Día Mundial del Ahorro: todo lo que necesitas saber para conseguir ahorrar
El día 31 de octubre y, como todos los años desde 1924, se celebra el Día Mundial del Ahorro. El ahorro es muy importante en muchas facetas, entre las que, de una manera destacada, se encuentra la vida personal y familiar (tanto en familias con hijos, como en parejas sin hijos, como en parejas con hijos emancipados o en jóvenes que comienzan su carrera profesional). Como toda actividad, el ahorro requiere de algunos elementos que lo favorezcan. Veamos lo que se necesita para ahorrar.
1) Armonía familiar
La armonía familiar, las buenas relaciones de pareja, entre hermanos, entre padres e hijos, favorecen mucho el ahorro. El ahorro implica a toda la familia. El ahorro supone una renuncia a consumir en el presente con la vista puesta en el futuro, por ello es muy importante cómo se reparte esa decisión. Pero no solamente la armonía familiar favorece el ahorro; sino que un ahorro bien diseñado en cuanto a su cuantía, reparto y destino favorece la buena armonía familiar.
Es muy importante no confundir ahorro con tacañería, y mucho menos, en el ámbito familiar. La tacañería en el ámbito familiar es muy contraproducente. Negar algo que verdaderamente necesita otro miembro de la familia es la base para que ese miembro tome decisiones descoordinadas del conjunto que acaban suponiendo más gasto, fundamentalmente superfluo.
2) Para ahorrar hay que dedicar un tiempo a conocerse a sí mismos y a la familia
Conviene distinguir en el consumo, al menos, tres finalidades distintas. El consumo satisface necesidades, deseos y caprichos. La prioridad en el consumo debe ser lo más necesario, pero todos tenemos deseos en nuestra vida, aspiraciones que pretendemos satisfacer y meros caprichos pasajeros. Cuando deseamos algo debemos plantearnos si lo que deseamos merece la pena, si realmente una vez conseguido, eso que deseamos nos proporcionará verdadera satisfacción o si es el camino para conseguirlo lo que nos lo proporcionará.
Cuanto mejor nos conozcamos más ahorraremos. En primer lugar porque nos servirá para descartar opciones que finalmente no nos convencen.Todos nos hemos preguntado alguna vez “para qué compraría yo esto“. En segundo lugar, porque incentivará el ahorro para financiar las aspiraciones de futuro que verdaderamente consideramos beneficiosas. Y, por supuesto, el mejor conocimiento de los demás miembros de la familia, de sus necesidades, de sus deseos, también puede facilitar la armonía familiar.
Los caprichos son, a veces, inevitables. ¿Quién niega siempre pequeños caprichos a un niño porque son caprichos pasajeros? Todo tiene su medida. Satisfacer siempre los caprichos de los otros miembros de la familia es sembrar la semilla del derroche. No satisfacer nunca ningún capricho genera frustración. Pero siempre hay que ser muy conscientes de hasta dónde llegan nuestras posibilidades económicas. En los momentos de mayor escasez hay que tener especial tacto para negar los caprichos a los miembros más caprichosos de la familia.
3) Para ahorrar es muy importante aprender a comparar
Todos sabemos la importancia que tiene comparar precios para el ahorro. Pero no se trata de desgastar todas nuestras energías en comparar los precios del mismo bien o servicio en distintos establecimientos, o en distintas épocas. Para eso nos ayudan mucho los comparadores de precios (como, por poner solamente tres ejempos, los de productos de alimentación, los financieros o los de seguros). Y junto a los comparadores online también nos ayudan mucho los profesionales de la intermediación como los corredores de seguros, las agencias inmobiliarias o las agencias de viajes.
Pero, para ahorrar, la comparación más importante, incluso por encima de la de los precios, es la comparación de las alternativas posibles. ¿Por qué ya casi nadie zurce calcetines? Porque hay alternativas más económicas, como comprar unos nuevos. Cuesta menos comprar unos nuevos que el trabajo que lleva zurcir los viejos, ese trabajo se puede dedicar a otras labores en las que nos podemos ahorrar más dinero. Es conveniente preguntarse con cierta regularidad, incluso en decisiones cotidianas, “¿y si lo hiciésemos de otra manera?”.
