Qué es un CDT: cómo funciona y a qué tipo de ahorrador va dirigido
Este producto financiero, uno de los más seguros del mercado, ofrece una rentabilidad fija a cambio de realizar un depósito durante un periodo de tiempo determinado. Aquí explicamos cómo funciona y a qué tipo de ahorrador va dirigido.
Dentro de la amplia gama de instrumentos para sacar rendimiento al capital, los certificados de depósito a término (CDT), ampliamente comercializados en algunos países y poco conocidos en otros, pueden representar una opción interesante para determinado perfil de ahorradores.
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Se trata de productos que ofrecen una rentabilidad fija durante un periodo de tiempo previamente establecido por los que la entidad emisora paga unos intereses al cliente. Es decir, expirado dicho periodo, este recibe el dinero que invirtió más una cantidad adicional en concepto de intereses. Ese carácter temporal es la principal característica de los CDT: durante el plazo estipulado, el dinero, en teoría, no se puede tocar.
“Los CDT son contratos por los cuales el cliente deposita un dinero en el banco durante un plazo, con un interés garantizado, y a priori ese certificado hasta su vencimiento no se puede hacer líquido”, afirma Prosper Lamothe Fernández, catedrático del Departamento de Financiación e Investigación Comercial de la Universidad Autónoma de Madrid.
Los CDT son uno de los productos de ahorro más antiguos que se conocen, aunque se popularizaron en la década de 1960, cuando en Estados Unidos se introdujeron los certificados negociables, y más aún en los años setenta, cuando los ofrecidos por las entidades de ese país empezaron a estar protegidos por la National Credit Union Administration (NCUA).
Gozan, desde hace un tiempo hasta esta parte, de especial predicamento en países de América Latina, sobre todo en Colombia. Tanto es así que en 2007 Diego Agudelo y Mónica Arango, de la Universidad de Antioquía (Colombia), afirman que los CDT se constituyen en “el activo financiero más representativo” de ese mercado latinoamericano.
Características principales
Existen varios tipos de CDT, clasificados según el modelo de contratación y su duración: CDT online, tradicional (físico) o de largo plazo.
Los CDT online, diseñados con una duración de dos a 12 meses, tienen la ventaja de que pueden constituirse sin necesidad de desplazarse a una sucursal: directamente desde el dispositivo electrónico. Quienes optan por esta alternativa pueden seleccionar la cuenta a la que quieren que se abonen los intereses y el capital de inversión para el pago automático en el momento del vencimiento, y decidir, además, si desean renovar o no automáticamente el título hasta un día antes de que expire.
Los CDT tradicionales pueden contratarse por días (de 60 a 364) o por meses (de dos a 12). En los CDT de largo plazo este puede ser de 18, 24 o 36 meses —es decir, de hasta tres años—, por lo que la rentabilidad es mayor. Existe otra modalidad, el CDT de Tasa Variable DTF, cuya rentabilidad está sujeta al DTF (el promedio ponderado de las tasas de interés de los CDT de captación a 90 días) o bien es combinada, entre una tasa fija y el DTF.
La liquidación de intereses va asociada al tipo de CDT contratado. Por ejemplo, en un CDT tradicional a tres meses se podrá elegir entre recibir las ganancias mes a mes o al vencimiento; en un CDT tradicional a doce meses, las opciones son cobrarlos mes a mes, de forma bimensual, trimestral, semestral o al vencimiento; las mismas que en el CDT online y los CDT de Largo Plazo de 24 y 36 meses.
Otro de los rasgos distintivos de estos instrumentos es su seguridad. El cliente que firma un CDT en realidad está haciendo un préstamo al banco, por lo que su seguridad está resguardada (están cubiertos por el Fondo de Garantías de Depósitos del país de emisión). En otras palabras, el inversor nunca va a perder dinero hasta el límite que estipule el fondo de garantía de depósitos.
Pero como sucede con los productos financieros, la seguridad está reñida con la rentabilidad. Es decir, cuanto mayor es el riesgo —por ejemplo, el de un fondo de inversión—, mayores son los beneficios, explican los expertos. Los CDT, por tanto, estarían indicados para inversores que buscan seguridad.
La rentabilidad, en cualquier caso, varía dependiendo del plazo. Según un estudio de investigadores de la Universidad de Tolima (Colombia) concluyó que “los plazos en los cuales se logra obtener algunos rendimientos reales [con los CDT] corresponden a periodos de maduración por encima de los 60 días”. Para hacerse una idea del riesgo, Lamothe aconseja tomar como referencia la deuda pública a corto plazo. “Es el instrumento alternativo con un riesgo parecido”, explica.
Generalmente, estos productos están pensados para grandes cantidades de dinero. En consecuencia, los certificados de depósito a término son ideales para grandes ahorradores que buscan estabilidad.
Pero, ¿en qué se diferencia un CDT de un depósito a plazo fijo estándar? En ambos casos, la cancelación solo puede hacerse efectiva en los plazos y términos pactados. No obstante, en los CDT, si se requiere la cancelación antes del vencimiento, el título puede “endosarse”; es decir, si el cliente necesita el dinero, puede vender su CDT a otra persona y notificarlo al banco por medio de lo que se conoce como un ‘endoso’, que pone al comprador del CDT como acreedor de las ganancias en lugar del vendedor. “En cambio, cuando depositas una imposición a plazo fijo, esa imposición no puedes vendérsela a nadie”, concluye Lamothe.