Constelaciones de satélites, el mundo digital sin fronteras
Los proyectos de las empresas SpaceX, Oneweb y Amazon quieren conectar a todo el planeta con mejores servicios de internet a través de redes de satélites. Organismos como la Agencia Espacial Europea creen que este tipo de proyectos traerán ventajas en campos como las comunicaciones, la banca digital o el transporte aéreo, marítimo y terrestre. Aunque algunas voces son críticas con la intención de lanzar miles de satélites a la órbita terrestre baja.
Elon Musk sigue mirando al cielo. Desde hace unos años, el empresario pretende ser el pionero en enviar un vuelo tripulado a Marte. Y mientras tanto, busca la manera de mejorar la conectividad en la Tierra. Starlink es la prueba de ello. Su empresa, SpaceX, lleva dos años enviando satélites a 550 km de altitud para establecer una red satelital que mejore las conexiones a internet: más rápidas y con menor latencia. Un proyecto similar al que también llevan a cabo Amazon, con la ayuda de Boeing, y OneWeb, que cuenta con el apoyo de la Agencia Espacial del Reino Unido y de la Agencia Espacial Europea.
Estas empresas quieren convertirse en el proveedor de un internet que dé servicio de conexión de banda ancha a todo el planeta, incluyendo a personas que hoy no están conectadas por encontrarse en zonas aisladas sin antenas ni repetidores de telefonía. “Este proyecto (Starlink), como otros similares, son un cambio de paradigma en soluciones de conectividad 4G y 5G. Este tipo de redes satelitales son importantes en momentos de pandemia como el actual, porque pueden soportar grandes transferencias de datos y llegar a zonas rurales”, explica Hermann Ludwig Moeller, responsable de Estrategia, Programa y Transformación en la Dirección de Telecomunicaciones y Aplicaciones Integradas en la Agencia Espacial Europea.
Otros beneficios claros se encuentran en sectores como el de las comunicaciones y conexiones de transportes aéreos, marítimos y terrestres. Al poder abarcar todo el planeta, señala Ludwig, “estaremos mejor conectados y nuestras necesidades de transporte contarán con mejores soluciones”.
El sector bancario y financiero también podría verse beneficiado con este tipo de redes, puesto que favorecerían mejoras en ciberseguridad, gestión de datos y conectividad. Asimismo, las personas que hoy no tienen conexión a internet por encontrarse en zonas rurales podrán conectarse a la red y esto favorecerá su situación educativa, laboral y también bancaria. En la actualidad, 2.500 millones de personas, aproximadamente la mitad de la población mundial en edad de trabajar, se encuentran sin bancarizar, según datos de las Naciones Unidas.
BBVA trabaja intensamente desde hace años por la inclusión financiera con ‘startups’ ‘fintech’ locales en países de América Latina como México, Colombia y Perú, donde la tasa de bancarización es baja comparada con Estados Unidos o Europa. La informalidad laboral y la desconfianza en la banca tradicional impiden en muchos casos a estos ciudadanos acceder a los beneficios de la bancarización.
¿Cómo funciona Starlink?
En la actualidad, Starlink posee 1.737 satélites en órbitas bajas, ocupando altitudes entre 350 y 1.190 kilómetros. El objetivo de la empresa de Elon Musk es poder contar en los próximos años con unos 12.000 satélites, para ofrecer una amplia cobertura y conectividad con mayores velocidades y menor latencia que la actual.
Desde su propia web, Starlink ofrece la posibilidad de contratar el kit BETA para conectarse a la red de satélites desde 499 dólares por el equipo y 99 dólares al mes. La velocidad que ofrece es de entre 50 y 100 Mbps, con la ventaja de que es posible conectarse con tan solo tener un espacio de cielo abierto. El servicio está disponible en Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido, Austria, Bélgica y Holanda. De momento, en un pueblo de la España vaciada como Frías de Albarracín -de 60 habitantes- en la provincia de Teruel, no habrá servicio hasta mediados o finales de 2021.
Controversia por el daño medioambiental
Este tipo de proyectos también han recibido críticas y han encendido las alarmas entre astrónomos y científicos. Se muestran preocupados por la vida útil de estos satélites y cómo la gran cantidad de objetos en la órbita terrestre baja puede poner en peligro la observación del espacio desde la Tierra. Así lo señalaban varios de ellos en un reportaje de The Guardian en 2020, concluyendo que la visión de la noche que hemos tenido durante siglos está cambiando.
“Estos satélites son recordatorios constantes de la presencia tecnológica humana sin importar en qué parte del mundo se encuentre por la noche. Hay algo profundamente inquietante en eso”, señalaba Michael Brown, de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia. Starlink, por su parte, ha declarado que los satélites que ha enviado al espacio en 2020 y 2021 reducen un 55% el brillo que pueden emitir durante la noche.
Desde la Agencia Espacial Europea conocen esta polémica y trabajan para solicitar a estas empresas que diseñen y operen sus satélites minimizando el impacto. “Hay un número muy significativo de satélites orbitando y el objetivo es que todas las empresas que pongan a orbitar objetos tengan la responsabilidad de hacerlos funcionar de forma correcta, tanto en su diseño como en su operatividad”, explica Ludwig, que matiza que la operación de estas redes satelitales puede tener un impacto positivo en la lucha contra el cambio climático. “La información que estos sistemas pueden ofrecer ayudará a mejorar las rutas de tráfico aéreo y marítimo; también las congestiones de tráfico terrestre mejorarían. Hay estudios que estiman que un 15-20% de la contaminación se eliminaría con mejores rutas y se reduciría el CO2 en la atmósfera”.