¿Cómo ser un buen líder en los nuevos entornos de trabajo?
Mientras la sociedad sigue adaptándose a la nueva realidad tras la irrupción de la pandemia, el mundo laboral empieza a vislumbrar las pautas que marcarán las nuevas formas de trabajar. El confinamiento y las restricciones de movimiento han situado el teletrabajo como solución válida en muchos sectores, que ahora estudian cómo extraer las enseñanzas aprendidas para incorporarlas en los modelos de trabajo híbrido. Algo que traerá consigo la adaptación de los roles laborales, las dinámicas de trabajo y una nueva forma de liderar.
Si bien es cierto que el contexto actual ha acelerado esta tendencia, los antiguos modelos de liderazgo ya habían quedado anticuados hace varios años. La globalización, la transformación digital, los cambios sociales y un mercado profesional encabezado por nuevas generaciones de trabajadores que buscan otras inquietudes y argumentos para decantarse por un puesto de trabajo u otro, han obligado a las empresas a hacer cambios profundos en las organizaciones y sus dinámicas.
“La sociedad pide que los procesos internos se simplifiquen y las relaciones tiendan a ser menos jerárquicas y mucho más colaborativas”, afirma Enrique González, responsable de Cultura Corporativa y Comunicación con Empleados de BBVA. Un modelo de organización más horizontal que empieza a ganar adeptos en empresas más tradicionales pero muy extendido en ‘startups’ y pymes. “Las nuevas generaciones, que ya suponen gran parte del mercado laboral, tienen una concepción muy distinta del trabajo respecto a sus padres. Valoran tanto, o más, su tiempo de ocio y su desarrollo personal como el éxito profesional, de ahí que busquen la implantación de medidas de flexibilidad como el teletrabajo o la conciliación familiar”, explica.
Una realidad que se traduce en la adopción de modelos de gestión más abiertos y flexibles, que permita a los empleados tener una relación estrecha con sus jefes, participar e involucrarse en la compañía y desarrollar sus propias ideas y ser medidos por ello. “Es necesario que las organizaciones avancemos hacia un modelo de liderazgo diferente, inspirador, adaptado a la nueva realidad, donde el trabajo esté más descentralizado y se base en la confianza en los equipos”, señala el directivo.
Nuevas formas de liderar
Y en ese proceso se encuentra BBVA: “En el banco estamos cambiando. Estamos buscando una nueva forma de trabajar en la que todos formemos parte del mismo gran equipo”. El nuevo modelo de liderazgo de la entidad tiene tres rasgos esenciales: el emprendimiento, el empoderamiento y la responsabilidad. Para Enrique González, un líder debe ser “una persona que viva el propósito y los valores corporativos del Grupo y que lo haga con integridad, actuando con transparencia y con responsabilidad hacia los clientes, empleados y la sociedad en general. Un liderazgo donde todos seamos líderes: empoderando a los equipos, fomentando el emprendimiento y haciéndonos responsables de las decisiones y los resultados”.
Un modelo que ejemplifica todo esto es la organización ‘agile’ implementada en BBVA desde 2014 y basada en formas de trabajo altamente flexibles. “La mayor flexibilidad en el trabajo exige la creación de equipos multidisciplinares, con autonomía para organizarse y capacidad de ejecución de extremo a extremo. La nueva normalidad acelerará la adopción de formas de trabajo ‘agile’ en el mundo laboral, al estilo de lo que ya implantamos nosotros hace algunos años, empoderando a equipos multidisciplinares con capacidad para trabajar en sus proyectos de manera autónoma, siempre alineados con la estrategia del banco”, comenta.
Características del nuevo líder
Respecto a las capacidades que va a requerir este nuevo líder, la mayor descentralización y los modelos de trabajo con un funcionamiento interno cercano a los mercados de talento, harán que la formación continua sea fundamental. “En este sentido, en BBVA estamos profundizando en los modelos internos de capacitación orientados al ‘reskilling’ y el ‘upskilling’. Modelos como nuestra ‘Ninja Academy’, que crean incentivos positivos a la formación en un entorno de gamificación muy abierto”, asevera.
La capacidad de las empresas de crear modelos de capacitación atractivos para el empleado, flexibles y digitales será una de las claves para el éxito. Además, ganarán peso las denominadas capacidades blandas (‘soft skills’), muy relevantes en la nueva normalidad: la empatía, el ‘networking’ y la influencia, la resiliencia, la capacidad de negociación, la agilidad de aprendizaje o el pensamiento sistémico.
Unas características que suponen una clara mejora para el empleado pero también para la empresa. “Con este modelo de liderazgo la plantilla está más motivada, ya que goza de mayor autonomía e independencia para hacer su trabajo. Al reducirse los procedimientos y jerarquías, la comunicación está abierta a todos los niveles de la empresa, se fomenta la colaboración de los equipos y se aumenta la rapidez y la agilidad de los procesos”, subraya González. Una fórmula que fomenta la innovación y la formación continua de las personas y los equipos.