Breve historia de BBVA (XVII): los hombres del Bilbao en los 40
El Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya no tuvieron presidentes permanentes en sus respectivas entidades hasta los primeros años de la década de los años 40. Pese a que habían sido fundados en 1857, el Bilbao, y 1901, el Vizcaya, sus Consejos de Administración eran presididos hasta entonces por uno de sus consejeros por periodos rotatorios de un año.
Era ésta una práctica que a día de hoy puede resultar curiosa pero que era habitual hasta poco después de finalizar la guerra civil. La figura ejecutiva más relevante de la época era la del director general de la entidad bancaria. Así se entiende que la propia presidencia fuera alternándose entre unos consejeros y otros de manera ordenada y consecutiva con el paso de los ejercicios económicos dado que era un puesto más de representación que de gestión.
En enero de 1941, en medio de un periodo decisivo en el que el Banco de Bilbao necesitaba adaptarse a las complicadas circunstancias que vivía la España de la posguerra y a las exigentes medidas del gobierno, se jubila el entonces director general José Manuel Figueras y es nombrado su sucesor Víctor Artola. Un año después, el 31 de enero de 1942, se celebra la primera Junta General Ordinaria desde 1936 y ese mismo día durante la Junta General Extraordinaria se modifican los estatutos del banco. Entre los términos que se cambian destaca el de dar carpetazo a la tradición de fijar por turno rotatorio la presidencia del Consejo, determinando que a partir de ese momento se convierta en permanente. Al finalizar la Junta, se reúne el Consejo de Administración del Banco de Bilbao y por unanimidad sale elegido para el cargo Julio de Arteche y Villabaso.
El bilbaíno José Manuel Manuel Figueras Arizcun ocupó la dirección general del Banco de Bilbao desde 1919 hasta su citado retiro a comienzos de 1941. Hijo de José Joaquín Figueras, diputado a Cortes, alternó asimismo su brillante labor en la dirección del banco con el cargo de gobernador del Banco de España desde octubre de 1929 hasta febrero de 1930. La llegada de Figueras a la dirección general rompió con una tradición que situaba hasta entonces en semejante puesto a profesionales del ámbito vizcaíno. Tras la repentina muerte de José Luis Villabaso –y debido a la expansión por España que la entidad había comenzado a realizar– se le asciende tras un fulgurante paso previo por la sucursal de Madrid, procedente de Crédit Lyonnais, donde estaba al mando de la subdirección general. Figueras era un financiero que gozaba de una extraordinaria reputación en la capital y de importantes contactos políticos y económicos entre la élite nacional. Tras su relevo en la dirección general ingresa como vocal en el Consejo de Administración, lugar que ocupa hasta su fallecimiento el 10 de marzo de 1944.
José Manuel Figueras
Víctor Artola y Galardi, sucesor de Figueras, fue director general del Bilbao desde 1941 hasta el momento de su fallecimiento en Madrid a finales de 1954. Nacido circunstancialmente en la localidad egipcia de Port Said pero criado en Guipúzcoa, posee un notable currículo profesional antes de ingresar en el Banco de Bilbao. Había ejercido como abogado en Tánger y ocupado la Jefatura de la Hacienda de la Diputación de Guipúzcoa antes de ser nombrado director de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao, para pasar después a llevar la Jefatura de la Hacienda de Vizcaya. Durante la guerra civil fue director general del Banco Guipuzcoano y desde ahí daría el salto a la entidad bilbaína. En marzo de 1953, tras doce años de labor desde la dirección general del Banco de Bilbao, añadió a su puesto el de miembro del Consejo de Administración, pero año y medio después, tras un viaje a los Estados Unidos contrae una enfermedad que acaba súbitamente con su vida en Madrid.
La pareja profesional que formaron Víctor Artola y Julio de Arteche desde la dirección general y la presidencia, respectivamente, resultó decisiva para que el Banco de Bilbao surcara con éxito el proceloso recorrido que supuso la década de los 40. Entre ambos consiguieron hacer del banco una empresa de proyección nacional sin perder de vista a su interés internacional.
Víctor Artola
El bilbaíno Julio de Arteche y Villabaso era hijo de José María de Arteche y Osante, un político liberal vizcaíno que había militado en el partido de Práxedes Mateo Sagasta y llegó a ser presidente de la Diputación de Vizcaya. Estudió la carrera de ingeniero industrial, si bien la dejó a falta de tres asignaturas en el momento de ser nombrado consejero del Banco de Bilbao a los 25 años donde comienza su trayectoria profesional de la mano de su tío José Luis Villabaso y Gorrita, director general del Banco de Bilbao y director gerente del Banco de Comercio.
Julio de Arteche perteneció al Consejo de Administración del banco durante toda su trayectoria profesional excepto un breve periodo de tiempo en el que los consejeros fueron apartados por decisión del gobierno vasco de José Antonio Aguirre. Desde su nombramiento como presidente del Banco de Bilbao, la labor de Arteche fue muy tenaz y reconocida. Diseñó la administración central de la entidad, puso en marcha el Servicio de Extranjero y desarrolló la red de oficinas por gran parte del territorio nacional. Puso especial acento en el sector productivo y así Arteche presidió compañías como Iberdrola, Pepelera Española, Nitratos de Castilla, Cellophane Española, Constructora Nacional de Maquinaria Eléctrica y la sociedad Española de Construcciones Electromecánicas. Fue incluso vicepresidente de otras empresas de la importancia de la SEAT y Telefónica. Quienes le conocieron destacaban su enorme capacidad para las relaciones y su fina habilidad diplomática. En 1950 el Estado le concedió el título nobiliario de Conde Arteche.
Cumplidos los 70 años, vuelve a las aulas y saca las tres asignaturas de ingeniería que había dejado colgadas a los 25 para así terminar la carrera de ingeniero ya en la setentena. El 12 de julio de 1960, aún como presidente del Banco de Bilbao, fallece en Madrid a punto de llegar los 82 años de edad.
Julio de Arteche