China, una economía que reduce su crecimiento y su exposición al mundo
Este primero de septiembre ha entrado en vigencia la imposición de un arancel del 15% a varios productos chinos por parte de Estados Unidos y de un 5% al petróleo estadounidense que ha impuesto China. La escalada de las tensiones comerciales entre estos dos países continúa generando incertidumbre para la economía mundial. En ese marco, McKinsey ha publicado un informe en el que analiza el cambio de la relación de China con el mundo, al tiempo que BBVA Research pronostica un descenso en el crecimiento de la potencia asiática.
En 2018, el Producto Interno Bruto (PIB) de China creció 6,6%, fue equivalente al 66% del de Estados Unidos y representó alrededor del 16% del PIB mundial, lo que la sitúa como la segunda economía del mundo. Para este año, BBVA Research prevé que la economía del país asiático crezca 6,0%, ayudada por las medidas de estímulo fiscal que viene aplicando. No obstante, estima que la guerra comercial la seguirá afectando a tal punto que en 2020 seguirá mermando su crecimiento y se ubicará en 5,8%, perjudicada también por factores estructurales internos.
En su informe Situación China Tercer Trimestre 2019, BBVA Research señala que si bien en la primera parte del año el crecimiento de la economía china fue mejor que lo esperado, considera que es algo transitorio y espera que a medio y largo plazo la guerra comercial con Estados Unidos la perjudique, lo que se suma a una serie de factores estructurales internos que la están frenando. "La economía china ha sufrido daños a largo plazo que parecen irreversibles, independientemente de que se acabe firmando un acuerdo comercial o no".
La cambiante relación de China con el mundo
En este contexto, el McKinsey Global Institute señala en su informe 'China y el mundo, dentro de la dinámica de una relación cambiante' que en un momento en que las disputas comerciales y las tensiones geopolíticas se están volviendo cada vez más intensas, la exposición relativa del mundo al país asiático ha aumentado, mientras que la de China al mundo ha disminuido.
En ese contexto McKinsey se pregunta: "¿Podríamos estar en la máxima integración entre China y el mundo después de años de profundizar los lazos?" Las cifras parecen indicar que sí, pues al analizar la evolución del índice de exposición, mirado desde el punto de vista del comercio, la tecnología y el capital entre los años 2000 y 2017, se ve que el mundo aumentó su exposición en los tres factores, desde 0,4 hasta 1,2, mientras que China lo ha disminuido, desde 0,8 al 0,6.
La disminución de China se explica por el reequilibrio de la economía del país hacia el consumo doméstico, que se evidencia en que 11 de los 16 trimestres desde 2015, el consumo interno contribuyó en más del 60% al crecimiento total del PIB y solo entre 2017 y 2018, fue de alrededor de 76%. También refleja la realidad de que la economía todavía está relativamente cerrada en comparación con las economías desarrolladas. En 2008, por ejemplo, el superávit comercial neto del país ascendió al 8% del PIB, mientras que en 2018 se estimó esta cifra en solo 1,3%. En Alemania y Corea representa el 5% y 8%, respectivamente.
Todo esto evidencia que el milagro económico de China, que fue impulsado por la industria y la inversión, ha cambiado su enfoque hacia el consumo interno, que ahora es la fuerza que impulsa el crecimiento. "Más del 80% de sus ingresos todavía se ganan en casa", resalta el informe de McKinsey, y agrega que estos son cambios significativos que alteran las prioridades del país y cambian la dinámica de su relación con el mundo.
Sin embargo, al ser China la segunda economía más grande a nivel global, el resto de los países está aumentando su exposición a esta potencia. Estos cambios han estado acompañados de tensiones comerciales y el aumento del proteccionismo, que hacen pensar que la integración entre el país asiático y el mundo ha llegado a su pico.
China ha estado reduciendo su exposición relativa al mundo mientras que el mundo ha estado aumentando su exposición a China.
Los más y los menos en la integración china
Para medir la integración de China con el mundo, McKinsey aborda ocho dimensiones que reflejan la situación actual:
Comercio: China representa el comercio de bienes más grande del mundo, con un 11,4% del total, es el mayor mercado de destino para 33 países y la mayor fuente de importaciones para 66 naciones. Sin embargo, representa solo alrededor del 6,4% del total mundial de comercio del sector servicios.
Empresas: China tiene 110 compañías en el Global Fortune 500, comparable con las de Estados Unidos, pero todavía están anclados en el mercado interno, ya que el 18% de los ingresos fueron obtenidos en el extranjero frente al 44% de empresas del S&P 500.
Capital: China tiene un gran sistema financiero (el más grande sistema bancario y el segundo y tercer mayor mercado bursátil y de bonos, respectivamente), pero los flujos transfronterizos son entre 3 y 4 veces más pequeños que los flujos estadounidenses y la participación extranjera es limitada (la propiedad extranjera es inferior al 6% en los mercados bancario, bursátil y de bonos).
Gente: China es la mayor fuente de salida de estudiantes y turistas del mundo. Los chinos hicieron 150 millones de viajes en 2018, la mayor cantidad a nivel global. Sin embargo, los flujos de personas todavía están geográficamente concentrados, principalmente en Estados Unidos, Australia y el Reino Unido, y los flujos migratorios hacia China son solo el 0.2% del total mundial.
Tecnología: China es el segundo país que más invierte en I+D (U$ 293.000 millones en 2018). No obstante, aún depende en gran medida de la tecnología importada (más de la mitad de los contratos de importación de tecnología provienen solo de tres países).
Datos: China tiene la mayor cantidad de usuarios de Internet en el mundo (más de 800 millones), generando grandes cantidades de datos; pero los flujos de datos transfronterizos son pequeños en comparación con el gran tamaño de su economía digital.
Impacto ambiental: China representa el 45% de las inversiones en energías renovables a nivel global. En 2017, invirtió alrededor de US$127.000 millones, tres veces mayor a la realizada en EE. UU. y Europa (cada uno US$41.000 millones). No obstante, sigue siendo la mayor fuente de emisiones de carbono del mundo (28% del total global).
Cultura: China ha invertido mucho en su presencia cultural a nivel mundial. Un ejemplo: 12% de las 50 mejores películas del mundo en 2017 fueron rodadas en China, versus el 2% en 2010. Sin embargo, el alcance cultural sigue siendo relativamente limitado (las exportaciones de los dramas televisivos son solo un tercio de los de Corea del Sur).