BBVA Research: "El PIB de Castilla-La Mancha crecerá un 3,4% en 2017 y un 2,9% en 2018"
BBVA Research confirma que el crecimiento de la economía castellanomanchega continuará tanto este año como el siguiente, para los que se prevé un aumento del PIB del 3,4% en 2017 y un 2,9% en 2018. Así lo indica el Servicio de Estudios de BBVA, en su último informe ‘Situación Castilla-La Mancha’, presentado hoy por el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, y Juan Carlos Hidalgo, director de la Territorial Centro de BBVA. De cumplirse estas previsiones, podrían crearse unos 34.000 empleos en el bienio y la tasa de paro se reduciría hasta el 19,8% al final de 2018.
El informe ‘Situación Castilla-La Mancha’ apunta a que la economía de la región avanzó a un ritmo del 3,1% durante 2016. Este crecimiento se explica por el dinamismo de la demanda interna y el buen comportamiento del sector exterior. Por un lado, el mantenimiento de unos tipos de interés históricamente bajos y el aumento de la riqueza disponible de las familias, favorecido por un precio del petróleo relativamente bajo, impulsaron el crecimiento del consumo privado, que aumentó un 3,5% en 2016 (tres décimas por encima del conjunto de España). Además, también contribuyeron el aumento de la inversión, el avance de las exportaciones de bienes —apoyado especialmente en el sector de la alimentación— y de servicios turísticos.
Los datos disponibles en el inicio de 2017 apuntan a que el crecimiento se mantiene. En concreto, durante el primer semestre del año se estima que el PIB castellanomanchego podría haber aumentado a un ritmo medio del 0,9% trimestral, muy similar al del conjunto de la economía española. Por otro lado, el mercado laboral se mantiene dinámico, gracias a la aportación de la agricultura y el sector público. Con todo, la mejora del empleo fue heterogénea en la región.
Hacia delante, se espera que el ritmo de crecimiento de Castilla-La Mancha se sitúe en torno al 3,4% en 2017 y 2,9% en 2018, una décima por encima de lo esperado para el conjunto de España (3,3% y 2,8%, respectivamente). De cumplirse las previsiones, se completarían cuatro años consecutivos con un crecimiento promedio cercano al 3,1%, casi un punto por encima de la media observada desde 1981. La mejora del entorno exterior y la menor necesidad de aplicar ajustes en el sector público, junto con un contexto todavía favorable de la política monetaria, soportarán este avance del PIB.
34.000 empleos más
Las previsiones de crecimiento del PIB explican la evolución esperada del mercado laboral en la región para el bienio 2017-2018, con la creación de 34.000 empleos y la reducción de la tasa de paro hasta el 19,8% a finales del último año. Por otro lado, la combinación de un crecimiento del PIB algo superior al promedio nacional y un dinamismo demográfico menor provocarán que el PIB, tanto absoluto como per cápita, recupere el nivel precrisis en 2018.
En todo caso, aún si se cumplen estas previsiones, en diciembre de 2018 la tasa de desempleo se situará todavía más de 10 puntos porcentuales por encima de su nivel a comienzos de 2008.
Si bien las previsiones para 2017 son positivas, persisten una serie de factores de riesgo externos e internos, aunque cada vez parecen tener menos impacto duradero.
En primer lugar, a nivel externo se mantienen las dudas en torno a las posibles medidas proteccionistas que puedan frenar la recuperación del comercio global. Es el caso de los cambios en la política de comercio exterior de EE.UU., y las negociaciones para la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Con respecto a este último punto, en el caso de Castilla-La Mancha, la exposición al Reino Unido está relativamente concentrada en el sector de la alimentación y se espera una incidencia menor de otros posibles efectos, como el impacto sobre el turismo. De hecho, según las estimaciones de BBVA Research, la elasticidad del PIB de esta región a las caídas del PIB británico es algo inferior a la media de las regiones españolas.
Por otro lado, la futura retirada de los estímulos monetarios por parte del BCE supone un riesgo importante a tener en cuenta, ya que podría limitar el consumo y la inversión en la economía española. Respecto a esto último, en Castilla-La Mancha, el impacto de un eventual aumento en los tipos de interés será menor que en otras comunidades.
Asimismo, el incremento en el precio del petróleo respecto a los mínimos alcanzados en 2016 podría restar competitividad a las empresas o reducir el poder adquisitivo de las familias. En particular, los impactos previstos en las distintas comunidades como consecuencia de este riesgo están relacionados, principalmente, con la dependencia energética del transporte y de la actividad productiva. Dado esto, se estima que ante una variación del 10% en el precio del crudo, el impacto para la economía de Castilla-La Mancha puede situarse en 0,4 puntos porcentuales en el año, una décima por encima de la media nacional.
Retos de la economía castellanomanchega
Por otro lado, aunque la incertidumbre sobre la política económica en España se ha moderado, según las estimaciones de BBVA Research podría seguir restando algunas décimas al crecimiento. En este aspecto, será clave la capacidad de generar consensos alrededor de las medidas para mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y servicios, con el fin de aumentar la velocidad del crecimiento y la creación de empleo.
En todo caso, la necesidad de continuar reduciendo los desequilibrios que aún conserva la economía castellanomanchega (tasa de paro, temporalidad, demografía, etc.) obliga a la consideración de nuevas reformas que ayuden a mantener los avances en la productividad, mientras se aumenta el del empleo y se consolida el desapalancamiento frente al resto del mundo. Serán de especial interés las medidas para mejorar el mercado laboral, el capital humano y la atracción de talento, y la adopción de nuevas tecnologías que mejoren la productividad media en el trabajo.