Cómo la lucha contra el COVID-19 empuja la digitalización del sector sanitario
La urgencia de la situación generada por el coronavirus y la necesidad de controlar la epidemia a toda costa han implantado a la fuerza nuevas herramientas digitales en el sector sanitario. La inteligencia artificial e incluso la robótica han sido algunas de las tendencias que han llegado a los hospitales para quedarse.
Inteligencia artificial para determinar la ocupación de los hospitales y las UCI, robots que miden la temperatura a pacientes y les llevan medicamentos y hasta ‘bots’ que resuelven dudas sobre el coronavirus o aconsejan qué pasos seguir dependiendo de los síntomas. El COVID-19 ha acelerado la adopción de tecnologías digitales en la atención médica. Especialmente las que se utilizan para el diagnóstico, la vigilancia y la prevención de la enfermedad causada por el coronavirus, según indica esta revisión científica de más de 200 artículos. La rápida implantación de estas tecnologías supone un empujón a la digitalización del sector de la salud en su conjunto.
Antes de la pandemia, cada vez más hospitales y empresas ya apostaban por nuevas tecnologías en la industria sanitaria. Existen algoritmos capaces de detectar enfermedades como el alzhéimer o diferentes tipos de cáncer de forma incluso más fiable que los médicos, en ocasiones antes de que aparezcan los primeros síntomas. También han salido al mercado todo tipo de aplicaciones y ‘wearables’ que monitorizan las constantes de una persona. Y ha empezado a popularizarse la telemedicina, que permite acudir al médico sin levantarse del sofá.
Pero ahora el proceso se ha acelerado. “La crisis sanitaria actual ha puesto en evidencia el importante papel que hacen los servicios médicos a distancia y su efectividad, no solo en el seguimiento del COVID-19 sino de otros síntomas o patologías que no estaban relacionados con la enfermedad y que se han podido resolver sin necesidad de acudir a un centro médico”, explican fuentes de la compañía de telemedicina Ever Health, que aseguran que este método de asistencia evita nueve de cada diez desplazamientos a los centros de atención primaria.
David Martín-Corral, CEO de la ‘app’ pensada para cuidar la salud respiratoria Zensei y experto en computación epidemiológica, subraya que “la teleconsulta no deja de ser una representación del sistema de salud actual, el cual es reactivo”. Es decir, una persona acude a un servicio de teleconsulta si se encuentra mal. Sin embargo, está convencido de que el sistema de salud tiene que ser proactivo, algo que también se ha acelerado con la pandemia: “Es la clínica, la consulta o el médico el que tiene que ir al paciente y no al revés”.
“La tecnología y los datos son el único camino que permite pasar de una medicina asistencial (reactiva) a una medicina personalizada y preventiva”, afirma. La propagación del coronavirus ha demostrado la necesidad de predecir y controlar nuevos contagios o rebrotes de cara a evitar la saturación de los centros. Múltiples países, entre ellos España, se enfrentan ahora al desafío de volver a la normalidad sin que se dispare el número de nuevos contagiados. Algunos países como Corea del Sur o China se han centrado en la creación de mapas y aplicaciones para rastrear la propagación del SARS-CoV-2. También hay quienes monitorizan internet y las redes sociales en busca de marcadores que les indiquen nuevos contagios, según la revisión científica citada.
La tecnología también puede ayudar a reducir la carga de trabajo de los médicos en este tipo de situaciones. Antes de la pandemia, ocho de cada diez sanitarios en Europa aún no utilizaban herramientas de inteligencia artificial. Así se desprende de un informe de la organización estadounidense HiMSS Analytics, que indica que los países nórdicos eran los más avanzados. Allí, el 28% afirma usar la inteligencia artificial de forma habitual. Le siguen Países Bajos, con un 22%; Italia, con un 19% y España, con un 11%. En la mayoría de los casos, según el informe, se utiliza para la gestión del flujo de trabajo, la investigación, la administración de medicamentos y en radiología.
En el caso de la pandemia, algunos países desde el minuto uno han aprovechado las tecnologías para frenar el brote en los hospitales. Los sanitarios del Centro Médico Regional de Everett (Washington) han recurrido a un robot para comunicarse con pacientes y medirles la temperatura. En China, en el Hospital Popular Provincial de Guangdong, máquinas autónomas han entregado medicamentos a los ingresados, según la televisión pública china CGTN.
También hay diferentes empresas trabajando contra reloj. La española Quibim ha desarrollado una red neuronal para determinar la afectación de un paciente con COVID-19 a partir de imágenes médicas. Mientras tanto, ingenieros, médicos e investigadores españoles han diseñado en un tiempo récord sus propios modelos baratos, rápidos y ‘open source’ de respiradores. Para implementar todas estas soluciones, cada vez se va a apostar más por profesionales y equipos multidisciplinares, según Martín-Corral: desde personas con conocimientos en datos, inteligencia artificial o epidemiología a expertos en psicología del comportamiento o condiciones de salud.