Cuidar el arte: conservación y restauración de la Colección BBVA
No existe mayor testigo de la historia que el arte. Presente en todas las épocas y culturas, sus creaciones han llegado hasta nuestros días cargadas de valor estético y documental. Por eso, el trabajo que se realiza con la Colección BBVA poco tiene que ver con las finanzas propiamente dichas. Consiste en cuidar el arte, para preservar nuestra historia.
La Colección BBVA contrató en 2013 un servicio de restauración para asegurar que las 7.000 piezas de calidad museo -pinturas, obras sobre papel, esculturas y piezas de artes decorativas- que forman el patrimonio artístico del banco se encuentren en las manos más profesionales.
Pese a ser expertos restauradores, todos ellos se esfuerzan por no tener que demostrarlo en ninguna ocasión. “La conservación preventiva es muy importante para no llegar al punto de tener que restaurar las obras de arte”, explica María Luisa Barrio, responsable de Patrimonio Histórico-Artístico de BBVA.
La conservación preventiva es una intervención continua e integral que tiene en cuenta cómo afectan las condiciones ambientales a las obras de arte, por lo que estudia al detalle las características del espacio que acogerá a cada obra. La temperatura debe mantenerse entre los 18 y los 22 grados y la humedad ambiental entre el 45 y el 55%, variando mínimamente en función del material. La luz es el tercer factor ambiental a tener en cuenta y es que, siendo imprescindible para la apreciación de cualquier obra, es una de las principales causas de deterioro. “Lo más importante es que no haya grandes fluctuaciones de temperatura y humedad, que sea estable, porque los cambios bruscos son los que más dañan la obra. Se puede destensar el soporte o desprenderse la pintura”, explica María García-Frías, jefa de restauración.
Taller de restauración de pinturas de la Colección BBVA - BBVA
Pruebas científicas antes de proceder a una intervención
Restaurar una obra es una operación delicada. Como auténticos cirujanos, ataviados con guantes y batas blancas, los expertos de la Colección BBVA realizan todo tipo de intervenciones. Limpieza de la suciedad superficial, asentamiento del color, corrección de daños en los soportes o aligeramiento de barnices alterados son algunos de los procedimientos más frecuentes.
Pero antes de comenzar el tratamiento, es necesario realizar un diagnóstico de las piezas. Gracias a estudios previos, análisis químicos y radiografías del cuadro es posible conocer los secretos y la historia de la obra. En este ‘preoperatorio artístico’, se desvelan datos como cuáles eran los colores originales e incluso las modificaciones que se le han hecho a lo largo del tiempo.
Los restauradores remedian en la medida de lo posible todos los deterioros que ha sufrido una pintura, incluidas alguna intervención desafortunada realizada por colegas suyos en el pasado. La avanzada tecnología con la que cuentan actualmente María García-Frías y Beatriz Lahoz, restauradoras de pintura que trabajan para Colección BBVA, les permite trabajar con una precisión inimaginable hace algunos años.
Antes y después del cuadro restaurado de Carlos III - Colección BBVA
Esculturas expuestas a la lluvia y el sol
El arte tridimensional también ocupa un espacio relevante en la Colección BBVA. Esculturas que abarcan desde el siglo XV hasta la edad contemporánea han sido rescatadas y restauradas en los talleres.
El siglo XX supone un reto especial, puesto que artísticamente fue una etapa totalmente experimental. “Lo bueno es que algunos autores están vivos y podemos contactar con ellos para que nos expliquen el proceso de creación y poder hacer así una restauración adecuada”, cuenta María José Salas, restauradora de escultura y marcos. Es el caso de ‘El devenir’ de Andreu Alfaro, una de las esculturas que decora la plaza de la Ciudad BBVA en Madrid. Fue el propio ayudante del artista quien se encargó de fabricar la réplica de las piezas que estaban rotas.
La conservación cobra especial importancia en estas obras, sobre todo cuando se trata de piezas localizadas en exteriores. Al estar expuestas a la lluvia, el frío o el calor necesitan cuidados continuos. Las restauradoras se encargan de aplicarles los recubrimientos necesarios para que ni el invierno ni el verano alteren su estado y forma.
Llama especialmente la atención el trabajo realizado sobre una obra de José Luis Fajardo que actualmente decora la cafetería de la planta 11 de la Vela, la torre ovalada que preside la Ciudad BBVA. María Álvarez, restauradora de escultura y marcos, cuenta que cuando dieron con ella en uno de los almacenes donde se guardaban las piezas de la actual Colección, esta escultura de aluminio tenía marcas de limpiezas muy agresivas, arañazos e incluso grafitis de esvásticas. “Tuvimos que hacer una restauración bastante invasiva y plantearnos pulir la obra completamente”, asegura la restauradora. El resultado final es más que sorprendente.
Escultura de José Luisa Fajardo tras ser restaurada - BBVA
La acidez, el mayor enemigo del papel
La Colección BBVA cuenta con valiosas obras realizadas sobre papel, que incluyen desde pagarés del siglo XV a obras firmadas por artistas como Joan Miró o Miquel Barceló. La acidez es su mayor enemiga, afirman Liudmila Lidón y Marta García, restauradoras especialistas en el cuidado de estas delicadas joyas sobre papel.
“Rompe las fibras que componen el papel haciendo que con el tiempo se destruya la obra. Para su conservación es necesario conservarlos en carpetas con materiales de PH neutro que las mantienen alejadas de otros soportes que puedan transmitirles acidez”, explican las conservadoras.
El montaje es otro de los problemas a los que tienen que hacer frente. Lidón y García se encuentran a menudo con obras que han estado enmarcadas en materiales o con adhesivos de pésima calidad que han terminado dañando la obra. El papel, que ya es frágil de por sí, se debilita cuando se le añaden este tipo de montajes con materiales no apropiados o adhesivos demasiado ácidos.