Deuda pública: cuando lo recaudado no alcanza
A veces, lo recaudado vía impuestos no alcanza y hay que emitir deuda pública. Ésta viene a ser un mecanismo por el que los compradores prestan dinero a los vendedores, instrumento más de deuda.
La deuda pública toma numerosas formas: letras del tesoro, obligaciones del tesoro, bonos con diversos límites temporales (desde unos pocos meses a 30 años), etc. Aunque oímos hablar de ella casi a diario, ¿realmente sabemos cómo funciona?
Para qué sirve la deuda pública
La deuda pública sirve para financiar a los gobiernos, pero no es lo mismo que esa financiación se utilice para pagar el gasto corriente o para cubrir ciertos desmanes, a que se utilice para financiar obras públicas, por ejemplo.
Los economistas en general, y los hacendistas en particular, opinan, generalmente, que la deuda debe emplearse en la adquisición o construcción de bienes que produzcan un cierto retorno, de modo que el propio bien genere dinero para devolver el montante de la deuda pública, intereses incluidos. Estos, a su vez, dependerán de las calificaciones de las agencias de rating y de la prima de riesgo del país.
Si utilizamos la emisión de deuda pública (que a menudo es deuda política que paga el público) para construir un puerto en Algeciras, el dinero que generará dicho puerto pagará la deuda y los intereses. Por lo tanto, la emisión de deuda no es mala, pero ha de utilizarse de forma correcta pues, en caso contrario, empeorará la situación que se pretendía paliar.
Deuda pública versus impuestos
Como ya hemos comentado, cuando un estado necesita financiación tiene dos vías principales, impresión de dinero (señoreaje) aparte. O sube los impuestos o emite deuda pública. Lógicamente, esta deuda habrá que pagarla tarde o temprano.
Uno de los primeros en estudiar la dualidad deuda/impuestos fue el economista británico David Ricardo. Él, postulaba que la única diferencia entre los métodos de financiación era temporal: o se pagan impuestos hoy o mañana. Si se utilizaba la deuda pública, los ciudadanos tendrían más dinero en ese momento, pero al ser conscientes de que en el futuro tendrían que pagar más impuestos, ahorrarían un dinero adicional para ellos.
Volumen versus velocidad de endeudamiento
Existe una cierta controversia entre los economistas en lo que a volumen de deuda y velocidad de endeudamiento se refiere. Para unos, lo nefasto es tener un gran volumen de deuda, para otros, es la velocidad de endeudamiento lo que cuenta.
Un gran volumen de deuda puede provenir de varias causas: petición de dinero reiterada, una gran inversión en algo, etc. Durante los últimos años, la economía de la demanda de Keynes, propugnaba que niveles altos de endeudamiento gubernamental no tenían por qué ser perjudiciales.
Cuando un país se endeuda rápidamente y de forma sostenida, normalmente suele ser síntoma de que está gastando mucho más rápido de lo que ingresa y, salvo que la deuda se utilice para financiar bienes con retorno, esto suele derivar en procesos traumáticos para las finanzas nacionales.
La deuda pública en Europa
Nuestro país tiene un volumen de deuda que no es muy dispar a el de otras economías fuertes de Europa. Sin embargo, su ritmo de crecimiento ha sido mucho más rápido que el de otros países.
Esto parece apoyar a los economistas que dicen que lo nefasto es el ritmo de endeudamiento y no el volumen. Nuestro país tiene un ritmo de endeudamiento similar al de los PIIGS (Portugal, Italy, Ireland, Greece, Spain) y niveles de deuda similares a países a Alemania, Austria e incluso menores a los de Francia.