Boca, último en reír en un partido que tuvo golazos, emoción y polémicas
Que no se termine, pedía el relator de la televisión, cuando quedaban pocos minutos para que finalizara el Superclásico que se robó todos los flashes de la octava fecha de la Superliga Argentina. El ruego no tenía que ver con el nivel de juego de los equipos sino con el alto grado de emotividad que brindó el partido. Pero, se sabe que todo tiene un final, y llegó el último pitazo del árbitro para bajarle el telón a un encuentro vibrante, caliente y que justificó todo lo que se habló en la previa y que se seguirá analizando durante varios días más.
Boca (24 puntos) se quedó finalmente con el triunfo con el simple argumento de ser sólido, ordenado y contundente. Porque, si bien sobre el final tuvo varios contragolpes peligrosos cuando el rival ya estaba completamente volcado a la búsqueda del empate, el equipo de los Barros Schelotto no brilló pero fue un justo vencedor.
River (12), por su parte, había llegado muy golpeado por la eliminación histórica de la Copa Libertadores ante Lanús 2 - 4, similar a la recordada final de 1966, en la que perdió por idéntico resultado frente a Peñarol, y se fue completamente atontado, con la cara marcada y cargando una pesada bolsa de angustia y desconcierto.
A esta altura, con el partido diseccionado en programas de TV, tiras radiales, páginas de diarios, medios online, redes sociales y mesas de cafés, de poco sirve discutir la injusta expulsión del colombiano Cardona o el gol mal anulado a Scocco luego de un centro de Auzqui, entre otras acciones polémicas.
Lo concreto es que el 2 a 1 para el líder del torneo dejó a los jugadores de Boca celebrando largamente en el campo de juego y al local con caras largas y pocas respuestas.
Para el recuerdo quedan los tres golazos: el milimétrico tiro libre de Cardona, el fulminante bombazo de Leo Ponzio y la brillante definición del uruguayo Nández tras un lujoso pase de Pablo Pérez.
Naithan Nández conecta con una volea de derecha un pase exquisito de Pablo Pérez, para estampar el 2 a 1 final. - Foto: Gentileza del Departamento de Prensa de Boca Juniors.
Seguramente, para el interés de la Superliga, hubiera sido mucho mejor un triunfo de River, para evitar que Boca se siga escapando del resto de los equipos, más allá de que todavía no se cumplió ni siquiera la tercera parte del torneo.
Porque da la impresión de que el equipo de los mellizos tiene mucho resto, apoyado en un sistema de juego prolijo y de demolición lenta, sin estrellas rutilantes, pero con una destacable efectividad.
En cambio, para los de Gallardo, el desafío es tratar de levantarse de los dos mazazos que recibió en cinco días para intentar una recuperación urgente.
Los jugadores de Boca festejan el triunfo ante River, estirando a 10 partidos la diferencia en el historial. Foto: Gentileza del Departamento de Prensa de Boca Juniors.
El domingo comenzó con la goleada de Defensa y Justicia (9) sobre Temperley (4) por 4 a 1, como visitante, y con la victoria de Estudiantes (11) por 1 a 0 contra Argentinos Juniors (13). Y el lunes, en el cierre de la fecha 8, Arsenal (4) y Tigre (5) empataron 0 a 0, al igual que Patronato (11) y Newell´s (9).
Pero lo importante sucedió en el último partido, porque el sorprendente Unión (17) le ganó 2-0 a Vélez (10), en Liniers y quedó como único escolta de Boca. El equipo santafesino volvió a mostrarse ordenado, fuerte atrás, y con tres atacantes potentes, como el uruguayo Zabala, Lucas Gamba y Franco Soldano, y con esa fórmula se ubicó a siete puntos del líder.
Foto Portada: Gentileza del Departamento de Prensa de Boca Juniors.
Sitio Oficial AFA. Tabla de Posiciones, Fecha 8, Superliga Argentina de Fútbol