El dinero electrónico: ¿ceros y unos?
El dinero es una de estas realidades que todos conocemos y tocamos cada día y, en cambio, escapa a nuestro conocimiento profundo; tan es así que ni los economistas están de acuerdo con su funcionamiento, variando la explicación de sus efectos dependiendo de la corriente de pensamiento a la que pertenezca.
Si el concepto del dinero es esquivo, imaginad la complicación que aporta al estudio el dinero electrónico, ente intangible representado por ceros y unos en el mundo binario de los computadores.
Evolución histórica del dinero
Simplificando mucho, la evolución histórica del dinero va del trueque de bienes a la utilización de mercancías o metales aceptados como medida de cambio, de la aparición de la moneda acuñada a la emisión de certificados por parte de los orfebres que tenían en depósito el oro y otros metales. Hasta este punto un material, oro principalmente, respaldaba con su valor el papel moneda.
Pero los emisores de certificados se dieron cuenta de que siempre tenían en depósito una cantidad de oro, por lo que decidieron prestar dinero emitiendo recibos (dinero fiduciario). Si hasta ese momento la confianza entre los que intercambiaban dinero era importante, imaginad el salto cualitativo que implicaba recibir papel que no estaba plenamente respaldado por el oro depositado. Y la confianza pasa a ser el verdadero garante del sistema económico mundial.
Características del dinero electrónico
Y el dinero vuelve a experimentar una evolución que expande aún más su intangibilidad: la aparición del dinero electrónico. Las tarjetas electrónicas de crédito y de débito hacen su aparición. Cuando su uso se hace ya común, un nuevo acontecimiento, el comercio en internet viene a dar una nueva vuelta de tuerca al uso del dinero. Ya no se trata de una nueva forma de pago, estamos ante la aparición de una nueva forma de dinero. Definamos el dinero electrónico o e-money:
Es el valor almacenado en un dispositivo electrónico y cuya aceptación sirve para la realización de transacciones comerciales.
Para entender a lo que nos referimos como dinero electrónico veremos las dos clases:
- Los sistemas basados en el acceso, en el que se exige una comprobación de la liquidez del cliente al condicionarse la compra a la tenencia de una cuenta corriente: Transferencias electrónicas de fondos, banca on-line o mediante tarjetas de crédito o débito.
- Sistemas de dinero electrónico propiamente dicho, en los que no intervienen las cuentas corrientes en la transacción: tarjetas inteligentes o sistemas basados en software. Importante resaltar que los emisores de este tipo de dinero electrónico pueden ser entidades financieras o privadas.
Centrándonos en el segundo tipo, podemos clasificar las tarjetas inteligentes en:
- Tarjetas con un único propósito: sirven sólo para pagar a la empresa emisora de la tarjeta. Caso típico podría ser el de las tarjetas prepago de las empresas telefónicas, o para poder adquirir refrescos u otros productos en las maquinas expendedoras de una empresa. El dinero electrónico nace al cargarse la tarjeta entregando dinero convencional y muere al gastarse el saldo.
- Tarjetas de más de un propósito: Serían las tarjetas monedero que podemos usar para diferente tipo de pagos.
- Tarjetas universales: aceptadas por empresas distintas de las emisoras que tienen los mecanismos apropiados para el cobro con estos dispositivos, pero sin usos predestinados.
La emisión de dinero electrónico tendrá grandes implicaciones en la política monetaria futura. Si el dinero electrónico pudiera circular por la economía sin la necesidad de ser convertido en dinero convencional, o se pudieran crear créditos en dinero electrónico, entonces nos encontraríamos con la aparición de un nuevo dinero fraccionario y el crédito electrónico provocaría una expansión de la oferta monetaria, sin la intervención de los Bancos Centrales.
De una forma más gráfica, imaginemos que podemos usar el oro de un videojuego para pagar el pan mediante una tarjeta emitida por la empresa de software privada. Escalofriante, ¿verdad? Un dinero privado utilizado en la economía real, una nueva oferta monetaria al margen de la intervención de los Bancos Centrales.