¿Qué es el CETA y qué puede esperar España de este acuerdo?
Tras siete años de negociaciones, el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá, CETA por sus siglas en inglés, ha entrado en vigor provisionalmente. Se trata del tratado bilateral más ambicioso firmado hasta ahora por Bruselas y supone que prácticamente la totalidad de exportaciones entre ambas potencias queden libres de aranceles de aduana.
12.000 millones de euros anuales. Es el aumento que, según las autoridades europeas, podría experimentar el PIB comunitario gracias a este tratado de libre comercio con Canadá.
El acuerdo presume, principalmente, de hacer que las empresas europeas ganen competitividad en el mercado canadiense. En concreto, elimina prácticamente el 99% de los derechos (impuestos) que deben pagar en las aduanas del país norteamericano al exportar. Esto, según la Comisión Europea, supone un ahorro de 400 millones de euros al año y llegará a 500 millones de euros anuales al final de los períodos transitorios. La ventaja será la misma a la inversa: se acabarán los aranceles para las empresas canadienses que exportan a la UE.
Muestra representativa de ciudades y pueblos de la UE que exportan a Canadá. Se basa en un subconjunto de todas las compañías de la UE que exportan a Canadá - Comisión Europea
Se trata de un ejemplo de los llamados acuerdos de “nueva generación” hacia los que se orienta la política comercial de la UE, que buscan la reducción tanto de las barreras arancelarias como de aquellas no arancelarias, como las regulatorias que limitan el movimiento de bienes, servicios, personas y flujos de inversión, además de incorporar disposiciones relativas al medio ambiente, el mercado laboral o los derechos de la propiedad intelectual.
Y es que además de suprimir restricciones al comercio bilateral, el tratado también facilita a las empresas europeas el acceso a la contratación pública canadiense. Podrán presentar ofertas para suministrar bienes y servicios a su administración federal, provincial y municipal, siendo las primeras empresas no canadienses con esta posibilidad. Por otro lado, hará más fácil que los profesionales europeos trabajen en Canadá y simplificará las inversiones en este país.
Firmado por las partes implicadas en Octubre de 2016, para que el tratado pase a surtir pleno efecto, los parlamentos nacionales de los Veintiocho —y, en algunos casos, también los regionales— tendrán que aprobarlo definitivamente.
Oportunidades para España
El comercio bilateral entre España y Canadá se ha ido recuperando en los últimos años, tras un pequeño retroceso debido a la crisis financiera internacional. Desde 2011, los flujos comerciales han ido creciendo y se calcula que entre 2015 y 2016, las exportaciones españolas al país norteamericano aumentaron un 8,5%, pasando de 1.371 millones de euros a 1.488 millones. Hasta ahora, Canadá ha ocupado el puesto número 20 de socios comerciales de España fuera de la UE
En un artículo, el Banco de España asegura que el acuerdo será positivo, ya que favorecerá una mayor penetración de nuestras empresas en el mercado canadiense. En concreto, España se beneficiará de la eliminación de derechos de aduana en las exportaciones de productos farmacéuticos, maquinaria, combustibles minerales, ropa y calzado, vehículos de motor y componentes y productos químicos. El sector agroalimentario también se verá favorecido: se eliminarán estas tasas en la exportación de productos clave como el vino o el queso.
En total, de las más de 5.400 empresas españolas que exportan a Canadá, un 91% son pymes y son ellas precisamente las que, según la Comisión Europea, se beneficiarán especialmente de este acuerdo. La reducción de obstáculos comerciales o la simplificación de los trámites aduaneros les hará más fácil competir con las grandes.
En el artículo citado anteriormente, el Banco de España también recuerda que desde un punto de vista jurídico, el CETA no modifica la legislación de la UE, de manera que todas las importaciones procedentes de Canadá deberán seguir cumpliendo la normativa de la UE y viceversa.
Cabe destacar, por último, que la relevancia de este acuerdo reside no solo en el impacto económico que tendrá en las economías de los países firmantes, sino también en que podría servir de modelo para otros futuros acuerdos entre países desarrollados.