¿Cómo invertir en materias primas?
La inversión en primas es un negocio fácil y al alcance de todos los ahorradores. Hay cuatro métodos para invertir en materias primas: por exposición física, compra de acciones a empresas especializadas, contratos de futuro y ETCs. Las materias primas son activos únicos que no presentan variaciones, la inversión siempre será la misma se encuentre donde se encuentre.
Aunque algunas de ellas permiten la inversión en activos físicos, como puede ser el caso de algunos de los metales preciosos (casi exclusivamente oro y plata), es a través de una serie de productos financieros como mejor se puede articular esa inversión.
El motivo por el que no conviene comprar materias primas físicas es, principalmente, la dificultad o imposibilidad de custodiar el activo. Es cierto que una onza de oro o plata pueden ser guardados en tu hogar o tu empresa si dispones de caja de caudales, pero esto es algo totalmente inviable con metales que se compran por toneladas métricas, barriles de petróleo de cincuenta litros o uranio, por ejemplo, dadas las dificultades que entraña su manejo y custodia.
En otros casos, la escasez del activo impide que se llegue a dar la posibilidad de que se cree un mercado físico (grafito, indio, germanio…) y, en otros más, los mercados sólo negocian la compra a futuro (por ejemplo, todas las materias primas agrícolas).
Vehículos de inversión
La primera opción para invertir en materias primas es la compra de acciones de empresas especializadas en el sector. Básicamente hablamos de petroleras, acereras y mineras. El problema es que las variaciones en el precio de la materia prima se diluyen entre la calidad de la gestión, las reservas, el tipo de reservas, la procedencia de las mismas, etc.
No es difícil ver una petrolera caer con el precio del crudo al alza. Del mismo modo, una minera puede bajar con el precio del cobre al alza porque baja el plomo, o la acerera puede sufrir por el precio del níquel pese a que el mineral de hierro cotice a la baja. También es posible que una petrolera obtenga la mayor parte de sus beneficios del refino o de la distribución de los productos petroleros en vez de la exploración o extracción de la materia prima.
La segunda opción es el mercado de futuros, pero el problema aquí es que no todas las materias primas tienen mercado de futuros o entorpecen su entrada a inversores minoristas con barreras muy altas. Por ejemplo, el contrato de futuros sobre el barril de crudo mini (el más pequeño) precisa de un mínimo de 10.000 dólares en cuenta para poder operar. Además, por sus características técnicas, tampoco es un mercado accesible a un inversor inexperto.
Por reducir las opciones, el siguiente vehículo para la inversión en materias primas son los contratos por diferencia o CFD's. Con ellos se invierte en el mercado de futuros de forma indirecta, lo que resulta más fácil, pero son productos apalancados, lo que implica que conllevan un riesgo muy elevado. El término apalancado significa que con un capital de x, tu operación es de 4x, por ejemplo, lo que supone que un solo error puede llevarse por delante todo tu capital invertido, lo no invertido, y hasta la hipoteca de la casa, llegando a extremos exagerados. Los CFDs también tienen la desventaja de que no replican con exactitud los precios del subyacente porque dependen del tamaño de su propio mercado (personas que inviertan en esos mismos CFD’s que tú).
Una última opción son los ETFs o fondos cotizados, un vehículo de inversión que permite la compra de materias primas a través de varias opciones. Son fondos cotizados en los que el partícipe compra una ‘acción’ de un producto que replica la evolución del precio del petróleo tipo Brent en el mercado de futuros.
Los ETFs permiten también invertir en índices sectoriales o empresas, en productos no accesibles para los inversores minoristas (grafito, lantánidos, etc.) a importes menores, con o sin apalancamiento y apostando al alza o a la baja del precio del activo subyacente. Su liquidez es tan alta como la de las acciones o el mercado de futuros, lo que los convierte en la mejor opción para inversores minoristas que quieran probar en un mercado tan grande y difícil como es el de las materias primas.