BBVA Research mejora sus previsiones de crecimiento para España en 2017 hasta el 2,7%
España mejoraría sus previsiones de crecimiento económico dos décimas de cara a 2017, hasta el 2,7%. Así lo indica BBVA Research en su último informe Situación España presentado este miércoles por Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research, y Rafael Doménech, responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research. El servicio de estudios de BBVA señala que en el primer trimestre de 2017 la recuperación avanza con un crecimiento del 0,8% trimestral, a un ritmo ligeramente superior al registrado en el cuarto trimestre de 2016. Este crecimiento continuará durante los próximos dos años, aunque de forma más moderada respecto al bienio precedente. En estos dos años podrían crearse más de 900.000 puestos de trabajo y reducirse la tasa de paro hasta el entorno del 15,8% en 2018.
El informe Situación España apunta que la economía española cerró el pasado año con un crecimiento anual del PIB del 3,2%, igual que en 2015, superando en casi un punto el promedio histórico desde 1980 (2,3%) y creciendo por segundo año por encima de la economía mundial. El crecimiento se moderará hasta el 2,7% en 2017-2018, cinco décimas menos que el bienio anterior. Con todo, en estos dos años podrán crearse cerca de 920.000 puestos de trabajo y reducirse la tasa de paro hasta el entorno del 15,8% en 2018, dando continuidad a la recuperación económica.
Según las previsiones de BBVA Research, el gasto doméstico pudo haber aportado un 2,8% al PIB en 2016, siendo el causante de la mayor parte del crecimiento económico experimentado el pasado año. De cara al presente bienio 2017-2018, se espera que el consumo privado se ralentice hasta mostrar un aumento del 2,5% este año, cinco décimas menos que el pasado, y 2,4% el próximo. Aun así, las perspectivas siguen siendo positivas. La inversión en maquinaria y equipo mantendrá un crecimiento sólido, aunque menor que el observado desde el inicio de la recuperación, incrementándose a tasas del 4,1% y el 4,3% en 2017 y 2018 respectivamente. Por último, el mercado inmobiliario seguirá recuperándose en los próximos años; en 2017 el crecimiento de la inversión en construcción residencial será del 3,2% mientras que en 2018 repuntará hasta el 5,8%.
Las exportaciones se habrían recuperado después del mal dato observado durante el tercer trimestre del año y habrían aumentado en 2016 algo menos de lo observado en 2015 (4,0% frente a 4,4%). En todo caso, se observa una tendencia positiva, sobre todo en las ventas de bienes al exterior.
La recuperación del mercado de trabajo continúa
Las expectativas de desaceleración de la economía para 2017 y 2018 hacen que la creación prevista de empleo sea de un 2,5% en ambos años, dos décimas menos que en 2016, y que la tasa de paro descienda hasta el 17,5% en promedio en 2017 y el 15,8% en 2018. Por otro lado, el impacto del aumento del salario mínimo interprofesional (SMI) sobre el empleo y el PIB será limitado, como consecuencia del bajo peso que tienen sobre el total del empleo y de los costes salariales las personas que se verían afectadas por el repunte. En todo caso, estos efectos se calculan bajo el supuesto de que el resto de salarios no se verán afectados como consecuencia del incremento en el SMI. En un entorno de elevada tasa de paro, incrementos generalizados y sostenidos de los salarios reales por encima de la productividad podrían ralentizar la recuperación del empleo e intensificar la desigualdad entre aquellos que tienen un puesto de trabajo y los que no. Por ejemplo, a pesar del efecto marginal que BBVA Research estima del aumento en el SMI, esta subida puede reducir la probabilidad de empleo de ciertos colectivos, como los trabajadores con menor formación, los jóvenes o quienes tienen un contrato temporal.
