El crédito, una buena opción para pagar los gastos del regreso a clases
No hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza: el regreso a clases está aquí y viene acompañado de compromisos financieros de carácter obligatorio. De no tener dinero ahorrado, una solución podría ser contratar un préstamo.
De acuerdo con una investigación realizada por la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope CDMX) los mexicanos gastan en promedio 2,768 pesos únicamente en los útiles escolares por cada estudiante, a lo que se le tienen que sumar 1,764 pesos por la compra del uniforme, dando un total de 4,532 pesos.
Lo anterior, sólo si se considera a los estudiantes de escuelas públicas, pues si estudian en instituciones privadas habrá que añadir los costos propios por la inscripción y colegiatura, lo que incrementará significativamente la suma a pagar. En caso de no contar con la cantidad necesaria que representa el regreso a clases, o no querer descapitalizarse, un préstamo bancario es una opción para resolver los pagos necesarios. Pero, ¿cuál es mejor? A continuación se presentan tres tipos de préstamo a los cuales se puede recurrir:
Crédito personal. Este producto crediticio lo otorga directamente el banco a sus clientes, ya sea que ellos lo soliciten o que periódicamente, dependiendo de su historial y comportamiento con otros productos bancarios, el mismo banco le haga llegar una oferta adecuada a su perfil y capacidad de pago.
Tarjeta de crédito. Después de un periodo, muchas tarjetas ofrecen préstamos a sus tarjetahabientes. El historial crediticio es un factor importante para determinar el monto y los plazos. Además, con la misma línea de crédito es posible realizar compras un día después de la fecha de corte y tener hasta 50 días de financiamiento sin generar intereses.
Crédito de Nómina. Antes de considerar este tipo de préstamo es necesario evaluar el presupuesto actual y el de los próximos meses. Es necesario tener identificados cuáles son los gastos fijos y los variables, ya que los pagos propios del préstamo se descuentan automáticamente de la nómina, por lo que a pesar de ser cómodo debe de tomarse con cautela para mantener la salud crediticia.
Si es necesario adquirir una deuda para solventar este regreso a clases, no es el fin del mundo, siempre y cuando esta decisión se evalúe detenidamente verificando que los pagos correspondientes a este compromiso no excedan el 30% de los ingresos mensuales.