normalización monetaria, esto es, el incremento de tasas de interés, “anticipando un incremento adicional en 2017 (posiblemente para diciembre) y otros tres en 2018, siendo esta expectativa más marcada que la esperada por analistas y mercados, quienes tenían una probabilidad de incremento en 2017 a comienzos de septiembre de apenas 40% y que rápidamente escaló hasta casi el 100% en las últimas semanas”, complementó el economista principal de BBVA Research Colombia.
Adicionalmente, según comenta Reyes, el discurso de la FED vino acompañado del anuncio del inicio de la reducción del balance de esa institución, lo que significa que la Reserva Federal paulatinamente dejaría de comprar activos que se vencían de su balance lo que podría eventualmente presionar las tasas de mercado al alza (como efectivamente ocurrió en el último mes y medio).
Por otra parte, de acuerdo con el análisis que hace el el economista principal de BBVA Research Colombia, la reforma tributaria en EE.UU. tomó un segundo aire y se convirtió en una suerte de carta de salvación para la agenda de gobierno del presidente Trump, quien a lo largo de su primer año de gobierno había visto pocos triunfos legislativos. “Esta reforma se abrió paso superando una primera etapa con la negociación del presupuesto y una vez superado el obstáculo tomó vuelo, incluso considerando posible su trámite este mismo año”, señaló.
Ahora bien, la relación entre la reforma tributaria y la moneda está más que todo atada a la fortaleza del dólar, pues en la reforma se proponen dos puntos particulares que hacen atractiva la reinversión e inversión en EE.UU., por una parte la reducción del impuesto corporativo (del 35% al 20%) y por otra la posibilidad de un tipo de amnistía a capitales que se encuentren fuera de los EE.UU. “Ambos factores implicarían una potencial entrada de capitales a los Estados Unidos y una demanda de dólares”, dijo el economista.
La relación entre la reforma tributaria y la moneda está más que todo atada a la fortaleza del dólar.
¿Qué pasa en Colombia?
En lo que corresponde al comportamiento del mercado local, en la parte final de octubre y comienzos de noviembre el comportamiento del peso colombiano se distanció de la mayoría de sus pares regionales, mostrando una depreciación más marcada. Según Reyes, en este caso ya no atribuible necesariamente a los temas de política monetaria y fiscal en EE.UU. sino a factores del resorte interno o específico.
“Por un lado, la decisión del Banco de la República de recortar su tasa de política monetaria a finales de octubre, de manera no anticipada, creo un espacio de ajuste en el tipo de cambio (reduciendo el diferencial frente a alternativas de inversión y desmotivando entrada de capitales). Por otro lado, hubo dos noticias menores que pueden haber creado algún ambiente devaluacionista: el anuncio del Ministro de Hacienda de no requerir financiamiento externo en 2018, lo que implica menores monetizaciones esperadas; y el anuncio del lanzamiento de miembros de las FARC como candidatos a congreso y presidencia”, comentó el economista.
Sin embargo, afirmó Reyes, el factor principal que se identifica como responsable del impulso de la divisa en Colombia es la reducción en la participación de Colombia en el índice de JP Morgan de deuda soberana de países emergentes producto de la exclusión de los títulos de más corta duración que dejan a partir de noviembre de cumplir con la reglamentación del índice.
De cara al cierre del año, BBVA Research espera que la divisa finalice próxima a los 3.030 pesos por dólar y que estos niveles los mantenga durante el primer semestre de 2018.
“Así las cosas, en la medida que los factores locales se han asimilado y acompañados de un comportamiento aun favorable del precio del crudo, el peso colombiano se ha tranquilizado y nos hemos aproximado a niveles más cercanos a las valoraciones de nuestros pares regionales. Retornando a niveles técnicos importantes en torno a los 3.020 pesos por dólar”, manifestó el economista principal de BBVA Research en Colombia.
En el corto plazo, de cara al cierre del año, BBVA Research espera que la divisa finalice próxima a los 3.030 pesos por dólar y que estos niveles los mantenga durante el primer semestre de 2018, afectado aun por la política de normalización en EE.UU.
Para el segundo semestre, considera que las mejores condiciones económicas internas y la asimilación de los ajustes de política permitirán un descanso de la divisa hacia los 2.970 pesos al cierre del año.
Sin embargo, sobre este escenario existen aún algunos riesgos de un ajuste más acelerado de la política en EE.UU., un menor apetito por activos locales producto de factores fiscales locales o menores diferenciales de rentabilidad y el proceso electoral local.