Cómo las finanzas pueden ayudarte a perder peso
Presupuesto, ahorro, austeridad, gasto… son palabras que asimilamos con términos financieros, hasta ahora. Christopher Payne y Rob Barnett, son dos economistas que han creado la fórmula para que, a través del conocimiento financiero, se logre perder peso. Ambos han escrito ‘La dieta de los economistas’, un libro en el que enfocan los problemas globales y su aplicación a la conducta dietética personal.
En el segundo mes del año es momento de hacer balance de los propósitos que aún se siguen sin cumplir, y entre todos ellos destaca uno por encima del resto: rebajar las calorías de más. Una meta que para cumplirse debe ser constante a lo largo de todo el año. Para tener éxito, una opción es recurrir a la ayuda de los mejores especialistas: nutricionistas o entrenadores personales. Ahora, a ellos se le suma un experto más: los economistas.
Sí, dos prestigiosos economistas como son Christopher Payne, experto en estabilidad financiera; y Rob Barnett, analista de política de combustibles fósiles, han publicado The economists’ diet (‘La dieta de los economistas’). Se trata de un libro de 320 páginas que enseña mediante vivencias personales y la adopción de 6 hábitos micro y 25 hábitos adicionales cómo controlar los excesos al alimentarse. Los autores reflejan a la perfección que las finanzas son más que números, también salud.
¿Cuántas veces se inicia una dieta y cuántas veces se abandona por la complicación que supone el proceso o por la falta de resultados? ‘La dieta de los economistas’ ofrece soluciones simples con una metodología fácil y duradera, sin necesidad de pasar hambre. Presupuesto y gasto, oferta y demanda o exceso y escasez son conceptos sencillos que según Payne y Barnett hacen más fácil conocer los alimentos, saber comer saludable, perder kilos y mantenerse en un peso adecuado. Ellos argumentan que el principal motivo de tener sobrepeso es el exceso, el comer mucho por estrés, aburrimiento o por ser insaciables.
‘La dieta de los economistas’ ofrece soluciones simples con métodos fáciles y duraderos, sin necesidad de pasar hambre.
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Respecto a la abundancia, el libro muestra cómo en los países desarrollados la comida rápida y barata ocupa gran parte de la vida diaria, en la publicidad, en los medios, en las calles… de ahí que, tal y como afirma la Organización Mundial de la Salud, desde 1975 la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. Un dato que asusta casi tanto como el de las muertes anuales por obesidad o sobrepeso, que suman al menos 2,8 millones de personas.
Ambos autores padecieron obesidad cuando trabajaban para Bloomberg LP y tras varias cenas y comidas de empresa en restaurantes de ‘fast food’ llegaron a la conclusión de que debían cuidarse. Para ello, aplicaron sus lecciones financieras con enfoques de comportamiento para que mejoraran sus decisiones a corto plazo a la hora de comer. Por ejemplo, crearon su propio hábito de decir ‘no’ a las patatas fritas y bollos. También les sirvió ordenar los alimentos en el plato por tamaño más pequeño, cocinar en casa y controlar la gula. En este punto, es importante destacar que tanto Payne como Barnett dejan claro que son economistas y no profesionales de la nutrición.
En su opinión, la obesidad es comparada con los excesos de los gobiernos endeudados. Así, éstos deberían tratar de solucionar dicho endeudamiento (sobrepeso) reduciendo los gastos (control de los alimentos que se ingieren). De ahí que la austeridad sea clave en el libro ya que “el hábito de comer más de lo necesario es alimentado por la producción masiva de alimentos procesados y por una cultura de abundancia que premia la gratificación instantánea”. Según Payne, consumir en exceso alimentos calóricos en vez de pensar en el peso a largo plazo, en perder lo que sobra o en la salud, se llama descuento hiperbólico: ”sobrevaloramos el presente y subestimamos el futuro".
Parte del programa de austeridad propuesto comienza con pesarse a diario y conocer las calorías que se comen.
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Parte del programa de austeridad que se propone en ‘La dieta de los economistas’ comienza con ciertos métodos como pesarse diariamente, conocer las calorías que se ingieren en cada comida (se asemeja al control de una cuenta corriente que sube y baja), evitar las ‘dietas milagro’, limitar la variedad y controlar impulsos innecesarios de comer. También incluye crearse metas alcanzables o disfrutar de alimentos favoritos ocasionalmente, siempre y cuando se sea capaz en los días posteriores de reducir la ingesta de comida.
Marcarse objetivos reales es fundamental para no perder la rutina y seguir confiando en nuestros esfuerzos. Para ahorrar confeccionamos una planificación sencilla de nuestros gastos en la que paso a paso vamos conociendo su evolución, de esa manera se crea una 'hucha virtual' que por ejemplo nos proporciona la funcionalidad de Mis Metas de BBVA España. La herramienta facilita información y crea alertas del estado de cumplimiento de cada una de las metas asignadas. Con Mis Metas se reciben avisos (al llegar al 60% de lo que se quería ahorrar, al alcanzar la fecha límite de una meta y al conseguir el objetivo), lo que supone un aliciente para la persona. Algo parecido se debe llevar a cabo para conseguir perder de manera efectiva los kilos que nos sobran.
Barnett y Payne, tras su experiencia como ex obesos y siguiendo su propia dieta en la que perdieron 55 kilos entre los dos en 18 meses, aconsejan que se debe comer de forma intuitiva según lo que marque la báscula diariamente. “Si el peso sube o deja de bajar, se come menos (los autores lo llaman "comida de austeridad") al día siguiente. En pocas palabras, se aprende a "hacer un presupuesto" para no derrochar, poderse saltar alguna comida según lo que pesemos ese día, o comiendo lo que el cuerpo necesite para el almuerzo. “Si no se puede controlar por uno mismo lo que se debería comer usando la báscula, significa que aún no se conoce suficientemente el propio cuerpo", dice Payne.
Sin duda, ‘la dieta de los economistas’ es una de las mejores maneras para también aprender ciertos conceptos básicos de economía, y además cuidándote.