Cuando ganar no es lo importante… sino lo principal
Pasaron 48 años desde el último debut mundialista con triunfo de Uruguay. Fue en México 1970 frente a Israel (2-0); posteriormente sólo empates y derrotas: En 1970 frente a Holanda (0-2), en 1986 con Alemania (1-1), en 1990 con España (0-0), en 2002 frente a Dinamarca (1-2), en 2010 con Francia (0-0) y en 2014 frente a Costa Rica (1-3).
Hoy en su estreno mundialista en Rusia, Uruguay no estuvo en su mejor nivel, viéndose maniatado por un esquema defensivo de Egipto muy sólido, muy monolítico, que colocó una línea de cinco volantes trabajando en todos los sectores con una alta presión que no dejó jugar con claridad a los mediocampistas uruguayos, que tan bien tratan el balón.
No jugamos con 'momias egipcias', muy lejos de creer que pudo ser así. El mundo ya no es ni ancho ni ajeno, todos juegan mejor y son capaces de complicar a cualquier rival como pasó en la mañana de hoy. Se veía un empate cantado o un contraataque peligroso; sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, la selección del maestro Tabárez no lograba concretar el gol aún contando con dos de los mejores delanteros del mundo.
Héctor Cuper, un viejo 'lobo de mar'
En el campo de juego se vio la huella del memorable exfutbolista y director técnico argentino, Carlos Timoteo Griguol; quien dirigiendo en Ferro obtuvo el Metropolitano y Nacional en 1981 y 1984, entre otros títulos en Argentina, contando con el actual técnico de Egipto, Héctor Cuper, como estandarte de la defensa de los verdes de Caballito, discípulo con marca registrada y varios títulos.
El entrenador del equipo egipcio es un gran estratega y conocedor de este deporte, con una vasta experiencia, acompañada de buenos logros. Así, armó un esquema y una telaraña que casi lleva a lograr un resultado de empate frente a Uruguay que, dicho por él mismo, es candidato a seguir.
Una vieja receta por arriba
Ver a Egipto como si todos estuvieran unidos a la cintura por una cuerda imaginaria permite deducir que en esta selección hay trabajo. El debut como siempre, no iba a ser fácil; de hecho, no lo fue aún sin su máxima figura Salah, quien tal vez podría haber absorbido toda la responsabilidad. No se sabe, pero lo que sí se vio fue que la selección africana complicó, fue ordenada, hizo los deberes y anuló principalmente a Suárez con un esquema y una figura táctica que Uruguay solo pudo doblegar en el último minuto al utilizar un arma conocida mundialmente, pero letal y que nos sigue dando resultado: una vieja receta aérea, aunque no jugando al nivel que la Selección Oriental puede y sabe jugar.
A pesar de haber convertido en figura al veterano arquero africano, la Selección Uruguaya movió la aguja del ‘mereciómetro’, aunque sin jugar como sabe. El palo del arco también se vistió de rojo. Acá no se trata de merecer, hay que mejorar y tener otro respiro. Pasó el primer partido, se rompió el molde y se ganó después de casi medio siglo. Pero el mundial continúa y la idea de llegar lejos se mantiene; ningún camino es sencillo ni asequible, se nos viene Arabia Saudita y luego los locales. Sin duda, ganar el primer partido fue muy importante y alentador.