Dhaulagiri: historias de la 'Montaña Blanca'
A principios del siglo XIX, y durante 30 años, fue considerada la montaña más alta de la Tierra, privilegio que le arrebató el Kanchenjunga después de ser descubierto. Relegado a una séptima posición en el ranking de los ochomiles, con 8.167 metros, puede presumir de ser una de ser uno de los gigantes de Nepal más bellos. Hablamos del Dhaulagiri.
Es fácil adivinar por qué al Dhaulagiri se le llama la ‘Montaña Blanca’, según la traducción del sánscrito, si observamos sus laderas totalmente cubiertas de hielo y nieve. Las rutas que llevan hasta su cumbre no son las más complicadas desde el punto de vista técnico, salvo la arista de la cima. Su principal peligro son las grandes avalanchas, especialmente entre el Campo 1 y el 3. Algo parecido a lo que ocurre en su vecino Annapurna.
En la zona más occidental de Nepal, el Dhaulagiri comparte con el Annapurna y el río Gandaki en la profundidad de sus valles el mayor desnivel que existe en la superficie terrestre, conocido como el desfiladero Kali Gandaki. La diferencia entre el río y las cumbres de ambas montañas supera los 7.000 metros de altura en menos de 30 kilómetros.
Cuenta la leyenda…
...Que un equipo de exploradores japoneses aseguró haber encontrado las huellas del famoso abominable hombre de las nieves, el Yeti, en el Dhaulagiri. Estos aventureros, que pasaron más de un mes intentando recoger alguna prueba gráfica de la misteriosa criatura, aseguraron haber visto sus pisadas, de unos 20 centímetros de longitud, similares a las de un humano aunque imposibles de adjudicar a estos por la localización.
La realidad es que, desde que en 1832 el explorador británico Hodgson contara que había visto un ser de gran tamaño, dos patas y pelo largo y oscuro, la leyenda del Yeti continúa siendo un misterio. Varios montañeros aseguran haber visto pisadas de esta criatura en las montañas del Himalaya, aunque ninguno ha aportado pruebas de su existencia. No es el caso de Carlos Soria, que asegura que nunca ha notado su presencia en las montañas del Himalaya.
La Expedición BBVA asciende al Campo 2 del Dhaulagiri en su intento de cumbre en 2012
El penúltimo ochomil en ser escalado
La dureza del Dhaulagiri, por las condiciones del terreno, puede ser una de las razones por las cuales el hombre tardó más en descubrirla. La acción se demoró tanto que acabó convirtiéndose en una obsesión para alpinistas de todo el mundo.
Con el objetivo de derrumbar el último gran mito del Himalaya (a excepción del Shisha Pangma, situado en el Tíbet, que sería el último de los ochomiles en ser hollado), los franceses Maurice Herzog y Louise Lachenal, que luego coronarían el Annapurna, realizaron un primer intento en 1950. Pero la imprecisión de los mapas les llevaron a cambiar de objetivo.
El éxito llegaría una década después, el 12 de mayo de 1960, cuando una expedición dirigida por el suizo Max Eiselin ascendió a la cumbre por la ruta de la arista noreste. Dos de los miembros que lo lograron, los austríacos Kurt Diemberger y Hermann Bulh, son además los únicos alpinistas que realizaron los dos primeros ascensos a dos ochomiles (Dhaulagiri y Broad Peak el primero, y Broad Peak y Nanga Parbat el segundo).
Dos cosas cambiaron con la primera ascensión al Dhaulagiri. La primera que las expediciones dejaron de ser nacionales y patrióticas para pasar a ser internacionales formadas por alpinistas de diferentes países. Y la segunda que el alpinismo pasó a entenderse como una labor de conjunto pero en la que cada uno se prepara y afronta el reto de manera individual.
Carlos Soria y Reinold Messner en Katmandú
Destacar el caso de cumbre en la séptima montaña más alta del planeta de Reinold Messner, que tras varios intentos lo consiguió en 1985 por la vía normal. Era su duodécimo ochomil, pero lo subió en tres días y tan sólo 15 después de haber logrado la cima del Annapurna. ¿Repetirá Carlos Soria la gesta de su ídolo?