Eso es algo que se ha hecho toda la vida. Se iba a comprar donde el mismo producto salía más barato (y más cómodo), pero también se buscan otros productos diferentes a los que se venían consumiendo. Un ejemplo lo tenemos con los alimentos de temporada, siempre hay que buscar la mejor alternativa.
4) Valora el ahorro energético
El ahorro energético es un proceso un poco más complicado de lo que parece, exige un esfuerzo por nuestra parte. Hay que comparar los beneficios y los costes de las distintas posibilidades. Por ejemplo, si para ahorrar 1 al año en calefacción o aire acondicionado, realizamos una inversión en aislamiento de 500, esa alternativa seguramente no será la correcta. Esa alternativa no le ayudará a usted a ahorrar, ni seguramente contribuirá un ápice a la sostenibilidad ambiental. Más bien todo lo contrario.
También habrá de considerar la compra y uso de los electrodomésticos de bajo consumo, incluso las horas en las que usa los electrodomésticos si tiene tarifa eléctrica con discriminación horaria. Si ya ha adquirido, por ejemplo, una lavadora o un lavavajillas de bajo consumo, deberá lavar lo mínimo posible a mano, para rentabilizar la inversión.
5) Hay que educar a los niños en el ahorro
Como aprender un idioma cuando se necesita profesionalmente, también es posible aprender a ahorrar de mayores, por ejemplo, cuando la necesidad aprieta mucho. Pero es preferible, y mucho más sencillo, aprender a ahorrar desde niños. Comportamientos como compartir ropa, juguetes, libros o habitaciones son una forma de ahorrar. Pero eso exige hacerlo bien, hacer partícipe al niño de lo importante que es el ahorro, de las ventajas que tiene compartir, evitando posibles celos entre los niños. A veces será una labor complicada, pero la recompensa vendrá en forma de más ahorro y armonía.
La escuela cumple una labor muy importante. Por ejemplo, las campañas de ahorro en materia de reciclaje, de ahorro de agua o energía han tenido en los niños unos de sus principales impulsores. Los niños aprenden a ahorrar en las escuelas, lo importante que es para la sostenibilidad, y luego se lo enseñan o se lo recuerdan a sus padres, a sus abuelos, a sus familiares mayores. Una vez habituados en el hábito de ahorrar, sus hijos y nietos pueden abrirle nuevos caminos para el ahorro.
6) Ahorrar no sólo requiere unos buenos hábitos de consumo, también requiere generar rentas
El ahorro es la parte de nuestra renta que no consumimos. Se puede ahorrar encontrando los mejores hábitos de consumo, pero también se puede ahorrar buscando fórmulas para incrementar nuestra renta.
En ocasiones esos ahorros que vamos acumulando se dedican a financiar, al menos en parte, inversiones de las que nosotros mismos o los miembros de nuestra familia somos protagonistas, como en el caso de los proyectos de emprendimiento o las denominadas inversiones en capital humano (como unos estudios, por ejemplo). De que esas inversiones sean exitosas y de la buena colocación del resto de los ahorros dependerá una parte de nuestra renta futura.
7) Tan importante para ahorrar es pensar en qué consideramos prescindible como pensar cómo nos vamos a desprender de ello
Para ahorrar hay que renunciar. Unas veces hay que desprenderse de cosas que poseemos. Ese sería, por ejemplo, el caso de quien quiere vender una vivienda que habita porque no se adapta bien a sus características o porque le genera muchos gastos. Otras veces hay que desprenderse de pautas de consumo habituales. Ese sería el caso de quien utiliza medios de transporte más baratos de los que usaba. En otras ocasiones a lo que se renuncia es a proyectos de futuro.
Pero raras veces existen renuncias sin coste. Ahorrar es renunciar, pero renunciar con cabeza. Por ejemplo, vender esa vivienda que no se adapta a nuestras circunstancias y nos genera muchos gastos no es una forma de ahorrar si la vendemos mal, de forma apresurada, por un precio más bajo de lo normal o tenemos que realizar excesivos gastos para venderla. Del mismo modo, si viajar en transportes más baratos supone perder buenas oportunidades laborales, estaremos realizando una renuncia que no supone ahorro ninguno. Para ahorrar hay que ser ponderados en las renuncias, valorando siempre los posibles costes derivados de nuestra renuncia.