Cómo correr el kilómetro perfecto
La moda del running lleva instalada entre nosotros no pocos años pero desde la crisis se ha acentuado aún más. Es un deporte que aporta grandes beneficios a la salud, no es caro comparado con otras modalidades y nos aporta vitalidad, confianza y desconexión durante el ejercicio.
Ropa cómoda, unas zapatillas y una ciudad a tus pies. Es así de sencillo, pero no pocos corredores se preguntan si su ritmo de carrera es bueno sin ser un profesional porque para la inmensa mayoría no se trata de competir sino de hacer ejercicio.
Para un corredor no profesional podríamos establecer tres categorías de tiempos en los que movernos: los runners normales correrán el kilómetro entre 5 y 8 minutos, los buenos entre 4 y 5 y los muy buenos se moverían en la horquilla de los 3’30” a los 4 minutos.
Pero el objetivo de no pocos runners es llegar a esa mágica cifra de los 4 minutos cada 1.000 metros recorridos. Un dígito que en muchos casos parece utópico pero que es alcanzable en base a ciertos parámetros fáciles de llevar a cabo.
Como sucede en cualquier disciplina deportiva, el control del peso es fundamental pues la grasa sobrante mermará nuestra capacidad atlética así que eliminarla depende del ejercicio físico y de una dieta rica y saludable.
Para alcanzar la meta de los 4 minutos consideramos imprescindibles las series de velocidad y los ejercicios de fuerza con pesas así como tonificar el cuerpo fortaleciendo tronco y extremidades.
Concienciados ya en cuanto a dieta y físico, llega el turno de la técnica a la hora de correr para evitar lesiones y optimizar nuestro ritmo de carrera.
La cabeza y el torso, siempre erguidos, mientras los hombros basculan y se controla la respiración para liberar el diafragma.
El running, mucho más que un deporte, es un estilo de vida
La cadencia de ritmo y zancada se antoja fundamental pues todo cambio de ritmo es contraproducente. 180 pasos por minuto nos pueden llevar al objetivo a alcanzar pero siempre con flexibilidad pues cada zancada es distinta y el número es aproximado.
Las rodillas son parte fundamental en todo deporte pero más aún si corremos sobre el asfalto de la ciudad. El impacto a la larga puede producir lesiones. Para mitigar ese golpeo constante, deberemos pisar con la parte media del pie, ni punta ni talón, ya que cuanto menos forcemos la pisada, mejor será para las articulaciones. Por lo tanto, las rodillas sufren... si corres mal. Para hacerlo de manera correcta, hay que caer de metatarsos o pie plano y pisando bajo tu eje de verticalidad. Así no sufrirán.
El cuerpo ha evolucionado durante millones de año para ello. Para lo que no estamos preparados es para caer con el talón, que es lo lesivo. Y atención a las zapatillas que utilizas: unas te obligarán a caer de talón más que otras así que antes de salir a correr, deberás saber si eres pronador, supinador o neutro.