Cuando los sueños derriban muros, la brecha de género tiembla
Todos recordamos a ese profesor o profesora que una vez nos preguntó qué queríamos ser de mayor. Un momento crítico en la vida de un niño, porque es ahí cuando empieza a construir su propio ser y a proyectarse en lo que podrá lograr en el futuro. Un estudio publicado por la revista Science refleja que las niñas, a partir de los seis años, son menos propensas a relacionar la genialidad con su propio sexo. La gran desigualdad entre hombres y mujeres, los estereotipos de género y el modo en que las educamos, empujan a las niñas a limitar sus aspiraciones, a construir muros en sus propias cabezas.
Sin embargo, a lo largo de la historia muchas mujeres se han atrevido a soñar y han logrado abrir puertas que parecían cerradas con candado. Es el caso de Concepción Arenal que disfrazada de hombre, pudo asistir a clases de Derecho en 1849, o de María Elena Maseras, la primera alumna en España que se matriculó en la Universidad para estudiar medicina unos años después. Algo similar ocurría en Chile en esos años, cuando Eloísa Díaz logró ser la primera mujer en América del Sur en obtener un doctorado en Medicina y Cirugía.
A lo largo de la historia muchas mujeres se han atrevido a soñar y han logrado abrir puertas que parecían cerradas con candado
Ellas y otras valientes dieron los primeros pasos para que más mujeres pudieran acceder a estudios superiores. De hecho, de las 21 alumnas matriculadas en España en el curso 1909-1910, se pasó a más de 2.000 en 1935. Han transcurrido más de 100 años desde entonces, y hoy en día el 60% de los estudiantes universitarios que se gradúan en España son mujeres.
La educación es fundamental para reducir la brecha de género, y tener referentes femeninos, clave para que las niñas sueñen y puedan volar con los pies en el suelo. Algo de lo que habla la campaña viral “Dream Gap” de la empresa Mattel, que señala la importancia de ver a mujeres brillantes haciendo cosas brillantes para inspirar a las niñas de todo el mundo a que logren su máximo potencial.
Como explica este vídeo, ver cómo otras mujeres han roto estigmas y alcanzan sus metas les ayuda a que puedan imaginarse a sí mismas haciendo lo mismo. De hecho, muchas veces es alguien cercano, una abuela, una madre, una compañera… quien muestra el camino con su ejemplo. Y esto es lo que pretende Rut Pelaiza, una asesora de la Fundación Microfinanzas BBVA en Perú, que trabaja formando a otras mujeres de escasos recursos para que puedan salir de su situación de vulnerabilidad a través de sus pequeños negocios. Rut contará su historia de superación el 13 de marzo en Naciones Unidas, y dará un nuevo paso en un valiente ejercicio de intimidad en el que explicará, ante los principales actores mundiales que trabajan por la igualdad de género, cómo creyó en sí misma, rompió decenas de estereotipos y sacó adelante a sus tres hijas cuando el padre las abandonó.
Esta embajadora de la Fundación lucha cada día para que otras mujeres como ella tumben los prejuicios que pesan sobre sus hombros. Y es que está demostrado que cuando sueñan son capaces de sacarle todo el partido a las oportunidades que tienen a su alcance. “Observamos en las emprendedoras que atendemos, que aunque sus préstamos y activos son más pequeños, crecen a tasas más altas que los de los hombres, y en el segundo año, 4 de cada 10 mujeres supera su nivel inicial de pobreza”, señala la responsable de Empoderamiento de la Mujer de la FMBBVA, Laura Fernández Lord.
Rosa Norambuena, emprendedora de la Fundación Microfinanzas BBVA en Chile
La inclusión financiera juega un papel fundamental para dar herramientas a todas esas mujeres que cada día creen en un mundo mejor para ellas y sus familias. Por eso la Fundación apuesta por ellas, por su capacidad para quitar ladrillo a ladrillo las barreras que les impiden alcanzar sus metas. “Muchas mujeres se encuentran con mayores obstáculos para acceder a servicios financieros formales debido a su falta de activos y garantías, menores niveles educativos, a una baja autoestima y al temor a ser rechazadas“, afirma el director general de la FMBBVA, Javier M. Flores. “La Fundación quiere estar ahí, y apoyarlas con productos y servicios financieros adaptados a sus necesidades, así como educación financiera, capacitación técnica para sus negocios y acceso a redes de apoyo y contactos”, concluye.
La fuerza y la valentía de las mujeres para romper barreras es algo que ya ha quedado sobradamente demostrado a lo largo del tiempo, incluso cuando se trata de sesgos inconscientes que frenan su crecimiento y su progreso. La educación, más referentes femeninos y el acceso a servicios financieros son la escalera, el mazo y la pértiga para lograr derribar esos muros y sacar a la luz su máximo potencial, su mejor sueño.