Cómo enseñar a los niños a manejar el dinero mientras se divierten
Las vacaciones estivales son el mejor momento para incluir, en los juegos de los niños, alguna actividad relacionada con la educación financiera que sea divertida y didáctica. De esta forma, y sin casi darse cuenta, los pequeños irán aprendiendo algunos conceptos básicos como el ahorro y el consumo, que les serán muy útiles en el futuro.
El verano es, para los niños, una larga temporada sin colegio en la que pueden dedicarse a lo que más les gusta: jugar. Con toda esa cantidad de tiempo libre por delante, ¿por qué no aprovechar para proponerles algún juego que tenga al dinero como protagonista? Así, los niños aprenderán a responsabilizarse de sus finanzas, se sentirán más autónomos y adquirirán conocimientos imprescindibles para controlar el gasto y cumplir metas de ahorro.
La lista de la compra
Algo tan rutinario como hacer la lista de la compra, puede convertirse en todo un reto para los niños, que les hará sentirse importantes. En esta actividad, ellos son los protagonistas, así que les toca hacer, con la ayuda de un adulto cuando sea necesaria, la lista de la compra y (¡muy importante!) según el presupuesto que se haya convenido. Este es un buen momento para enseñarles a calcular el dinero y, sobre todo, a distinguir entre necesidad y capricho, invitándoles a reflexionar sobre estos dos conceptos.
Una vez que se ha dejado a los niños llenar el carrito en el supermercado, llega el momento de revisar su compra. ¿Habrán sido rigurosos o habrán incluido algún que otro capricho? En el último caso, si lo han hecho al final y sin salirse del presupuesto convenido puede abrirse un poco la mano y dar el resultado por bueno. Si no ha sido así, toca recordarles la importancia de atenerse al presupuesto y las consecuencias negativas para el ahorro familiar que puede haber si se lo saltan.
El mural de la paga
La paga es normalmente la primera experiencia del niño con las finanzas. Según los expertos es una herramienta muy útil para educarlos en la importancia de realizar un presupuesto personal y saber administrar el dinero. Para que sea realmente efectiva se recomienda, no solamente darles una cantidad, sino transferirles la responsabilidad de pagar sus cosas con ella. Por ejemplo, transmitirles que las golosinas ya no forman parte de la lista de la compra familiar sino de su lista, por lo que tendrán que administrarse adecuadamente si se quieren comprar alguna.
Para hacer esta tarea más divertida y, de paso, aprender a controlar los ingresos y los gastos, se les puede proponer hacer un mural con el total de la paga y las compras que vayan realizando con ella. En este mural puede caber de todo: desde fotos recortadas de revistas para representar los gastos hasta dibujos propios o ‘collages’. Cuanto más colorido y atractivo, mejor, pero también debe ser claro para reflejar correctamente cuánto dinero entra, cuánto se gasta y cuánto se reserva para el ahorro.
Con esta actividad, lo que se pretende transmitir es que el dinero es limitado por lo que no se puede comprar todo lo que uno quiera, sino que hay que priorizar y ahorrar para conseguir un objetivo.
Juegos virtuales
El móvil o la ‘tablet’ también pueden servir para jugar con el dinero, en el buen sentido. Hay multitud de aplicaciones y páginas web que proponen juegos para que los pequeños empiecen a familiarizarse con los conceptos financieros más básicos. Por ejemplo, la plataforma educativa del Plan de Educación Financiera de la CNMV y el Banco de España, Finanzas para Todos, tiene un completo banco de juegos en el que los niños podrán escoger entre múltiples opciones: desde completar un circuito financiero hasta acabar una serie de crucigramas.
En el mercado de aplicaciones para el móvil también hay opciones de lo más interesantes. Una de ellas es Aprende a Contar el Dinero, un juego para Android concebido para que los niños, de entre 6 y 10 años, se familiaricen con las monedas y su valor. La aplicación guía a los jugadores con animaciones y grabaciones de voz y premia los aciertos en las diferentes pruebas que va proponiendo. Además, es interactivo, por lo que permite a los pequeños desenvolverse con personajes como el tendero o con una máquina expendedora.
Este tipo de actividades permitirá a los niños pasar un rato entretenido en familia y adquirir conocimientos, sin apenas darse cuenta, que van a resultar cruciales para su bienestar en el futuro.