Bogotá, una ciudad que se mueve a ritmo de rock and roll
Rock al Parque, el festival del género más grande de América Latina, más allá de los aprendizajes que estos 22 años de realización han significado para productores, organizadores y entidades públicas y que hoy les permite hacer súper conciertos, muestra también un empoderamiento por parte de una juventud, ávida de mostrarse como generadora de sus propios ritmos, de sus propios destinos.
Este fin de semana, cuando en el escenario del Simón Bolívar de Bogotá se abra al público una nueva versión de Rock al Parque, el concierto gratuito más grande del género de América Latina y uno de los mayores del mundo, sus más de 300 mil asistentes que concurren los tres días que dura el evento, refrendarán porqué se realiza desde hace 22 años de manera continua.
Pero no siempre fue así: Bogotá vive de manera plena la escena del rock desde hace apenas 30 años, un ritmo que ya supera los 60 años de existencia en el mundo.
Asistentes celebrando los 20 años Rock al Parque en Bogotá - Juan Santacruz, IDARTES
Los inicios
A las 6:30 a.m. del 18 de septiembre de 1988, la voz del músico argentino Miguel Mateos retumbaba en un semivacío estadio El Campín, de Bogotá. Con su actuación se cerraban casi 24 horas de rock en español en lo que se llamó El Concierto de Conciertos y que algunos denominaron el “Woodstock colombiano”, una serie de presentaciones de grupos y solistas, muchos de ellos aún vigentes y entre quienes destacaban Soda Estéreo, Los Enanitos Verdes, Los prisioneros y Los Hombres G, entre otros.
De eso han pasado casi 30 años, pero de alguna manera fue el inicio de los grandes espectáculos roqueros en Colombia y especialmente en Bogotá, en donde solo hasta 1991 cuando se presentaron Los Gun’s and Roses, que dejaron un saldo de desmanes y violencia callejera en los alrededores del estadio, no se volvieron a presentar conciertos grandes.
A partir de ese año, Colombia empezó a ser visitada por grupos como UB 40, INSX, Caifanes, Vilma Palma e Vampiros, Maná y los Pet Shop Boys, pero ninguno representativo de la escena del rock mundial, hasta que en 1999 y mientras en las montañas de Colombia Andrés Pastrana, presidente de la República en ese momento, sostenía una reunión con el líder de las Farc, Manuel Marulanda, en el parque Simón Bolívar de Bogotá, el grupo Metallica marcaba una nueva era en materia de conciertos y de espectáculos en la ciudad.
Con la presentación de este grupo, las puertas de los escenarios bogotanos se abrieron al mundo y aunque los integrantes de la banda llegaron a la tarima desde el aeropuerto, escoltados por una caravana de vehículos y motos policiales, así mismo se fueron, pero la organización y logística del evento fue impecable.
Lars Ulrich, Kirk Hammett, James Hetfield y Robert Trujillo volvieron once años después y en el entretanto figuras como Bon Jovi, Phil Collins, Elton John y Aerosmith rompieron records y generaron grandes ganancias a los organizadores de los conciertos.
Pero sin duda alguna, lo que ha cambiado no solo los comportamientos del público, sino que también ha permitido mejorar aspectos logísticos, de escenarios (pese a que en Bogotá todavía no existe el apropiado) y de organización ha sido el convivir con el género de manera casi natural gracias al desarrollo de Rock al Parque. Pocos eventos en el mundo se dan el lujo de tener entre 100 y 120 mil asistentes diarios a un escenario, de por sí, poco dotado de sistemas de seguridad, sonido, iluminación y comodidad para el público. Esto ha marcado una gran experiencia para los productores locales.
Asistente disfrutando de Rock al Parque - Juan Santacruz, IDARTES
Pero más allá de los aprendizajes y la formación de público, lo que Rock al Parque ha creado es una consigna y es la del respeto, la tolerancia y la convivencia. Cifras de las entidades encargadas de la salud y el orden público de la ciudad han destacado que pese a las grandes concentraciones de personas, en estos tres días de festival se marcan los más bajos índices de riñas y heridos de todos los espectáculos que se realizan en la ciudad y es una prueba de la gran escuela que estos eventos han significado para Bogotá en estos 22 años.
De allí han salido los aprendizajes que han terminado en conciertos como el de Paul McCartney, Madonna (en Medellín con mucha logística bogotana), Lady Gaga, Pink Floyd, Maroon 5, ColdPlay y uno que puso en el top a la capital en la escena mundial, aunque un poco tarde: Los Rolling Stones.
Los Rolling Stones se presentaron por primera en Bogotá este año. - Rubén Darío Escobar
Aquella noche los más de 50.000 espectadores que colmaron el estadio El Campín, viendo correr en el escenario al mítico Mick Jagger, entendieron por qué ese grupo hasta ahora se presentaba en Colombia. Tocaba primero aprender a hacer conciertos.
Presentación de Rolling Stones en Bogotá. - Rubén Darío Escobar.
Y a fe que lo hicieron. Hoy en día, en Bogotá se hacen al año más de 20 conciertos de primera categoría; se llevan a cabo tres días de Rock al Parque; desde hace cinco años se celebra el Estéreo Picnic, una alternativa musical que dura dos días y que ha presentado a artistas como Calvin Harris, Kings of Leon, Steve Aoki, Red Hot Chili Peppers, Nine Inch Nails y Los Fabulosos Cadillacs, entre otros. Recientemente se anunció el cartel de la primera versión del Lollapaloza, un espectáculo que durante dos días traerá a figuras del rock mundial como Lana del Rey, Wiz Khalifa, Cage The Elephant y pondrá en el calendario una nueva fecha: septiembre. Como el septiembre aquel de 1988 cuando se hizo el Woodstock colombiano.