Chile: menor gasto fiscal cede espacios a la política monetaria
El Ministerio de Hacienda dio a conocer las cifras de cierre del año fiscal 2016, que dieron cuenta de un freno abrupto en el ritmo de crecimiento del gasto en el cuarto trimestre y una subejecución del presupuesto aprobado para el año.
De acuerdo con las cifras publicadas por la Dirección de Presupuestos (dependiente del Ministerio) el gasto pasó de crecer 7,8%, en términos reales, en el tercer trimestre del año pasado, a crecer solo 0,3% en el cuarto trimestre. Como resultado el año finalizó con una expansión del gasto de 3,7% real, comparado con un crecimiento de 6,8% real promedio en 2014-2015.
Cabe señalar que la subejecución del presupuesto tiene un componente planificado: el ajuste fiscal de US$540 millones anunciado a inicios de año; y un componente no planificado de algo más de US$400 millones que, de acuerdo con la autoridad, ocurrió por la incapacidad de ministerios como Salud y Educación de ejecutar el presupuesto en inversión que tenían asignado. Esto último –la subejecución de la inversión en ministerios sociales– suele ser criticado por los parlamentarios, tanto de gobierno como de oposición, que exigen un mayor monitoreo para alcanzar a reaccionar, reasignando gasto hacia otras áreas que necesitan los recursos y tienen la capacidad de gastarlos, como Obras Públicas y Vivienda.
"El año finalizó con una expansión del gasto de 3,7% real, comparado con un crecimiento de 6,8% real promedio en 2014-2015
En BBVA Research estimamos que este freno experimentado por el gasto público tuvo consecuencias en la pérdida de dinamismo de la actividad agregada hacia fines del año pasado, pero que, al mismo tiempo, es una decisión que tiene al menos dos efectos positivos: por un lado, acelera el proceso de consolidación fiscal tan necesario en circunstancias en que las agencias clasificadoras de riesgo miran con preocupación el sostenido aumento de la deuda pública. En efecto, el déficit fiscal del año 2016 fue 2,8% del PIB, menor a lo esperado y, en consecuencia, no fue necesario utilizar todos los recursos autorizados en el presupuesto para financiamiento.
Por otro lado, la decisión es coherente con la visión de que en una economía como la chilena la política fiscal debiese tener un rol menos activo y ceder los espacios necesarios a la política monetaria para que ejerza un rol estabilizador del ciclo. Después de dos años de fuerte expansión del gasto público, sin resultados positivos en materia de actividad agregada, se termina por reconocer que la economía necesita un mayor estímulo monetario y se abren los espacios necesarios para ello, no solo con el ajuste fiscal del año 2016, sino también con un presupuesto 2017 más austero.