Claves para entender las medidas no convencionales del BCE
En su reunión del 14 de junio, el Banco Central Europeo (BCE) fijó la fecha de caducidad del programa de compra de activos: el próximo mes de diciembre. Este programa, que ahora toca a su fin, entró en funcionamiento en marzo de 2015 y forma parte de las medidas no convencionales que la institución de Mario Draghi puso en marcha durante los años más duros de la crisis económica. ¿En qué consisten?
Cuando los miembros del eurosistema idearon la moneda común, no dotaron al BCE de unos mecanismos que hicieran posible afrontar una crisis como la de 2008. Durante la última década, el BCE ha tenido que poner en marcha una serie de políticas no convencionales con el objetivo de paliar los efectos de la crisis en la eurozona, restaurar los canales de transmisión de la política monetaria y mantener la estabilidad de los precios en una tasa de inflación cercana al 2% a medio plazo.
Aunque algunas de estas medidas se han mantenido durante varios años, todas ellas fueron pensadas como algo transitorio, cuya retirada gradual estaría ligada a la normalización de la situación económica.
A continuación se presentan algunos de estos instrumentos:
- 'Forward guidance': la institución que dirige Mario Draghi comenzó a utilizar esta herramienta a partir de julio de 2013. Fue entonces cuando el Consejo de Gobierno del BCE anunció que esperaba que los tipos de interés se mantuvieran en niveles bajos durante un largo periodo de tiempo. El objetivo de este instrumento es ofrecer a los mercados financieros, las empresas y los consumidores, indicaciones sobre la orientación futura de la política monetaria que la institución implementará en base a las perspectivas de inflación.
- Operaciones de financiación a largo plazo con un objetivo específico ('Targeted longer-term refinancing operations', TLTRO): normalmente los bancos deben devolver al BCE el dinero que este les presta en un plazo que va desde una semana hasta tres meses. Sin embargo, a través de estas operaciones de financiación a largo plazo con objetivo específico (promover la concesión de préstamos a las empresas y a los consumidores en la zona del euro), el vencimiento es más largo, de cuatro años. La primera de esta ronda de subastas (TLTRO I) se anunció en junio de 2014 y constó de ocho subastas. Después, hubo una segunda ronda de cuatro subastas (TLTROs II) que comenzó en marzo de 2016. En la implementación de la segunda ronda de TLTROs, se tuvieron en cuenta una serie de incentivos. Aquellas entidades bancarias con un mayor volumen de préstamos a particulares y empresas, podían acceder a la financiación en unas condiciones más ventajosas.
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Tipo de interés negativo en la facilidad de depósito: la meta de este instrumento también es lograr que el crédito llegue a particulares y empresas. La facilidad de depósito es uno de los tres tipos de interés sobre los que el BCE puede actuar. Durante los años previos a la crisis, este tipo de interés era positivo, es decir, el BCE pagaba a aquellos bancos que guardaban sus excedentes de liquidez en la institución. En junio de 2014, debido a los efectos de la crisis en la eurozona, decidió establecer el tipo de interés de facilidad de depósito en negativo en el -0,10%. En septiembre de ese mismo año bajó hasta el -0,20% y, solo dos años después, se redujo de nuevo hasta alcanzar el porcentaje actual (-0,40%), para incentivar a las entidades a destinar su liquidez a financiar a los hogares europeos. En su última reunión, el BCE anunció que estos tipos de interés se mantendrán sin cambios al menos hasta el verano de 2019.
- Programa de Compra de Activos (APP): con el objetivo de devolver la inflación a niveles próximos al 2%, el 22 de enero de 2015 el BCE anunció la puesta en marcha de su programa de compra de activos. A través de la política conocida como expansión cuantitativa (QE por sus siglas en inglés) se implementó este programa (APP por sus siglas en inglés), que incluye la compra de distintos tipos de activos: deuda pública, valores emitidos por instituciones europeas supranacionales, bonos corporativos, bonos de titulización de activos y bonos garantizados. Mediante este mecanismo, el BCE adquiere activos por un importe mensual que actualmente se sitúa en los 30.000 millones de euros. Estas adquisiciones de activos influyen en las condiciones financieras de la eurozona y, fundamentalmente, en el crecimiento económico y la inflación. Con este instrumento la institución que preside Mario Draghi persigue tres objetivos. En primer lugar, una transmisión directa de la política monetaria. La compra de activos está vinculada con los préstamos que los bancos comerciales conceden a particulares y empresas, facilitando así que la política expansiva llegue hasta los hogares. Por otro lado, el BCE busca conseguir un reequilibrio de las carteras, ya que la compra de activos a entidades del sector público y privado permite que los inversores puedan utilizar los fondos recibidos por los activos vendidos al BCE en otros activos, mejorando así la demanda de estos productos y facilitando la reducción de sus costes. En último lugar, mediante estas compras, el BCE persigue un efecto de señalización con el que indicar a los mercados que los tipos de interés oficiales se mantendrán en niveles bajos durante un largo periodo. Estas señales reducen la volatilidad y la incertidumbre en los mercados.