Conciertos muy poco clásicos para conquistar a los más jóvenes
Animar al público a que encienda el móvil en pleno concierto, llevar las arias de Handel a los pubs londinenses o compartir el escenario con un grupo de rock son algunas de las fórmulas que están utilizando las grandes orquestas sinfónicas para volver a llenar de gente joven los auditorios.
La música clásica vive una profunda crisis de público. En España, el 24,5% de la población fue el año pasado a un concierto de música actual y el 23,2% al teatro. Pero solo un 8,6% asistió a un concierto de música clásica, según la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales que elabora el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
El fenómeno no es exclusivo de nuestro país. En Estados Unidos, la asistencia a conciertos de música clásica ha caído un 30% en las tres últimas décadas. “Y este descenso es especialmente significativo entre el público menor de 50 años”, se lamenta John Sloboda, profesor de investigación en la Guildhall School londinense que ha visitado Madrid para participar en las IV Jornadas AEOS-Fundación BBVA.
Para Ana Mateo, presidenta de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS), la situación de las orquestas en España “está marcada por la crisis. Por un lado, nos ha pasado factura y hemos tenido muchas dificultades para cumplir con los presupuestos. Pero, por otro, nos ha obligado a buscar nuevas maneras de llegar al público y de hacer más con menos. La buena noticia es que se avista el final de la crisis y todas las orquestas seguimos aquí, algo que no ocurre en todos los países de nuestro entorno”.
El festival BBC Proms congrega a miles de personas en un ambiente festivo para escuchar obras populares de música clásica
Espectáculos pasivos y sin lugar para la sorpresa
Sloboda, que dirige en Guildhall un programa de investigación llamado Understanding Audiences, está convencido de que una cuestión clave para entender la falta de interés de los jóvenes por los conciertos de música clásica es que en ellos no hay lugar para la sorpresa. “En un concierto de pop, folk o jazz no sabes de antemano qué van a tocar, ni cómo va ser el escenario, la luz, la indumentaria del grupo o el nivel de improvisación sobre temas conocidos. Todo lo contrario ocurre cuando se trata de música clásica”.
Además, son espectáculos pasivos: “se espera que el público se concentre exclusivamente en la música, sin interactuar con la orquesta ni siquiera con quien se sienta a su lado… En una obra de teatro, la risa del público forma parte del desarrollo positivo de la obra; en un concierto pop hay libertad de movimientos, conversación, baile y aplausos…”.
“Música clásica en el pub: ambiente de fiesta, conversación con los músicos y con los demás asistentes, y libertad para moverse
Para demostrar que es posible llegar al público joven rompiendo estas barreras, Understanding Audiences ha probado –con gran éxito de público– a llevar la música clásica a los pubs. Sloboda describe así la experiencia: “una orquesta de 12 instrumentos interpreta piezas de Handel en un pub completamente abarrotado de menores de 35 años. La gente, de pie, sentada en el suelo o apoyada en la pared, con una copa, escucha el concierto, pero también las explicaciones de los músicos sobre la pieza que están tocando, en un ambiente de fiesta, con mucho margen para que el público reaccione a lo que ocurre en el escenario, risas, comentarios con los demás asistentes y libertad para moverse”.
La BBC Philharmonic Orchestra también ha optado por añadir a su programación nuevas formas de presentar la música clásica pensadas para los más jóvenes. Una de ellas, explica Simon Webb, su director general, es llevar la música hasta los espacios donde los jóvenes se sienten cómodos, como la universidad, con un programa que combina el repertorio clásico con el contemporáneo.
”En estos conciertos (las Red Brick Sessions), en lugar de pedir al público que apague su móvil le decimos que lo encienda, pues a través del smartphone o de la tablet se puede hacer zoom sobre la orquesta y seguir la partitura y las notas al programa, con la opción de comentar en directo”.
La orquesta de la BBC también organiza conciertos de géneros cruzados: “cada año celebramos Philharmonic Presents, un concierto en el que tocamos con artistas de pop y rock, como The Pet Shop Boys, Boy George, Clean Bandit, John Grant, The 1975, Jarvis Cocker, Richard Hawley y The XX”, añade Webb.
Taller del Proyecto Mosaico de Sonidos, desarrollado por la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas en colaboración con la Fundación BBVA y Plena Inclusión
Enseñar a vivir la música
Primero actor de Broadway y luego empresario de éxito, Eric Booth acabó dedicándose a la enseñanza artística y la educación musical en la Juilliard School de Nueva York. En su intervención en las jornadas, ha explicado cómo la mayoría de la gente nunca ha encontrado la manera de activar su propia capacidad artística.
La música acelera la recuperación en enfermos hospitalizados, alivia el estrés y reduce la tasa de reincidencia en personas que salen de la cárcel
Y disfrutar de la música tiene ventajas incluso para la salud. “Acelera la recuperación en enfermos hospitalizados, alivia el estrés, y mejora el ambiente y los indicadores de salud en las residencias de mayores. Vivir la música reduce la tasa de reincidencia en personas que salen de la cárcel y aumenta el compromiso de los alumnos con dificultades escolares”, afirma.
Mikel Cañada, coordinador del Departamento Educativo de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, destaca que "en España se está trabajando en esta línea desde hace varios años. Precisamente uno de los proyectos que se presentan en estas jornadas, Mosaico de Sonidos -desarrollado por la AEOS con Plena inclusión y la Fundación BBVA-, es un buen ejemplo de ello: 150 músicos de 14 orquestas trabajan con personas con diversidad funcional para conectarles con el universo sonoro en un proceso creativo. No enseñamos música, sino que hacemos música. En este proyecto están también implicadas otras artes escénicas como la danza y el arte dramático".