Respecto a la evolución de la inflación, la subida de los precios de la energía es el motivo principal por el que los precios de los bienes de consumo han aumentado en los últimos meses, teniendo como consecuencia un incremento del IPC en enero de 1,4 puntos, hasta el 3,0%. BBVA Research estima que este aumento es temporal y que el año cerrará con una inflación media anual en torno al 2,1%. En 2018 la inflación general será del 1,9%, una décima por debajo del objetivo fijado por el BCE para el conjunto de la zona euro. Por su parte, la inflación subyacente se ha mantenido prácticamente estable a final de año, pero tendrá una tendencia gradual al alza en 2017. El aumento del precio del petróleo en un 7% para el promedio en 2017 (respecto a lo previsto hace tres meses), podría restar alrededor de dos décimas al crecimiento de este año.
Según el servicio de estudios, el stock de crédito al sector privado continuó reduciéndose en el 4T16, a similar ritmo que en el tercer trimestre (-4,5% interanual en noviembre). De igual forma, las nuevas operaciones concedidas prolongaron su tendencia a la baja (-13,9% interanual acumulado en 2016), condicionadas principalmente por las operaciones de financiación a empresas por importe superior a 1 millón de euros (-32,8% interanual en el acumulado anual). Esta menor demanda de crédito bancario por parte de las grandes empresas responde, al menos en parte, al entorno de incertidumbre nacional e internacional y a la tendencia creciente a financiar sus necesidades mediante otras fuentes (ahorro propio y emisiones de deuda). No obstante, las nuevas operaciones de crédito minorista a particulares y empresas (menos de un millón de euros) continuaron creciendo, a una tasa del 3,8% en el conjunto de 2016.
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El BCE mantiene su compromiso de utilizar todos los instrumentos estabilizadores contemplados dentro de su mandato. Por lo tanto, se espera que mantenga su programa de compra de activos durante 2017, en línea con lo anunciado el pasado mes de diciembre, pero que a partir de inicios del siguiente año, los estímulos vayan disminuyendo, lo que llevaría eventualmente a un incremento en los tipos de interés durante el último trimestre de 2018. Aunque es de prever que la normalización de la política monetaria sea un proceso lento y que los tipos se mantengan bajos por un período prolongado de tiempo, el aumento en el coste de financiación puede ser particularmente negativo para la economía española. Por ejemplo, se estima que el programa de compra de activos del BCE habría reducido la prima de riesgo española del bono a diez años aproximadamente entre 50 y 70 puntos básicos.
El déficit público se ajusta a los objetivos de estabilidad
De acuerdo con las estimaciones del servicio de estudios y a la espera de conocer los datos de ejecución de diciembre y los ajustes de contabilidad nacional, 2016 podría haber cerrado con un déficit del 4,4 % del PIB, lo que supondría una reducción de hasta siete décimas con respecto al año anterior. A lo largo del bienio 2017-2018 éste continuará reduciéndose hasta situarse en torno al 3,1% del PIB en 2017 y al 2,2% del PIB en 2018, lo que está en línea con los objetivos de estabilidad requeridos por la Comisión Europea. De confirmarse estas previsiones, España saldría del protocolo de déficit excesivo en 2018, pero seguiría teniendo retos importantes en la consolidación de sus cuentas públicas, que exigirán seguir con la agenda de reformas.
Los riesgos externos e internos persisten
A escala externa existe un alto nivel de incertidumbre, provocada por las posibles medidas proteccionistas que puedan implementarse en EE.UU, la materialización de la salida del Reino Unido de la UE o el resultado de las elecciones de la zona euro este año. A nivel nacional, BBVA Research estima que la incertidumbre sobre la política podría seguir afectando negativamente al crecimiento en 2017.
Según el servicio de estudios, la incertidumbre sobre la política económica se mantiene elevada a lo que contribuyen los eventos de carácter geopolítico. Además, en España, los recientes cambios impositivos, la incertidumbre jurídica que podría producirse como consecuencia de distintas decisiones legales, las dudas sobre la aprobación del presupuesto del Estado para el año 2017 y sobre la senda de reformas económicas pueden afectar negativamente a la confianza, a la inversión y a la creación de empleo. Las reformas implementadas durante los últimos años parecen haber incrementado la capacidad de un crecimiento más sostenible y equilibrado de la economía española. Mantener esa evolución requerirá de un proceso continuado de mejoras que ayuden a elevar la productividad y reducir el desempleo.