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La creación de empleo, clave para la mejora de las pensiones públicas

El empleo y la productividad son factores determinantes del crecimiento de la pensión media. Al fin y al cabo, el gasto en pensiones en un sistema de reparto como el español debe ser igual a los ingresos, que a su vez dependen del empleo y del salario medio. En el último informe sobre los retos del mercado de trabajo de BBVA Research, presentado por Rafael Doménech en el curso de la UIMP organizado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, se destaca la importancia del empleo para la sostenibilidad y suficiencia del sistema de pensiones.

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Tras cuatro años de recuperación, los datos de empleo siguen mejorando. La Seguridad Social ha recuperado el 68,3% de la afiliación destruida desde 2007; la tasa de desempleo se situará en torno al 17,4% en el segundo trimestre tras haber alcanzado su máximo en 2013 (26,94%); la temporalidad era del 25,75% el primer trimestre de 2017 frente al 34,59% que alcanzó en 2013; y se ha recuperado ya el PIB previo a la crisis.

Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. La tasa de desempleo se situará previsiblemente en el 15,3% en 2018 y la temporalidad seguirá siendo elevada. Aunque la economía española es más productiva que en 2008, todavía no se han recuperado los niveles de empleo previos a la crisis. Incluso alcanzando esas tasas de empleo (65,8 personas empleadas de cada cien en edad de trabajar en 2007), todavía habría un amplio margen de mejora hasta converger a las tasas de empleo de Alemania, Dinamarca o Países Bajos, cercanas al 75%.

Por todo ello, los retos principales del mercado de trabajo en España son reducir la tasa de paro y la temporalidad, creando un empleo de calidad, estable y productivo, que ayude a reducir la desigualdad y se sitúe al nivel de las economías europeas más avanzadas.

El mercado de trabajo, un problema secular

El funcionamiento del mercado de trabajo en España durante las últimas décadas ha sido bastante deficiente, como resultado de su diseño para el periodo anterior a la globalización. El empleo ha sido excesivamente volátil y dual, con desajustes entre los crecimientos de los salarios y la productividad, con una formación deficiente en amplios segmentos del mercado de trabajo, y con una baja eficiencia de las políticas activas que deben facilitar una rápida transición del desempleo al empleo. El mercado de trabajo se ha convertido así en un problema secular, que exige seguir trabajando en la corrección de sus debilidades estructurales en un mundo sometido a un intenso proceso de transformación digital. Un proceso que supone una enorme oportunidad para nuestra sociedad, pero también un exigente reto.

Por eso, y a pesar de las reformas implementadas en los últimos años, todavía son necesarios cambios estructurales que mejoren el funcionamiento del mercado de trabajo en el mundo digital. En lugar de ser espectadores pasivos de los cambios que se están produciendo, es necesario que la sociedad, las empresas, los ciudadanos y las políticas públicas gobiernen el cambio tecnológico con medidas en tres pilares fundamentales:

  • Educación: se trata de invertir en capital humano y formación para conseguir que el progreso técnico sea complementario a los trabajadores en vez de sustitutivo, también en tareas menos cualificadas. De esta manera se puede conseguir que los efectos de la transformación tecnológica y digital sean el aumento de la productividad y de los salarios, en lugar de la destrucción de empleo. Para ello, la formación continua y la mejora de conocimientos y habilidades sociales son fundamentales. El objetivo, en definitiva, es más y mejor educación, atendiendo a las nuevas necesidades sociales.
  • Equidad: para lograr un crecimiento inclusivo hará falta diseñar, implementar y evaluar de forma continuada aquellas políticas destinadas a lograr la equidad. No se trata, por tanto, de frenar el progreso y la adopción de innovaciones en big data, robotización, inteligencia artificial e internet de las cosas, sino de conseguir poner al alcance todos la nueva riqueza generada.
  • Empleo: hace falta eliminar barreras a la creación de empleo, a la inversión y al crecimiento de las empresas mediante políticas para conseguir un mercado de trabajo más eficiente y equitativo. El objetivo es claro: reducir la tasa de paro y la temporalidad de los contratos para construir un mercado de trabajo más estable que favorezca el crecimiento, en general, y garantice la sostenibilidad del sistema con pensiones lo más elevadas posible.