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Becas para proteger la riqueza natural de América Latina

Los países de América Latina y el Caribe son las grandes potencias mundiales si hablamos de riqueza natural. Una de las iniciativas del Programa de Medio Ambiente de la Fundación BBVA para ayudar a proteger esta región es la concesión de diez becas a universitarios y profesionales latinoamericanos que deseen formarse para conservar la naturaleza de la manera más eficaz.

Imagen de Becas Fundación BBVA para el Máster de Espacios Naturales Protegidos

Un tercio de los mamíferos y de los reptiles del mundo, el 41% de las aves y casi el 50% de los anfibios viven en América Latina y el Caribe, una región que alberga cerca de la mitad de los bosques tropicales y seis de los países con mayor biodiversidad (Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela).

Y el mayor tesoro natural de la región es la selva amazónica, el ecosistema con más riqueza biológica del planeta. Allí trabaja Julia da Silva Vilela, responsable de la Reserva Extrativista Riozinho da Liberdades. Da Silva, que recibió en 2013 una de las becas de la Fundación BBVA para cursar el Máster en Espacios Naturales Protegidos, sigue repasando de vez en cuando los apuntes de este curso “para buscar una forma de pensar diferente sobre una situación a la que me enfrento”.

Este programa de posgrado, que organiza la Fundación Fernando González Bernáldez, se imparte en las universidades Autónoma de Madrid, Complutense y Alcalá y cuenta también con el respaldo de EUROPARC-España. Las diez becas que concede la Fundación incluyen el coste de la matrícula, el viaje de ida y vuelta al país de residencia y 1.200 euros mensuales de ayuda.

Imagen de alumnos del Master en Espacios Naturales protegidos, para el que la Fundación BBVA concede becas

“El máster me ha preparado para casi todos los aspectos de mi labor actual”, afirma da Silva, que valora especialmente el haber conocido personas tan comprometidas como ella en la protección de la naturaleza. “Gracias a él vemos que no estamos solos en los retos y los problemas… Sabemos que las dificultades que encontramos en la labor diaria son compartidas con gente especial que está en otros lugares, otras realidades, a veces más favorables, a veces menos, pero que tiene la cabeza y el corazón en la conservación de la naturaleza”.

A más de 4.000 kilómetros al sur de la selva amazónica trabaja otra de los 120 jóvenes latinoamericanos a los que la Fundación BBVA ha permitido realizar este máster, uno de los más prestigiosos de España en el campo de la gestión de espacios naturales. Mariana Minervi vive en Córdoba y realiza tareas de comunicación y educación ambiental en la Administración de Parques Regionales de Argentina.

“2008 [año en que hizo el máster] fue uno de los mejores años de mi vida: estudiar lo que a uno le gusta, conocer profesionales preocupados por mejorar el lugar en el que vivimos, realizar prácticas profesionales, poder participar de congresos internacionales de medio ambiente, entre otras tantas cosas... La capacitación del máster me permitió volver a mi país y a mi trabajo con otras herramientas y con la posibilidad de crecer profesionalmente”, afirma Minervi.

Al igual de que Julia da Silva y Mariana Minervi, casi todos los alumnos del máster han obtenido trabajo en su campo antes de un año (la mitad antes de seis meses), y en un tercio de los casos ha sido gracias a los contactos realizados durante el curso.

Cómo solicitar una beca para 2017

La Fundación BBVA ofrece para el próximo curso diez becas para titulados universitarios latinoamericanos que deseen participar en el máster. Estas becas están dirigidas tanto a profesionales en activo que deseen completar, actualizar o reorientar su formación, como a jóvenes titulados universitarios interesados en dedicarse profesionalmente a los espacios protegidos y la conservación.

Las solicitudes deben presentarse por correo electrónico antes de las 19.00 horas –hora peninsular española– del próximo 28 de abril.

El programa formativo se desarrollará  de febrero a junio y de septiembre a diciembre de 2017, reservándose los meses de julio y agosto para realizar prácticas en espacios protegidos.