Claudio Bravo, un ganador perseverante y generoso
Un año atrás, cuando conocí a Claudio Bravo por motivos profesionales, durante su primera actividad pública como embajador de marca de BBVA Chile, me llamó la atención un rasgo de su personalidad: pese a su nuevo estatus como uno de los mejores arqueros del fútbol chileno y mundial -había firmado un millonario contrato en el FC Barcelona, uno de los equipos más poderosos y ganadores de Europa- él mantenía la misma humildad y cercanía que lo caracterizaron desde sus inicios en las canchas polvorientas de su natal Viluco y luego en las divisiones inferiores del Colo Colo.
Recuerdo ese día. Bravo llegó a la torre corporativa del Banco cerca de las 10 de la noche. Caminaba rápido junto a su representante y se veía cansado. Catorce horas antes había aterrizado en un vuelo desde Barcelona. Se detuvo, me saludó con una sonrisa e intercambiamos unas breves palabras sobre la actividad que tendría lugar en algunos minutos: una entrevista con un importante canal de TV para anunciar la firma de su convenio con BBVA. Su representante me comentó que aún no cenaba, por lo que pidió comenzar de inmediato, pero… al girarme, veo que continuaba saludando al resto de compañeros con la misma sonrisa con la que había llegado hacía ya 10 minutos.
Fue la primera aproximación con Bravo.
El portero del FC Barcelona durante la charla ofrecida en Chile
Encuentro entre el capitán de la selección chilena y los más jóvenes
Meses después, tras la obtención de la Copa América por primera vez en la historia del fútbol chileno, nuevamente nos encontrarnos en una actividad de sponsoring del Banco. Esta vez, el programa incluyó una charla de educación financiera para 150 jóvenes, junto a autoridades locales y el Country Manager de BBVA, Manuel Olivares; un encuentro con hijos de empleados; y una extensa entrevista de TV. Fueron casi 4 horas de firmar autógrafos, compartir experiencias y responder preguntas.
Cerca del final de esa jornada, un chico que llevaba más de una hora esperando al capitán de la selección chilena, le solicitó un autógrafo. Pero Bravo continuó caminando hacia el auto que lo esperaba en marcha, con una indiferencia que me impresionó. Se inclinó sobre el asiento posterior y regreso con una polera autografiada para el joven.
En ese momento supe que habíamos fichado un verdadero crack.
Por esta razón no me sorprendieron los títulos que obtuvo Bravo en 2015: Liga, Copa del Rey, Liga de Campeones, Supercopa de Europa, Mundial de Clubes, Copa América, el Trofeo Zamora, al arquero menos batido, y el premio al mejor deportista del año en Chile.
A Claudio Bravo le sobra talento, tiene un carácter ganador, es perseverante y generoso, dentro y fuera de la cancha.