¿Por qué la deuda global es una fuente de preocupación?
La deuda global es una fuente de preocupación por varios motivos. Sara Baliña, de BBVA Research, los repasa y analiza.
Hay varios motivos que explican que la deuda global sea una fuente de preocupación.
- En primer lugar, el volumen de deuda global a día de hoy es muy elevado, se encuentra a niveles máximos, rondando casi el 225% del PIB mundial.
- En segundo lugar, la deuda global ha tenido una importancia creciente en la recuperación económica después de la gran recesión. En este sentido, es conocido el papel que han jugado los principales bancos centrales inyectando liquidez y bajando los tipos de interés, que al final ha sido un incentivo al endeudamiento. A día de hoy se está produciendo un tránsito hacia un régimen monetario diferente, donde las condiciones de financiación van a estar más tensas en los próximos trimestres, y esto puede comprometer la capacidad de pago de los agentes más endeudados y trasladarse a una reducción de sus decisiones de gasto.
- El último motivo y no por ello menos importante es que la nueva deuda se ha concentrado básicamente en agentes y países de baja concentración crediticia, que son especialmente vulnerables a un shock de financiación o de crecimiento.
¿Estamos ante un episodio como el de 2008?
Los paralelismos con 2008 son inevitables, pero hay algunos elementos diferenciales que merece la pena destacar. Entre las principales similitudes, es normal pensar en el aumento de las estrategias de apalancamiento financiero que se han observado en un entorno donde ha primado la búsqueda de rentabilidad. Y, sobre todo, el hecho de que hayan emergido señales de sobrevaloración en algunos mercados de financiación importantes como el mercado de crédito o el mercado de acciones.
En cuanto a las diferencias, merece la pena destacar el hecho de que en 2008 los focos de riesgo estaban básicamente concentrados en el sector privado de los países desarrollados, incluido el sector bancario. A día de hoy, en términos agregados, su posición está bastante saneada y, por lo tanto, los riesgos se han originado y han vertido hacia dos frentes fundamentales.
- El primer frente es el mercado emergente, con un momento muy significativo de la deuda corporativa, no solamente en China sino también en otros países.
- El segundo frente hace referencia al deterioro generalizado que se está observando en los ratios de deuda pública, con muchos países superando los umbrales que, de alguna forma, son compatibles con la sostenibilidad.
¿Cuáles son los principales focos de riesgo global?
Si hay que acotar los riesgos a dos geografías fundamentales que pueden provocar un shock global estas serían, sin duda, China y Estados Unidos.
En el caso de China porque, al final, tiene que afrontar el reto de crecer gradualmente menos pero sorteando la reducción de su apalancamiento privado. Es un reto complicado y cualquier fallo en la gestión de este proceso puede tener implicaciones muy relevantes para la economía mundial, generando incluso un efecto recesivo significativo.
En el caso de Estados Unidos, por el deterioro que estamos observando en sus cuentas públicas y que parece que va a continuar en los próximos años. Aquí no se hace referencia a dudas sobre la solvencia de Estados Unidos, sino básicamente la reacción que puedan tener la Reserva Federal y el sector privado estadounidense.
- En el caso del banco central, de la Reserva Federal, porque puede verse inclinado a subir los tipos de interés de manera más rápida de la pronosticada y esto, al final, va a tener un shock sobre las condiciones de financiación globales, en particular de los países emergentes.
- Y en el caso del sector privado, de los hogares y las empresas estadounidenses, porque llegado el momento pueden decidir recortar sus decisiones de gasto presente anticipando, por ejemplo, un incremento de impuestos en el futuro dado este deterioro de las cuentas públicas.
En cualquier caso, lo relevante es destacar que con independencia de de dónde venga el elemento de riesgo, el foco de riesgo, el margen de maniobra del que disponen las autoridades a día de hoy para poder afrontar una posible recaída de la actividad, es quizás menor que el que teníamos en 2008.