El consumo privado crece, pero pierde protagonismo
El consumo privado perdió protagonismo durante 2017. Así, el gasto de los hogares habría crecido el 2,5% el pasado año, medio punto menos que en 2016. Su avance se ralentizará hasta el entorno del 2% en el bienio 2018-2019 por el menor impulso de sus determinantes y las repercusiones de la incertidumbre de política económica.
Durante la segunda mitad de 2017, la economía española ha continuado su recuperación. A pesar del repunte de la incertidumbre asociado a las tensiones políticas en Cataluña, el crecimiento del PIB podría haber alcanzado el 3,1% en 2017, y se espera que sufra una ralentización en 2018 y 2019 hasta el 2,5% y el 2,3% respectivamente.
El consumo privado perdió protagonismo en 2017. El año pasado, el gasto de los hogares creció el 2,5%, medio punto menos que en 2016. Aunque las contribuciones de la renta y la riqueza al crecimiento del consumo se moderaron, el principal responsable de la ralentización del gasto el año pasado fue la desaparición paulatina de la demanda latente de bienes duraderos a lo largo del primer semestre.
Tras la atonía de la primera mitad de 2017, el gasto en bienes duraderos cobró dinamismo en la segunda. Así, destaca el comportamiento de las ventas de automóviles. El mercado de particulares, que había acusado la desaparición del PIVE en julio de 2016, tomó impulso en 2017 hasta superar las 55.000 unidades vendidas al mes entre julio y diciembre. Las estimaciones de BBVA Research indican que las matriculaciones de turismos seguirán creciendo en 2018 y 2019, pero a un ritmo menor. Además, el aumento de la demanda de vivienda y la recuperación del sector han impulsado el consumo de otros bienes duraderos como el mobiliario y los artículos de línea blanca.
Aunque las perspectivas del consumo privado son positivas, su crecimiento se ralentizará hasta el entorno del 2% durante el bienio 2018-2019. La moderación del avance de la renta disponible real de las familias provocada por la pérdida de dinamismo en la creación de empleo, el menor ritmo de crecimiento de la financiación al consumo y la menor contribución de la riqueza financiera neta al incremento del gasto son algunas de las causas de esta ralentización. Además, se prevé que la mayor incertidumbre sobre la política económica advertida en el último trimestre de 2017 reste entre una y tres décimas al crecimiento del gasto de los hogares en 2018 y 2019.
Las compras ‘online’, cada vez más generalizadas
La trascendencia del comercio electrónico no ha dejado de aumentar durante los últimos años. Un estudio de BBVA Research que hace uso de tecnologías 'big data' para analizar más de 3.500 millones de transacciones con tarjeta realizadas por los clientes de BBVA ha revelado que el 57% de los consumidores adquirieron algún producto por Internet el año pasado, de manera que las compras 'online' ya representan cerca de una quinta parte del volumen total del gasto con tarjeta. Sin embargo, al analizar el origen del vendedor, se advierte que tan solo el 46% del volumen de compras por Internet realizadas desde España se factura en nuestro país. Esto se debe, principalmente, a que numerosas multinacionales que comercian 'online' concentran gran parte de su facturación en número reducido de países, como Reino Unido o Irlanda.
Los cambios en el mercado residencial afectan al consumo de bienes duraderos
Los cambios en el mercado residencial no solo repercuten sobre el consumo a través de su impacto en el precio de los inmuebles, sino también como consecuencia de la complementariedad entre la demanda de vivienda y la de ciertos bienes duraderos y servicios. Así, a partir de la información longitudinal de la Encuesta de Presupuestos Familiares, se estima que el gasto en bienes duraderos -especialmente, muebles y electrodomésticos- aumenta en torno al 35% cuando el hogar adquiere una vivienda. Estos resultados son independientes de los cambios en el tamaño de la unidad familiar, los ingresos o la situación laboral de sus miembros.
Las previsiones de BBVA Research indican que el avance de la demanda en vivienda continuará durante los próximos trimestres, lo que contribuirá de forma significativa a la recuperación de los niveles de gasto en bienes duraderos.